LA CASTIDAD CRISTIANA DESPU?S DE GRASSI Y VON WERNICH. Leonardo Belderrain (Argentina)

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Pderastia del clero.jpgSanarnos desde la cárcel
De cara a lo abominable, dos casos en Argentina resultan paradigmáticos .
Sabemos que en países con gran desarrollo económico, solo el 30 % de los que han cometido abuso de menores, recibe un tratamiento en los lugares de reclusión.
En las cárceles argentinas no hay tratamiento para los abusadores, y el clero, en su servicio pastoral, tampoco privilegia a estos marginados, ni los que dicen hacer una opción preferencial por los pobres . Una psicologa ayer me señalo que en su unidad un violador pidio contención psicológica en el año dosmil yTodavía no se ha dado respuesta. Se aduce que su angustia era ficticia. Es sorpredente me señalaba la psicóloga como sus colegas se refieren a estos internos con lenguaje despectivo.

También se sabe que los genocidas y los violadores que presentan perfiles criminológicos diversos tienen como elemento común en sus infancias estrés traumático básico no tratado que se suele agravar a posteriori cuando se les suma maltrato o no trato. Preguntamos a un jefe de unidad, qué se hacía con estos internos, y me respondió que en algunas cárceles, se los manda con los homosexuales, porque así generan menos alborotos, o con los refugiados evangélicos, ya que ellos saben como disciplinarlos. Interprete que me estaba diciendo que nosotros los penitenciarios prolongamos la violencia del sistema con las minorías sexuales. Pensé de ahora en mas que pasaría con estos clerigos con tanta resonancia social.

¿Darán el ejemplo las iglesias, en estos casos tan mediáticos, de un trato mas terapéutico y caritativo a los que cometieron delitos y pecados abominables? Obviamente, si se demuestra la convivencia con dichos delitos de estos dirigentes religiosos.

Después de la discusión sobre los proyectos en salud reproductiva, a muchos bioeticistas nos venía la pregunta: y ¿quién educará en contextos de familias y escuelas poliproblematizadas, en una sexualidad y afectividad madura, a nuestros adolescentes? Pensé que así como en ecología la gran contribución viene por las grandes religiones universales, si en educación sexual, que implica salud espiritual, no habría que pensar en lo que pudiera aportar nuestra matriz judeocristiana, el budismo Zen, el Taoísmo, el Hinduismo…

Incluso resulta estimulante, en el cine argentino, la figura de Zorin, quien intenta aportar a la madurez afectiva desde lo afroguaraní de nuestra cultura litoraleña( film San Diego). Pareciera, como dijera Jung, que sólo al contacto con los grandes arquetipos universales, el hombre puede orientar su inconciente, sus sueños y sus pulsiones más serias, de tal manera que pudiera vivir en paz trabajando y amando. En la tradición cristiana, se entiende por castidad, aquella virtud que morigera el apetito sexual desordenado, para no manipular y ser manipulado. Curiosamente, en la semántica española, ?coger?? significa tomar un instrumento al que no se le puede dar trato personal. Y aquí coincide la etimología de la palabra con la forma vulgar y lunfarda, que se usa peyorativamente cuando hay una relación genital con relativo compromiso emocional.

Creo que educan sin instrumentalizarnos, en un amor de calidad, los buenos célibes y las buenas parejas que no instrumentalicen, ni manipulen desde lo afectivo.

El National Catholic Reporter, ofrece los contenidos de varios informes realizados por las religiosas María O’Donohue y Maura McDonald, quienes denuncian la violación de cientos de monjas en 23 países, así como embarazos, abortos y un sin fin de tropelías sexuales, ha puesto de nuevo sobre la mesa la espinosa cuestión de la vida sexual del clero católico.

El Vaticano ha declarado conocer la existencia de estos delitos sexuales… se espera una vez más, que se busque poner fin a esa situación, y se castigue a los culpables, Se esta informados de los delitos hace más de 6 años.

