Tras la dimisión del arzobispo de Varsovia Stanislaw Wielgus por sus contactos con los antiguos servicios secretos comunistas, medios polacos publicaron hoy nuevas acusaciones contra clérigos de alto rango en la jerarquía católica.
El periódico Dziennik publicó que dispone de documentos según los cuales el antiguo servicio secreto comunista había llegado hasta altos círculos de la Iglesia católica polaca e incluso trató de influir en la elección del primado.
Los documentos de los antiguos servicios secretos contienen los pseudónimos de 12 obispos que debían rendir informes a finales de los años 70 sobre la información restringida que se manejaba en la conferencia episcopal.
De momento no se conoce quiénes son los clérigos que hay detrás de esos pseudónimos, indicó el rotativo. En vista de la edad y el estado de salud del cardenal Stefan Wyszynski, el servicio secreto comunista estaba interesado en que tras su muerte se eligiese un obispo “más cómodo” como nuevo primado de la Iglesia católica polaca. Como posible sucesor de Wyszynski a evitar como fuera aparecía el nombre del cardenal de Cracovia, Karol Wojtyla, quien posteriormente fue elegido Papa.
El arzobispo de Lublin, Jozef Zyczynski, se mostró hoy escéptico sobre si realmente hubo un número tan alto de obispos implicados en las actividades de los servicios secretos. Además advirtió de que no se debe sospechar de todo el mundo y de todo. Paralelamente se mostró seguro de que la Iglesia actuará rápidamente para esclarecer casos sospechosos semejantes. Espera “que el problema se trate con más seriedad”, dijo ante periodistas.
En relación con la discusión sobre el pasado de Wielgus relacionado con los servicios secretos comunistas, en Polonia se especula con un cese del nuncio apostólico Jozef Kowalczyk. En varios medios se le acusa de haber informado demasiado tarde al Vaticano sobre las acusaciones contra Wielgus y de haberse callado la dimensión de las pruebas.
Jaroslaw Gowin, ex redactor jefe de la revista católica Znak, recordó que el nuncio ya vaciló en el pasado respecto a transmitir informaciones embarazosas para la Iglesia. Así, Juan Pablo II no fue informado hace unos años por el nuncio, sino por un conocido, de las acusaciones de abusos contra el entonces arzobispo de Poznan.