Desde que la localidad de Albuñol está sin cura, por obra y gracia del castigo que el arzobispo Francisco Javier mantiene a sus vecinos ante la oleada de protestas que protagonizaron para intentar que no trasladasen a su párroco, no hay un día en el que los vecinos no se hagan la misma pregunta: «¿Qué pasará el día que se muera alguien y no haya cura para enterrarlo?». Pues la respuesta la tendrán hoy mismo.
La defunción, en la tarde de ayer, de una vecina cristiana de más de 80 años, obligará al Arzobispado a tomar una decisión de urgencia sobre la suspensión de culto que mantiene en la localidad: o envía a un párroco a oficiar la misa o traslada el entierro hasta el anejo de La Rábita, a unos cinco kilómetros.
Hasta ahora, esta segunda opción ha sido la solución para que pudiesen celebrarse las bodas previstas, pero un traslado, en el caso de un entierro, parece mucho más delicado. La mujer -primera vecina que fallece desde que se decretó la suspensión de culto- murió en la tarde de ayer, por lo que debería ser enterrada, tras oficiarse la correspondiente misa de difuntos, en la tarde de hoy lunes. El pulso que el Arzobispo mantiene con los vecinos albuñolenses que protestan, desde hace ya dos meses, por el traslado de su párroco, llegará hoy así a un punto de inflexión, obligado por las circunstancias.
A mediados del pasado mes de agosto, el Arzobispado decretaba la suspensión de culto para el municipio como respuesta al encierro que mantuvieron los vecinos en la iglesia. En un comunicado, la Diócesis de Granada dirigía duras palabras a los vecinos y les dejaba sin cura. El propio Defensor del Pueblo consideró «desmedida» esta medida, que ha despertado críticas en el seno de la misma iglesia. Por su parte, los vecinos que mantienen las protestas por el traslado del párroco y exigen explicaciones se reunieron en la tarde de ayer para estudiar nuevas acciones de presión, mientras mantienen convocada, para el próximo 9 de septiembre, una concentración en la plaza de la Catedral de Granada.
Tras la mediación del Defensor del Pueblo, el Arzobispado de Granada aceptó dialogar con los vecinos pero eso sí, a través de una reunión con el vicario, lo que rechazaron los vecinos que exigen que sea el propio arzobispo el que los atienda porque, a su juicio, «el vicario no puede hacer nada».
No obstante, según explicó la portavoz de los vecinos, Custodia Manzano, ellos todavía no han recibido ni la contestación oficial de la Oficina del Defensor, ni la oferta de diálogo formal del Arzobispado. Manzano añadió que los vecinos han cursado ya una solicitud al Nuncio del Papa para que tenga conocimiento de su problema e incluso le piden una audiencia, ya que están dispuestos a llevar su lucha hasta Roma.