Desde ámbitos, a mi gusto viciados por un clericalismo corporacionista, se intenta quitar importancia a estos hechos, argumentando que «sólo» suceden en países africanos, por una cuestión estrictamente cultural, pero, lamentablemente, los abusos sexuales del clero católico son muy importantes en todo el mundo, incluidos los países más desarrollados, entre los que está España.

Pepe Rodríguez, en 1995 realizó el primer y único estudio riguroso sobre el comportamiento sexual de su clero. Trabajando con una base de datos amplia (ver la metodología de la investigación en la sección temática «Sexualidad del clero» site web: http://www.pepe-rodriguez.com), se estudió la problemática afectiva de casi 400 sacerdotes actualmente en actividad, y se documentó la siguiente realidad estadística:

Entre los sacerdotes actualmente en actividad, un 95% de ellos se masturba, un 60% mantiene relaciones sexuales, un 26% se erotiza con menores, un 20% realiza prácticas de carácter homosexual, un 12% es exclusivamente homosexual, y un 7% comete abusos sexuales graves con menores. Las preferencias sexuales del clero analizado son las siguientes: el 53% mantiene relaciones sexuales con mujeres adultas, el 21% lo hace con varones adultos, el 14% con menores varones y el 12% con menores mujeres. Se observa, por tanto, que un 74% de ellos se relaciona sexualmente con adultos, mientras que el 26% restante lo hace con menores; y que domina la práctica heterosexual en el 65% de los casos, frente al 35% que tienen orientación homosexual. Entre los sujetos con actividad heterosexual u homosexual habitual, el 36% comenzó a mantener relaciones sexuales antes de los 40 años, mientras que el 64% restante lo hizo durante el período comprendido entre sus 40 y 55 años.

Los gráficos y otros datos estadísticos pueden encontrarse en http://www.pepe-rodriguez.com y, claro, en el trabajo original publicado en el libro » La vida sexual del clero». Los datos estadísticos mencionados pueden ser extrapolables a la situación que se está viviendo entre el clero católico de otros países, con estructura social similar a la española.

Otras investigaciones, como la realizada un año antes, 1995, en la Universidad de Salamanca y publicada por el Ministerio de Asuntos Sociales, afloró un dato no menos trágico: del total de españoles que han sufrido abusos sexuales siendo menores, un 10 por ciento fue abusado por un sacerdote católico.

Recientes estudios sociológicos norteamericanos han develado que sólo el 2% de los sacerdotes cumple el celibato. En décadas anteriores a la hecatombe económica por los juicios por abuso, la Iglesia podía aplicarle a un clérigo, que, por ejemplo, haya corrompido sexualmente a un menor (can. 1395.2), alguna amonestación, obra de religión o penitencia (cann. 1312, 1339), realizadas siempre en privado, (can. 1340) para que permanezca en secreto la comisión del delito.

En todo caso, nunca puede emprenderse un «procedimiento penal» sin antes haber intentado «disuadir» al delincuente, para que cambie de comportamiento (cann. 1341, 1347), es decir, para cierta teología se debe perdonar y «olvidar» de oficio el primer delito –en este caso la primera relación sexual con un menor– y, en la práctica, aquellas teologías también perdonaban y encubrían todos los siguientes. De allí que podía haber escándalo en relación a las víctimas y a la Administración de Justicia, siendo mas evidente sobre todo en países corporacionistas de frágiles e incipientes democracias.

Hoy ya no se propicia que en Estado de Derecho se admita una patente de corso (permiso para estar fuera de la ley), y se ve bien que el Derecho Canónico siga intentando, en su autónoma regulación, no encubrir delitos, y que la justicia ordinaria cumpla con su obligación. Y ésto comienza a ser válido en todas las grandes instituciones: policía, ejercito, que ya no tienden a pedir masivamente excepciones a los controles normales ciudadanos. Todos estos movimientos, a mi gusto saludables, están generando el juicio de estos dos hermanos sacerdotes .

Incluso en muchas iglesias locales, como en la mía, el primer caso sirvió para debatir si, en la actualidad, era prudente para el buen ejercicio del celibato y la caridad pastoral, la la actual regulación canónica. En todas las encuestas entre sacerdotes, no menos de un 75 a 80 por ciento está a favor del celibato opcional.

