La guerra contra los gobiernos progresistas la han mantenido los obispos a través de su radio
La jerarquía católica española, con salvedades, parece haber declarado la guerra al Gobierno. Pero no es verdad. Se trata, en realidad, de un espejismo fruto de la coyuntura electoral. La reciente concentración episcopal, el 30 de diciembre de 2007, en la madrileña plaza de Colón –con Benedicto XVI proyectando su imagen y hablando desde Roma-, no fue más que otra batalla más (muy relevante, sin duda) de entre las muchas que ha venido librando la cúpula de la Iglesia a lo largo de estos largos años de guerra abierta contra el poder político progresista; primero contra González; ahora contra Zapatero…
La última batalla –también espectacular- de estos días ha girado en torno a la nota pastoral sobre los próximos comicios. No es preciso ser un lince para concluir que estamos ante un bombardeo lanzado a la línea de flotación de Zapatero. O bien ante un intento de enorme envergadura, impulsado por los máximos responsables religiosos en nuestro país con el fin de atraer hacia Rajoy los votos de los católicos. Probablemente sea un esfuerzo baldío o incluso la ofensiva clerical acabe convirtiéndose en un boomerang. Pero habrá que decir, en todo caso, que esa nota hace añicos la tesis –aparentemente blindada por el Concilio Vaticano II-, según la cual quedaba reconocida la total libertad de los católicos para votar a cualquier partido democrático.
Boquiabiertos
Y es que contemplamos boquiabiertos una vez más -entre el estupor y la rabia que se deriva de la frustración y el engaño- la infinita impunidad de la que hacen gala los dirigentes de la Iglesia a la hora de vulnerar sus propias normas. Precisemos de inmediato que no una batalla, sino la guerra aludida –la guerra diaria, de trinchera, palmo a palmo, avanzando a bayoneta calada, sin que importen para nada las víctimas- fue declarada hace ya muchos años. Para ello el estado mayor episcopal ha contado y sigue contando con la COPE como arma de destrucción masiva.
Cuento para bobos
No hay duda. Las bases o principios de la COPE, aprobados por la Conferencia Episcopal en abril de 1991 señalan que “la Cadena se considera a sí misma como confesionalmente católica y se sitúa, de partida, en el marco de los fines generales de la Iglesia”. A partir de tan inequívoca afirmación, el resto de la teórica no pasa de ser una fábula o cuento para bobos. Veamos, si no. 1.- “En la expresión de opiniones propias y ajenas, la COPE observará como regla de estilo el respeto a las personas y el diálogo civilizado, rehuyendo el apasionamiento unilateral y la crítica sistemática”. (Regla pisoteada cotidianamente).
No a “opciones partidistas” 2.- “En el tratamiento de los temas ideológicos y políticos ejercerá la libertad constitucional de información y de expresión, con sentido de la responsabilidad y criterios de independencia, sin involucrar a la Cadena ni a ninguno de sus espacios en opciones partidistas. (Regla hecha trizas deliberadamente) 3.- “Respeto al pluralismo” (Regla transformada en detritus. No existe pluralismo alguno en sus tertulias y debates).
Con especial fruición
4.- “Laborará incansablemente por la paz, por la justicia y por la libertad; propiciará siempre el talante conciliador, la convivencia y el diálogo (…) sin sembrar odios”. (Regla burlada con especial fruición. Como nadie ignora, la COPE a través de sus más distinguidos locutores siembra todos los odios posibles, mientras aborrece el “diálogo” y, por supuesto, la “paz”).
Grave error de González y ZP
El grave error cometido tanto por González como por Zapatero es haber cultivado con los rectores de la Iglesia una relación fluida, amistosa y económicamente muy generosa sin haber exigido, previamente y como condición sine qua non para mantener los puentes el fin de la violencia radiofónica. Es decir, el fin de la guerra. No habría sido necesario que los monseñores entregaran la COPE ni que la cerraran. Sólo habría sido preciso que los prelados cumplieran con sus preceptos. Sin embargo, eso es -por desgracia y no únicamente a los efectos de la COPE- como pedir peras al olmo.