El filósofo y escritor José Antonio Marina dijo hoy que la asignatura de Educación para la Ciudadanía es conveniente, negó que sea un ataque a la familia o a la religión católica y expresó su deseo de que su jerarquía se dé cuenta de que apoyarla no puede tener ‘más que beneficios también para la religión’.
En declaraciones a los medios antes de pronunciar una conferencia en Zaragoza, opinó que las críticas a esta asignatura ‘no tienen ni pies ni cabeza’ y que es necesaria con éste u otro nombre, porque la educación no es sólo aprender materias, sino formar ‘a buena gente’, para que los alumnos ‘estén en buenas condiciones’ de enfrentarse a los problemas de la vida y, para ello, es preciso desarrollar recursos intelectuales, afectivos y éticos.
Tras indicar que es necesario colaborar con la asignatura porque ‘no va en contra de nadie’ y ‘es compatible con todo’, negó que la sexualidad forme parte del programa y aseguró que a los padres los están ‘engañando’ y ‘les pueden meter en unos problemas tremendos’, en relación con la objeción de conciencia.
Primero porque un juez tendría que decidir si hay motivo para ello, algo que a su entender no ocurrirá, y después porque una sentencia puede tardar dos años, que perdería el alumno y tendría que recuperar, además del problema que se plantea para los centros con esos estudiantes en las horas destinadas a esa asignatura, además de que los concertados, si alteran la ley, se pueden encontrar con la retirada del concierto.
‘Pero qué piensan, que van a salir todos homosexuales’, se preguntó, al tiempo que aseveró que quien piensa que se trata ese tema no se ha leído el programa y animó a todos a hacerlo para encontrar ‘una palabra’ con la que no estén de acuerdo, porque esta asignatura, remarcó, se llama educación para la ciudadanía y los derechos humanos, que es su ‘marco estrictísimo’.
‘Ir en contra de esta asignatura es ir en contra de la enseñanza de los derechos humanos, y eso es muy fuerte’, añadió Marina, quien esperó que el debate ‘se aplaque’ y que no resulten perjudicados los alumnos y los padres.
Además, estimó que esta asignatura puede resolver muchos problemas sociales, que cada vez que surgen -la droga, el botellón, los accidentes de tráfico, la violencia en las aulas o los embarazos de adolescentes- ‘todo el mundo se vuelve a la escuela’ para que haga algo, y eso es precisamente lo que se pretende.
No obstante, Marina, que además es catedrático de Secundaria, comentó que él la habría puesto en marcha de otra manera, en lugar de en cuatro cursos en todos y 70 horas en vez de 35 horas, además de que debería impartirla un departamento especial estructurado de forma que colaboraran forzosamente con las tutorías, con los departamentos de orientación y con el resto de materias.
Además, dijo que sería ‘absolutamente ridículo’ cambiar una vez más las leyes educativas si hubiera un cambio en el Gobierno y que la mejor manera de demostrar que algo es bueno es ‘andando’, y apuntó que está escribiendo un libro de texto para alumnos y otro paralelo para los padres, porque es necesario que colaboren con la escuela si se quieren obtener buenos resultados.