El presidente de la Conferencia Episcopal francesa, el cardenal Jean-Pierre Ricard, se mostró el sábado convencido de que el papa Benedicto XVI quiere ‘hacer todo lo que está en su mano’ para superar el cisma protagonizado por Marcel Lefebvre y sus seguidores. El cardenal Ricard abrió en Lourdes (sur) la reunión anual de los obispos franceses, ante quienes reflexionó acerca de ‘la acogida a los religiosos y creyentes tradicionalistas en la Iglesia’.
Aludía así a los comentarios que surgieron del Vaticano hace algunas semanas en el sentido de que el Pontífice prepara un documento sobre la llamada misa tridentina, oficiada en latín y que fue restringida por el Concilio Vaticano II, lo que podría favorecer el regreso a la Iglesia católica de los llamados ‘lefrebvianos’.
Marcel Lefebvre (1905-91) fundó en los años 70 un movimiento de carácter tradicionalista opuesto a las reformas del Concilio Vaticano II y en 1988 fue excomulgado por Juan Pablo II por haber consagrado a cuatro obispos sin su consentimiento.
En agosto de 2005 Benedicto XVI se reunió con monseñor Bernard Fellay, que es el superior general de la Fraternidad de San Pío X, fundada por Lefebvre, aunque el gesto de apertura no ha cuajado todavía en el regreso de los seguidores del movimiento.
En su intervención de hoy ante los obispos franceses el cardenal Ricard ha subrayado que el documento que prepara el Papa ‘aún no ha sido firmado y será objeto de varias consultas’.
El ‘deseo’ de Benedicto XVI de terminar con el cisma de los seguidores de Lefebvre no implica ‘contrariamente a lo que algunos apuntan, que el Papa quiera volver atrás’ respecto a lo establecido por el Concilio Vaticano II:
La asamblea de los obispos franceses se reunirá hasta el 9 de noviembre, con la presencia de 112 religiosos, que también analizarán la perspectiva de las elecciones presidenciales y legislativas que el país celebrará en 2007.
A este respecto, las discusiones se basarán en el documento publicado hace dos semanas en el que la Conferencia plantea que el que el próximo presidente de la República asuma un ‘papel decisivo’ en la solidaridad social y defiende que el Estado sea el garante de la unidad nacional ante ‘una construcción europea que corre el riesgo de reducirse a estructuras burocráticas’.