Zapatero pide al episcopado que adopte el «mensaje cristiano» -- Neus Tomás

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El Periódico

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que en la polémica con la Conferencia Episcopal no piensa callarse, aunque a renglón seguido añadió, en tono conciliador, que no está enfadado. La contundencia no está reñida con el talante y, sin dejar de sonreir, recurrió a los principios católicos al exigir a los obispos un «mayor respeto» tal y como corresponde al «mensaje cristiano».

Zapatero aprovechó que entre los asistentes a su conferencia en el Foro Europa Press estaba presente el nuncio del Vaticano para confirmar que tiene previsto reunirse con él la próxima semana. Un encuentro que lleva semanas pendiente y que puede interpretarse como un gesto conciliador por parte del Gobierno.

Sin embargo, más allá de las formas, el líder del PSOE mantuvo sus reproches a la jerarquía eclesiástica y sobre todo no le perdonó sus referencias a la lucha antiterrorista. Ni que la incluyesen en la nota ni las posteriores justificaciones de los obispos, que argumentaron que se podía dialogar con los terroristas, pero no tratarlos como «interlocutores políticos».
El líder socialista apeló ayer a la memoria de la jerarquía eclesial para recordarles que en sus notas anteriores a las elecciones del 2000 –un año después de las conversaciones del PP con ETA, en Zurich– y en las del 2004 en ningún momento se refirieron a las negociaciones con la banda terrorista, más allá de expresar su condena a la violencia.

RADICALES Y EXAGERADOS

Al expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, católico practicante, tampoco le gusta el último comunicado de la Conferencia Episcopal. A su juicio, la coyuntura creada en vísperas electorales recuerda demasiado a las elecciones de 1936. Durante la presentación en Madrid de su libro Jordi Pujol. Historia de una convicción. Memorias (1930-1980), sacó a colación los asesinatos de religiosos catalanes en aquellas fatídicas fechas, aunque apuntó que también se fusiló a gente como Federico García Lorca. «La normalidad de un país requiere prudencia por ambas partes», subrayó, agregando que una parte de la Iglesia actual ha mostrado su «radicalidad» mientras que otros ejercen un «laicismo exagerado».

La postura correcta, dijo, es la del abad de Montserrat, que reivindica «pluralidad y diálogo», informa Gemma Robles.
Al igual que Pujol, José Montilla llamó a la «calma» y elogió la actitud «diferente» adoptada por la Iglesia catalana, y especialmente por el abad de Montserrat. Lo hizo en la sesión parlamentaria de control al presidente de la Generalitat, tras una contundente intervención del diputado de ICV-EUiA Jordi Miralles contra la Conferencia Episcopal Española. Montilla, que aseguró «comprender» la postura de Miralles, afirmó que se trata de un tema muy sensible que, como presidente de Catalunya, debía abordar con prudencia.

INVERSI?N EN POBLET Carme Chacón se manifestó en la misma línea. Tras denunciar las «injerencias» políticas de la jerarquía católica española, recordó que la Iglesia catalana se ha distanciado de las mismas. Chacón hizo estas declaraciones en su visita al monasterio de Poblet. Allí, el Ministerio de la Vivienda, del que es titular, ha financiado con 6,6 millones de euros la construcción de una hospedería.