El Arzobispo de Granada levanta la suspensión de culto y recibirá esta mañana a una comisión de los vecinos para tratar de zanjar el polémico enfrentamiento
La Diócesis de Granada está dispuesta a firmar la paz con los vecinos de Albuñol y poner fin a dos meses de atípico y polémico enfrentamiento que comenzó, hace ya dos meses, a raíz de las protestas que los albuñolenses organizaron para tratar de impedir el traslado de su párroco Gabriel Castillo. La Diócesis entendió las medidas de presión de los vecinos, entre ellas un encierro, como una falta de respeto al templo y decretó como castigo la suspensión de culto, privando a los albuñolenses de los sacramentos cristianos y avivando una ardua polémica en la que ha tenido que mediar hasta el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo.
Pero el arzobispo de Granada está dispuesto a terminar de una vez por todas con el caso Albuñol y volverá a enviar un párroco a Albuñol para que la localidad pueda al fin retomar la normalidad. Eso sí, a cambio los vecinos tendrán que resignarse sin su adorado Gabriel Castillo. Este próximo domingo las misas se retomarán con normalidad en el pueblo, según anunció ayer a IDEAL el vicario general de la Diócesis granadina, Manuel Reyes, aunque no reveló quién será el próximo párroco de Albuñol.
Además, el vicario informó de que el propio arzobispo había accedido a reunirse con los vecinos y los recibirá esta misma mañana en la capital granadina. Tras la reunión con Francisco Javier Martínez, los vecinos tendrán que valorar si mantienen la lucha para exigir que vuelva su párroco o aceptan finalmente la oferta de paz del arzobispo y suspenden la protesta prevista para el próximo domingo en la plaza de la catedral de Granada, y que ya contaba hasta con la autorización de la Subdelegación del Gobierno, según informó la portavoz de la plataforma vecinal contraria al traslado del cura, Custodia Manzano. El vicario fue enviado ayer por la Diócesis, como una medida excepcional, a oficiar la misa de funeral de una vecina fallecida el pasado domingo, obligado por las circunstancias ya que la localidad se encontraba sin párroco al mantenerse la «suspensión temporal de culto» decretada por el Arzobispado a mediados de agosto.
Desde entonces, en esta localidad granadina de 5.500 habitantes no ha sido posible confesarse, casarse -dos parejas tuvieron que hacerlo en el pueblo cercano de La Rábita- o bautizarse. Sin embargo, según confirmó Reyes, a partir de este domingo los albuñolenses ya no tendrán que trasladarse a la localidad vecina para recibir los sacramentos.