La primera calcomanía que vi en el parachoques de un auto, una vez llegué a Estados Unidos, fue «¿Tiene a Jesús?». También fue la segunda y la tercera.
Las calcomanías -que juegan con la frase de una campaña publicitaria para promover el consumo de leche- cubren una camioneta en Detroit.
Al día siguiente me topé con un letrero en un jardín: «¿necesita orar?», seguido de un teléfono para llamar gratis: 1-800-541-ORAR.
Los estadounidenses son profundamente religiosos y -como lo demuestran las calcomanías- no tienen problemas en manifestarlo de manera pública.
De hecho, aunque en Estados Unidos la iglesia y el estado están separados por Constitución, la vasta mayoría de los estadounidenses quieren que sus líderes sean religiosos.
Una encuesta sobre religión y vida pública, realizada por la fundación Pew Forum, encontró que el 72% de los consultados estaba de acuerdo con la frase «el presidente debe tener fuertes creencias religiosas».
La mayoría de quienes respondieron también estuvieron de acuerdo en que tanto el presidente George W. Bush como el candidato demócrata, John Kerry, hacían suficiente mención pública de su fe.
Conflictos
«Quiero estar seguro de que la persona por la que voy a votar tiene alguna clase de creencia religiosa. Que tenga convicciones sobre su fe y no le de temor manifestarlas», dice Raymond Barber, residente en la Florida.
«Desde ese punto de vista, el candidato por el que voy a votar es el hombre correcto. Cada vez que pronuncia un discurso menciona a Dios. Eso me gusta», dice el señor Barber, aunque prefiere no mencionar el nombre del candidato de sus preferencias.
Bush es un cristiano «nacido de nuevo», mientras que Kerry es católico.
Randle Cameron, un conductor de bus en Colorado Springs, dice que aún no ha decidido por quien va a votar, pero aclara que la religión guiará su voto.
«Le preguntaré a mi Padre, a mi Maestro Jesús, ¿que hombre me gustaría tener como presidente? ¿Cuál cree más en Jesucristo?», dice.
Sin embargo, también hay personas que creen con igual fuerza que la religión no tiene nada que hacer dentro de la política estadounidense.
Una de ellas es Nancy Coulter-Parker, una joven madre de Boulder, Colorado, quien, aunque dice que no está en contra de la religión, no quiere que se tomen decisiones políticas con base en la fe.
Coulter-Parker menciona varios puntos en los que, considera, la religión se ha inmiscuido dentro de la esfera política, incluyendo el aborto, la investigación con células madre, la educación y la guerra en Irak.
«Cada uno tiene derecho a sus creencias, pero no creo que la fe tenga un lugar en la manera como se conduce el país o como se toman las decisiones», dice.
Iglesia evangélica
A dos horas de Boulder -uno de los sitios más liberales de EE.UU.- se encuentra Colorado Springs, uno de los más conservadores.
Allí está la congregación Nueva Vida, una iglesia evangélica liderada por el pastor Ted Haggard que se encuentra en expansión porque sus 2.500 asientos ya son pocos para contener sus once mil feligreses
Los domingos se realizan tres servicios religiosos para atender la gran demanda, mientras se construye un nuevo pabellón con 7.500 asientos.
El pastor Ted -como lo llama su grey- se opone al aborto y a la extracción de células madre de fetos y dice que no existe ninguna diferencia entre estas prácticas y «Hitler haciendo pantallas para lámparas con piel humana».
«Los cristianos no van a aceptarlo», asegura.
Haggard, quien es presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, también se opone a los matrimonios gay.
«Nuestra preocupación como iglesia evangélica es preservar la santidad del matrimonio. Vamos a tratar de evitar que el estado se entrometa. Nuestra posición es que el matrimonio es sagrado y necesita ser protegido, así que vamos a defenderla».
Luego agrega alegremente: «aunque lo más probable es que perdamos».
«Si, vamos a perder porque la tendencia global es a favor de la libertad, algo que creo es maravilloso. Pero cuando se tiene una tendencia global hacia la libertad, hay algunas áreas en las que se va a perder socialmente».
Puntos de vista cambiantes
De acuerdo con la encuesta de la fundación Pew Forum, el pastor evangélico tiene la razón. El porcentaje de estadounidenses que se oponen fuertemente al matrimonio gay cayó del 41% en 1996 al 30% en 2003, mientras que las cifras de quienes lo apoyan con fortaleza aumentaron.
La oposición entre los evangélicos blancos, así como entre los afro-americanos, se mantuvo igual.
Al discutir la oposición de los cristianos evangélicos a las tendencias sociales, el pastor Haggard hace eco a las posiciones de las madres jóvenes y liberales de Boulder.
«No es bueno que la iglesia confunda su papel con el del estado. Le daré un ejemplo: voy a predicar en la iglesia contra los jóvenes que tienen relaciones sexuales sin casarse».
«Pero digamos que la chica y el chico deciden tener relaciones sexuales en el automóvil, mientras están abandonando el parqueadero de la iglesia. No creo que el policía de tráfico deba tener el derecho a arrestarlos por eso», agrega.
«Cree que la iglesia debe expresar un imperativo moral, pero hay algunos casos en los que ese imperativo moral no es asunto del Estado».
De nuevo, algunas investigaciones indican que la posición del pastor Haggard coincide con la posición general de los estadounidenses: dos tercios dicen que las iglesias no deben respaldar candidatos políticos.
Sin embargo, una ligera mayoría opina que las iglesias deben expresar sus puntos de visto en temas políticos.
Según el pastor, los cristianos evangélicos blancos -un grupo que puede representar hasta un cuarto del electorado de EE.UU.- tienden a ser republicanos, mientras que los evangélicos negros tienden a ser demócratas.
«Tu fe, tu voto»
No todos los cristianos estadounidenses son evangélicos.
En la Iglesia Nueva Vida de Colorado Springs, mientras miles de feligreses cantan himnos con ritmo de rock suave, unos pocos participan en un debate titulado «Tu fe, tu voto».
Son unas 20 personas reunidas en un salón adyacente a la iglesia, escuchando a dos personas que asistieron a las convenciones demócrata y republicana.
El demócrata es integrante de la congregación, el republicano fue invitado especialmente al debate.
Rodeados por afiches con eslóganes como «la paz es patriótica» y «soy un testigo de la justicia», muchos feligreses expresaron su oposición a la guerra en Irak y su disgusto con el presidente Bush.
«Escogí dentro de mi corazón creer que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Pero creo que está ocurriendo algo muy errado en este país y debo decirlo. Creo que este país está en el camino incorrecto», dice Ann Withlock, una enfermera que apoya los derechos de los homosexuales y se opone a la prohibición del aborto.
«Cristo hubiera estado de acuerdo con la gente que Bush no apoya. La gente a la que Bush condena hubiera sido la congregación de Cristo: los excluidos de la sociedad», asegura.
La enfermera cree que Bush es un cristiano sincero, pero con la mente estrecha.
«Dios es mucho más grande. No es su pequeño dios tejano», espeta.