Es difícil sostener que Dios no sepa lo que se dice en la emisora de la Conferencia Episcopal española, porque incluso se lo han debido decir el mismo Abad de Montserrat y algunos obispos vascos, catalanes y andaluces. Si la COPE sigue envenenando España no se puede sostener que no se estén dando cuenta y consientan y bendigan esa forma de operar los responsables de la Iglesia Católica española.
Estamos en un momento especialmente importante para que las cosas pudieran cambiar, la radio de la Iglesia se recondujera a posiciones conciliadas con los Santos Evangelios y hasta podría adherirse a esa pretensión el líder de la derecha española, Mariano Rajoy, que está a punto de convertirse en objetivo de esa emisora.
Si la Iglesia apuesta por Esperanza Aguirre, inmiscuyéndose en una pelea interna de partido, debiera explicar a sus seguidores el por qué de esa aventura política. Ya no es que la radio de los obispos esté contra el Gobierno socialista, que lo está, sino que además toma partido en las disputas internas del PP para garantizar la línea más dura. La Iglesia quiere tomar el mando de la derecha española a través de la radio de la que es propietaria.
¿Por qué actúa así la Iglesia española? La pregunta no tiene una respuesta fácil pero sí se pueden adelantar algunas consideraciones para entender esa locura. En primer lugar porque le sale gratis. Su dependencia de los presupuestos generales del Estado, directamente y a través del desvio fiscal voluntario de la declaración de la renta, está lejos de la racionalidad de una autofinanciación. Amenazan, se movilizan, pretenden condicionar la leyes civiles y los sistemas educativos, y el sistema les sigue financiando. Realizan cruzadas desde su radio y no pagan precio por ello. ¿Por qué cambiar?
Ahora Mariano Rajoy se tiene que tomar dosis de la medicina que él también ha bendecido cuando se aplicaba contra el PSOE desde la radio episcopal. El capítulo de afectados por la locura de la COPE sigue creciendo y en la lista ya están la propia Corona –acuérdense del episodio en el que Esperanza Aguirre intercedía ante el Rey a favor del locutor estrella de los obispos- el PSOE e incluso el líder de la oposición. ¿Hasta cuándo y hasta dónde?