Por entrar en política sin la anuencia de Roma
Monseñor Lugo «está en una situación de rebeldía de hecho, porque él tomo una decisión sin haber recibido ninguna respuesta de Roma a su pedido», señaló el presidente del episcopado paraguayo, monseñor Gogorza a este diario al indicar, no obstante, que la actitud en cuestión «lo calificará directamente la Santa Sede, como dice la nota de amonestación que se ha hecho llegar, donde se advierte (a Lugo) que no continúe en esa línea de meta de política partidaria y que reflexione».
«En caso que continuara, la segunda medida canónica sería la suspensión; (ahora) sigue siendo obispo, no se le puede sacar, porque es un orden sagrado que tiene y será siempre obispo, pero no se le permite ejercer el ministerio sacerdotal ni episcopal», explicó.
El titular de la cúpula eclesial paraguaya remarcó que tanto el nuncio apostólico, Orlando Antonini, como los obispos locales están preocupados con estos hechos. «Es una preocupación, porque evidentemente el hecho que él personalmente haya anunciado que renuncia a su episcopado, que significa que ha tomado por su cuenta esa medida, verdad, sin esperar respuesta de Roma. Y a nosotros nos duele, primero el hecho que deje el Episcopado; el ministerio episcopal es para nosotros como obispos y sacerdotes lo más grandioso que tenemos, porque es sagrado y lo amamos, y creo que a partir de nuestro ministerio sacerdotal también realizamos algo social», expresó Gogorza.
«SITUACIÓN HÍBRIDA»
Por su parte, el obispo de la Diócesis de Alto Paraná y Canindeyú, Rogelio Livieres Plano, coincidió en que desde el punto de vista que concierne a la actitud de Lugo «él renunció y eso lo coloca en situación de rebeldía, pero desde el punto de vista de la Iglesia, que no le admitió la renuncia porque es inviable, está más bien en una situación híbrida».
El prelado acotó que «desde el punto de vista de la Iglesia», el dimitente incluso podría administrar sacramentos «porque todavía no está suspendido y así sí puede administrar sacramentos». «Pero desde su punto de vista no puede, porque ya renunció», puntualizó Livieres Plano.
Sobre el impacto en la Iglesia del caso Lugo, Livieres dijo que es «fuerte», pues «no es en absoluto frecuente, no existe prácticamente casos en que un obispo renuncie a su condición de obispo. El único caso ahora es el de Milingo. Tenemos la tristeza de tener el segundo caso. Cuando llegamos al obispado ya somos personas mayores y sabemos a qué nos atenemos. Nos comprometemos a mil cosas, entre otras a ser obispos hasta la muerte», puntualizó.
El primer «no» fue en julio
Monseñor Fernando Lugo, hoy renunciante a su condición de obispo y religioso, escuchó la primera respuesta negativa de la Iglesia a su intención de retirarse el 31 de julio pasado, en Tupãrenda, reveló el obispo del Alto Paraná, monseñor Rogelio Livieres Plano. Fue por parte del nuncio apostólico, Orlando Antonini, quien aquel día se reunió en dicho lugar con todos los miembros de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), comentó la fuente. Livieres Plano cree que se realizaron otras dos reuniones previas sobre el tema entre Lugo, el nuncio, monseñor Ignacio Gogorza, y uno o dos prelados más.