Una semana después del anuncio de la tregua, Benedicto XVI realizó una escueta declaración en la que abogaba por intensificar los esfuerzos para consolidar los horizontes de paz que parecen abrirse en el País Vasco, unas palabras que fueron tomadas por la Iglesia vasca como la ‘bendición’ que estaban esperando tras su trabajo de animación como ‘zapadores de la paz’ en los movimientos previos al anuncio de ETA.
Una labor de la que la Santa Sede está informada en todo momento, de una manera «confidencial y exhaustiva», a través de la Secretaría de Estado, según ha reconocido el propio Juan María Uriarte en su reciente periplo por distintos foros catalanes.
El obispo de San Sebastián no necesita viajar a Roma para informar de primera mano sobre la situación vasca. El Vaticano dispone de muchos canales y toca muchas teclas para estar al día de lo que se cuece en Euskadi.
En septiembre no pasó inadvertida la presencia del cardenal Roger Etchegaray en Loyola, en la clausura de los actos del 450 aniversario de la muerte de San Ignacio. El purpurado de Espelette, que mantuvo una cercana relación con Juan Pablo II -predicó algunos de sus ejercicios espirituales- acababa de entrevistarse dos semanas antes con Benedicto XVI para hablar sobre la situación de Líbano.
El cardenal vascofrancés, presidente emérito del Consejo Pontificio Justicia y Paz y mediador eclesial en nombre del Papa al servicio de los derechos humanos en zonas en conflicto, señaló que el camino de la pacificación en Euskadi «está abierto» para quien quiera tomarlo y advirtió que «sólo el perdón puede guiar hasta la paz definitiva».
En el auditorio, además de todos los prelados de Euskadi, se encontraba Pierre Moleres, obispo de Bayona. Moleres, activo patrocinador del proceso de paz y muy encardinado en la cultura vasca, también visita Roma para asistir a las reuniones del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Inmigrantes, del que forma parte desde hace seis años.
En Justicia y Paz ha desarrollado una labor muy fértil el cardenal de Dublín, Diarmuid Martin, que ha visitado en varias ocasiones el País Vasco.
En la beatificación en Bilbao de la madre mercedaria Margarita María López de Maturana, el representante del Vaticano, el cardenal portugués José Saraiva, animó en dos ocasiones durante su intervención a ser agentes de la paz y de la reconciliación. Lo dijo ante el nuncio del Papa en España, monseñor Monteiro de Castro.
Recelos en Madrid
En la Conferencia Episcopal, sin embargo, se siguen con recelo los pasos de la Iglesia vasca, que sí encuentra eco solidario en Cataluña. Desde Euskadi se considera que el portavoz del Episcopado, Martínez Camino, se «excede» en sus atribuciones, por lo que cada vez que habla sobre la cuestión vasca levanta sarpullidos. Pero ahora los pronunciamientos se matizan más y ya no son tan tronantes, ni siquiera los del cardenal Cañizares. El primado de Toledo ha protagonizado una imagen más dialogante, tras el ‘rapapolvos’ de Benedicto XVI durante su reciente viaje aValencia.