Este documento ha sido escrito por un grupo de cristianas y cristianos de comunidades de Pamplona, pertenecientes a Redes Cristianas. Hace referencia al documento de la Conferencia Episcopal titulado: «Orientaciones morales sobre la situación actual de España», que podéis consultar pinchando aqui.
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La valoración de este documento nace desde la conciencia de sentirnos miembros de la Iglesia y desde nuestro amor a la misma, porque en ella hemos crecido y madurado en la fe.
Si la moralidad viene definida en el diccionario ?como lo perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia??, el documento elaborado por la Conferencia Episcopal el pasado día 23 de noviembre moralmente es reprobable, pues carece de la bondad mínima y exigible a quienes se proclaman seguidores de Jesús. No sólo se trata de un documento nacido sin ningún tipo de debate dentro del seno de los/as cristianos/as, sino que además confunde la opinión de la Jerarquía Eclesial con la del ? Pueblo de Dios ?, estableciendo una ética , parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones de la persona, que se asemeja más un ideario político ,que hasta hace poco estaba en el poder, que a una reflexión serena y profunda nacida del amor al prójimo, amor que se distingue por la gratuidad del gesto y la proximidad al/a hermano/a.
El laicismo entendido como la Doctrina que defiende la independencia de la persona o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa, preocupa a los Obispos porque según manifiestan intenta prescindir de Dios en el mundo, como si los hombres y mujeres fuésemos los/as verdaderos/as creadores/as del mismo, y la consecuencia de todo ello sería la descristianización y deterioro moral de la vida. La realidad histórica ha acreditado todo lo contrario, pues los Estados donde la independencia del poder político, legislativo y judicial es mayor, conforman sociedades con un mayor nivel de desarrollo y democracia y por el contrario en aquellos países donde la religión ha pretendido mediatizar alguno de ellos, la democracia ha ido dejando paso a caudillismos y fundamentalismos.
Nuestro asentimiento a la revelación de Dios, la fe, nos lleva al respeto a los/as demás, a la convivencia con otras religiones, a la multiculturalidad y multireligiosidad como manifestación de la creación y por lo tanto la defensa que se pueda hacer de un Estado independiente de una confesión religiosa no nos provoca ningún temor. Dicen los Obispos que la democracia no es un sistema completo de vida, ya que antes está el valor ético, natural y religiosamente reconocido de la persona. De esta manera pueden justificar la falta de valores democráticos que presiden la Institución que tutelan, donde por ejemplo la condición de mujer supone la imposibilidad de ejercer el ministerio sacerdotal, o donde la Comunidad no puede elegir a quién le represente, transmitiendo así el mensaje de que el Pueblo de Dios es inmaduro, influenciable e insuficientemente capacitado para determinar quién ha de regir los destinos de su Iglesia. Cuando la Iglesia católica con su intervención ha legitimado moralmente a regímenes totalitarios, como en el de España, se ha aliado con militares deseosos de hacerse con el poder en Latinoamerica, ha participado de la corrupción existente en Africa, pobre ejemplo evangelizador nos ha dando. Si la sociedad que desea tutelar admite la existencia de un tercer mundo sin ningún tipo de rubor, si los Obispos muestran más empeño en la defensa de la clase de religión, en la condena de la homosexualidad, del aborto, del divorcio y de las relaciones sexuales extramatrimoniales, que en la condena y denuncia profética de un sistema económico que condena al hambre, la desesperanza y la desigualdad a la mayoría de la humanidad y , -si después de 2.000 años de existencia, el verdadero Reino de Dios está cada vez más alejado de la realidad -, algo sucede. La Iglesia deberá hacer un examen de conciencia para analizar su posicionamiento. El poder del amor no es para imponer, no es para condenar, no es para establecer convicciones morales ?fuertes??, sino para todo lo contrario, para ayudar, para confortar, para hacer al/a otro/a un/a igual, para compartir su vida, sus creencias, sus anhelos e ilusiones, en definitiva para que la vida sea plena en su contenido y en su forma.
Por otro lado deberán ser atendidas las demandas de aquellos pueblos que han quedado fraccionados por fronteras políticas que son la causa de continuos enfrentamientos. Habrá que modificarlas si no obedecen a una realidad nacida de la libre decisión de quienes lo conforman.
Con documentos como el emitido el pasado día 23 de noviembre de 2006, la Iglesia al contrario de lo que se dice en el mismo no hunde sus raíces en la eternidad, sino que se aleja del mensaje, la esperanza y el reencuentro entre hombres y mujeres que subyace en las palabras de Jesús, arrogándose una posición moral cuyo único propósito es mantener a la Institución y a quienes en ella ejercen liderazgo. La religión, que en términos generales es la forma de vida o creencia basada en una relación esencial de una persona con el universo, o con uno o varios dioses y en sus diversas manifestaciones, da lugar a sistemas tan diferentes como budismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo, sintoísmo y otros, y configuran junto con el ateísmo las diversas caras de una misma moneda y sólo desde una visión global, desde el ? compartir ?, haremos posible que lo realmente importante, lo ? humano?? se funda con lo ?divino??.
Roberto Oiz Ibarrola
Mª Ángeles De Miguel Azcárate
Magdalena Vázquez Torres