Para hacer frente a las indemnizaciones que tendrán que pagar a sus victimas
En bancarrota. Esa es la situación económica de la diócesis católica de Wilmington (Estados Unidos) según ha declarado a la prensa el obispo de la diócesis, Francis Malooly. La bancarrota -de algo más de cien millones de dólares- guarda estrecha relación con los abusos sexuales que protagonizó uno de sus sacerdotes.
Aunque ha reconocido que es ?una decisión dolorosa??, el obispo Malooly ha asegurado que la bancarrota «representa la mejor posibilidad, dados unos recursos limitados, de ofrecer el trato más justo posible a todas las víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes de nuestra diócesis» y compensarlas mediante un proceso único organizado por los tribunales financieros.
La denuncia
Cabe recordar que la declaración de bancarrota se produce antes de que hoy comience en Delaware el primer juicio por abusos sexuales contra un ex sacerdote católico, Francis DeLuca, de quien Michael Vai, de 57 años, asegura que abusó de él cuando era monaguillo en la parroquia de Santa Isabel en Wilmington.
131 demandas
Tan sólo contra DeLuca, apartado del sacerdocio tras ser encarcelado en 2007 en Nueva York por conducta inapropiada hacia su sobrino nieto, se han presentado veinte denuncias distintas. Sin embargo, la diócesis católica de Wilmington tendrá que hacer frente hasta 131 demandas por supuestos abusos sexuales a menores de edad.
Pornografía infantil
Esta noticia se produce días después de que la Iglesia católica tuviera que hacer frente a otro escándalo que dio la vuelta al mundo: Raymond Lahey, obispo de una diócesis en la provincia de Nueva Escocia (Canadá), se entregó a las autoridades policiales después de que emitieran una orden de búsqueda y captura tras descubrir en su posesión imágenes pornográficas infantiles.