Muchos teólogos esperan el celibato opcional, no sólo porque les parece justo y necesario, sino porque se piensa se mejoraría la vida afectiva de los sacerdotes, y se valorizaría más su entrega, si no existiera coacción jurídica. Incluso se sabe que este ultimo papa ha señalado privadamente que el no cambiara dicha regulación pero que entiende que los futuros papas es muy probable que lo hagan. Ya no se ve a la pareja de los sacerdotes, como tentación distractora, ni como un aburguesamiento del espíritu, sino como una forma de estar menos desintegrados y más completos.

Incluso, algunos bioeticistas, pensamos que también así se disminuye la comorbilidad de algunas perversiones.

Desde lo pastoral en algunos países del altiplano las parejas sacerdotales son de hecho, no hay escándalos y muchos viven con mayor distensión el ya no ser ?varones prohibidos??. También se sabe que para algunas etnias, la figura del adulto soltero es incomprensible; por ello, si un sacerdote quiere tener predicamento en esas comunidades y ser aceptado, debe tener vida marital. Algunas iglesias cristianas en la descristianización reinante, tienen problemas graves para enrolar en su barco a nuevos pastores.

Es así que, en muchos países, se admite a varones que no han podido entrar en el mercado laboral, y que ven en el sacerdocio o en el pastoreo un modus vivendi, tal como ya sucedió en la Edad Media, que convivió con las luces y sombras de un clero con sabios y santos, y con no pocos delincuentes sexuales. Estos, promovidos líderes religiosos, al margen de su cultura étnica, tienen escaso respeto hacia la mujer, y al verse investidos del poder y prestigio que concede su cargo eclesial, no encuentran el menor impedimento, por parte de mujeres culturalmente sumisas, para retroalimentar sus compartidas patologías, sometiendo sexualmente a personas frágiles, que a veces inconscientemente, desean aquel mal trato.

Creo que se está superando cierta presunta teología de la manipulación, a la que le preocupó más el escándalo, que el hecho de que un sacerdote abuse de menores; por eso podía enviárselos lejos, a países tercermundistas, donde desgraciadamente, la gente acude muy pocas veces a los juzgados. Creo que se está superando aquella mentalidad antieclesial que, siempre y sin ninguna excepción, conocía los casos, y los encubría. Por eso, para los bioeticistas, considero que lo que está sucediendo en Argentina, es emblemático, tanto con el caso von Wernich como con el padre Grassi.

El peligro en ambos casos, es culpar a dos de los pecados abominables como el genocidio de Estado y el abuso de menores, sin ver también cómo estos delitos son patologías del ?desamor?? y que nuestras sociedades las hicieron comorbibles cuando intentaron convivir con la violencia salvaje oscilando dialécticamente o con la impunidad de otrora o el descuartizamiento televisivo del presente. El sacerdocio es un oficio sagrado de la Iglesia en bien de la Iglesia, y es ella la que determina, en los diversos períodos históricos de su vida, de qué manera conviene mejor ejercer este oficio y que perfil quiere para sus ministros.

Durante algunos siglos pensó sanamente, que los que no tenían un corazón dividido para entregarse a las cosas de Dios, sobre todo en Occidente, eran los célibes; en adelante no sería extraño que se apoye en culturas de desintegración, en los célibes y casados que, en serio, testimonien integridad afectiva. Es probable que en la Iglesia de ?Asís, primero??, o del Vaticano Tercero, los nuevos sacerdotes sean los ?presbíteros??(ancianos sabios) casados o solteros, seleccionados por la propia comunidad, como en los inicios, que no manipulen, castos, con reconocida calidad afectiva, que no van de flor en flor y que se entregan sin histeria y permisividad, a la ternura evangélica y que por eso han hecho la experiencia espiritual que en nuestro camino lo más sagrado es el prójimo.

(Texto enviado por el autor a R. C.)

(*) Padre Dr Leonardo Belderrain, Bioeticista, Capilla Santa Elena, Parque Pereyra Iraola

Leonardobelderrain@ciudad.com.ar

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