El 17-09-07 murió Jesús Burgaleta, profesor de Teología en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid.
Moceop ha sintonizado perfectamente con el modo de pensar, sentir y decir de este hombre, que respiraba siempre Evangelio. En varias ocasiones, en nuestros encuentros, nos ha iluminado desde la teología
.Sirvan como muestras de esto los artículos publicados: + Recientemente hemos publicado en nuestra página web algunos textos suyos, como el que hablaba de la Eucaristía en «Tomad, comed y vivid en el amor» (http://www.moceop.net/spip.php?article114)
+ En marzo del 1980, en el nº 4 de Tiempo de Hablar sobre «Los Ministerios» (http://www.moceop.net/tiempo_hablar/revistas/N_4/ministerios_burgaleta_4.htm)
+ Y en el 1982 en el nº 15 nos dice:
«Todo lo que se afirma de «los ministros» es necesario predicarlo antes básicamente de la comunidad ministerial. Los ministros son miembros de la comunidad que posee los dones del Espíritu y tiene la corresponsabilidad de su propia edificación, siguiendo ese mismo Espíritu. Los ministros son los que destacan en los dones y en el servicio, también como don gratuito de Dios a la comunidad.
El ministerio de los ministros consiste en servir: es existencial. El mismo desarrollo en la comunidad de su existencia servicial realiza la función de edificar a los creyentes. (No es antes la instalación en la función. No es cuestión de un «estado de vida concreto y determinado»: varón, célibe, segregado, separado, privilegiado … ) . Es necesario confrontar el PODER y el SERVICIO y elegir ante una alternativa en la que un extremo excluye a otro…
Habría que replantear en la Iglesia la igualdad de todos dentro de la diversidad de servicios. La desigualdad debería surgir en «el ser menos que el otro», «en la mayor calidad y cantidad de servicio», en ser existencialmente «siervo de siervos».
También tenemos que preguntarnos por la VOCACIÓN AL MINISTERIO:
¿Es la vocación una llamada sicológica? Hay más vocación que la de ser servidor de todos los hombres y, en concreto, de los hermanos de la comunidad? Poner todo que se tiene al servicio de los otros es norma de vida discípulo.
¿Es la comunidad la que llama, elige, designa, reconoce? Así acontece con, Matías (Act. 1, 21-26), con los siete (Act. 6,2-6).
La comunidad al elegir y llamar a sus servidores, porque la edifican, reconoce en ellos el don absolutamente gratuito del Espíritu. Esta elección de la comunidad es rubricada por los ministros de ella. (Act. 7,6; 13,3; I Tim, 4,14; II Tim. 1,6).»
+ Y también en el nº 68 en «Un Grano de sal» página 30 nos habló sobre «Comunidad y Ministerios» –documentos tercero de «un grano de sal»– (http://www.moceop.net/tiempo_hablar/revistas/N_68/webdoc8.htm )
No es ahora cuestión de hacer una apología de quien no la necesita. Su vida fue ya un impresionante testimonio de Evangelio y de Reino. Citamos unas frases suyas que, seguro, muchos y muchas recordarán. Se refieren a la Eucaristía cuando realmente se celebra. Y, a este propósito, se preguntaba Jesús Burgaleta: “¿Qué pasa con esta celebración eucarística de la iglesia actual que tiene tan poco que ver con la Cena del Señor? ¿Qué hacemos al celebrar la Eucaristía en medio de la sociedad en que vivimos? ¿Estamos sembrando el reino o consolidando la sociedad desconciliada?”
Y luego continúa: “En la Eucaristía hay un grito de justicia, fraternidad, acción profética contra una sociedad que no comparte el pan, la vida, sino al contrario, que se como al otro. La Eucaristía no es para recibir sino para dar, para compartirse, darse. ¿Como se ha reducida el material subversivo del condenado en la cruz a este ceremonial aquietante? … “La Eucaristía es una bomba, pero le hemos quitado la espoleta y no explota evangelizadoramente. ¿Se puede celebrar la Eucaristía en comunidades sin comunión?… Por ello hay que encontrar el núcleo de la Eucaristía en nuestras comunidades, en la calle, en lo nacional y en lo internacional, porque el amor es internacional, así como la solidaridad y el compartir”.