Blázquez se sale del guión y mira hacia atrás sin ira -- Miguel Ángel Marfull

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?Deseamos pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en un lado u otro lado de los frentes trazados por la guerra??
Las dos jerarquías que conviven enfrentadas en la cúpula de los obispos se hicieron notar en la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. Es la última reunión que se celebra bajo el mandato de Ricardo Blázquez, ya que los obispos elegirán a su sucesor el próximo marzo.

Sentado a su izquierda, emplazamiento únicamente protocolario, se encontraba el derrotado Rouco Varela, que no consiguió su deseado tercer mandato hace tres años.

Al otro lado de Blázquez, escuchaba atento el vicepresidente de los obispos, Antonio Cañizares, líder del sector más ultra conservador. Sentado entre ellos, el presidente de los obispos hizo un discurso de paloma, el que nunca habrían pronunciado los dos halcones que cuestionan su liderazgo.

Perdón de puntillas

Ricardo Blázquez dedicó la mayor parte de su intervención a la beatificación, el pasado 28 de octubre, de 498 ?mártires?? de la Guerra Civil. La Iglesia, cómplice de un golpe de Estado al que dio el nombre de santa cruzada y paseó bajo palio, no acostumbra a pedir perdón por su pasado reciente, el que cuelga en los muros de iglesias y catedrales el yugo y las flechas junto al recuerdo de los muertos de un solo bando. Ayer, lo hizo, con todos los paños calientes que acostumbran a lavar las manos de los obispos, pero se escuchó un discurso diferente al que ha elevado a los altares del Vaticano a los beatos de la Guerra.

Probablemente en otros momentos ante actuaciones concretas, sin erigirnos orgullosamente en jueces de los demás, debemos pedir perdón y reorientarnos, ya que la purificación de la memoria, a que nos invitó Juan Pablo II, implica tanto el reconocimiento de las limitaciones y de los pecados como el cambio de actitud y el propósito de la enmienda??. Perdón con la boca pequeña. Para todos los implicados
Es el lenguaje en el que se expresa la Conferencia Episcopal. Así se pronunció ayer su presidente, que, sin embargo, evitó calificar al franquismo de dictadura, y se limitó a envolverlo bajo la calificación amable de ?régimen personal??.

«Deseamos pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en un lado u otro lado de los frentes trazados por la guerra??, prosiguió Blázquez. El presidente de los obispos no se apartó, en cualquier caso, del discurso que unifica guerra y II República ?habló del ?decenio de los treinta???, y empleó el tiempo reflexivo para no buscar responsables del golpe de Estado ??la convivencia social se rompió???.

Un lugar para los derrotados

Ricardo Blázquez no se despegó, por tanto, de un discurso que, como todos los suyos, huye del ruido de los grandes titulares, pero supo desempolvar palabras que hasta ahora permanecían enterradas en el diccionario de los obispos.

De esta manera, el presidente de la Conferencia Episcopal también recordó a quienes no lucharon en el bando bendecido por la Iglesia: ?Ante toda persona que lucha honradamente por la libertad de los oprimidos, pro la defensa de los pobres y por la solidaridad entre todos los hombres inclinamos nuestra cabeza??.