El aborto, desde el primer momento de la concepción constituye, según el Vaticano (Papa e incondicionales) el crimen de una asesinato. No entraré en la discusión sobre el inicio de la vida humana. Digo solamente, si así fuera, la autoridad en la Iglesia Católica tendría que admitir su total
fracaso.
México, p.e. es un país con una población por encima de 100 millones de habitantes de los cuales un 95% se confiesan católicos. El santuario de la Virgen de Guadalupe es uno de los más concurridos del mundo y el orgullo del catolicismo mexicano. Sin embargo, si el porcentaje de abortos en este país
(no será muy diferente en otros) llega al 84% en las mujeres de las que se sometieron al aborto, el «buen pastor» no puede descansar hasta que regrese las ovejas perdidas, sobre sus hombros.
Otro «pecado mortal» para la iglesia oficial cometerían aquell@s católic@s, que no van a la misma los domingos.
Según censos y encuestas, en la mayoría de los países «católicos», solo un 5 a 6% van frecuentan regularmente las misas dominicales. También en esto el «buen pastor» no tendría que ir lejos, para buscar las ovejas perdidas.
En cuanto a la observación de la ley del celibato se ha dicho y escrito suficiente, para no más profundizar. (Ver Pepe Rodríguez, en «Vida sexual del clero» – España…
Ahí llega el autoritarismo, fundamentalismo y legalismo de «dueños de nuestra fe, que se olvida que el mandato principal de Jesús es el amor, el «resumen de toda ley».