Bioética y prevención primaria de los genocidios de estado
«Si usted va a continuar con esa cara de marido afligido, su mujer es capaz de aborrecerlo porque detrás de un hombre triste siempre hay una mujer feliz y detrás de esa mujer feliz mil hombres siempre tan gentiles. Por eso, para su bien, quítese a esa mujer de la cabeza y merezca a la mujer que usted tiene». Chico Buarque»
¿Se puede ser capellán en una estructura que acepta los campos de concentración y la tortura? . ¿Se podrá ser capellán de hospital en coyunturas donde el poder atente con la vida de los mas frágiles? Introduzco la carta de un amigo sacerdote. Con él compartimos vacaciones y temas comunes. Creo que puede aportar a los que hacemos bioética para la prevención primaria de la mala praxis de nuestros pastores, en estructuras donde se cometen crímenes de lesa humanidad.
También puede servir para repensar una deontología de capellanes en la nueva misión que nos pide la Iglesia en Aparecida. ( la carta nunca fue enviada. Opte por apostar el dialogo fraternal. Entre curas no es pecado no admirarnos pero si ofendernos y agraviarnos con sarcasmos y mi carta como usted vera esta llena de sarcasmos. Igual no la mande por no pecar sino esperando que mi amor por mi colega se limpie de resentimientos)
«Estimado Leonardo:
He leído detenidamente el mail que has mandado. Vuelvo a insistir en valorar el tiempo que tenés para estar sentado frente a la computadora, para estar enviando mails permanentemente.
Creo, humildemente, poder contestar tu pregunta de haberte sorprendido ser el único Sacerdote en la Sala, desde mi corazón de Hermano mío te contesto, casi haciéndome eco de lo que creo pudo haber sido la presencia de los Sacerdotes en una Sala de Juicio.
Los Sacerdotes Diocesanos atendemos las Parroquias, llevamos el viático a los enfermos, tenemos un horario claro para atender nuestras Comunidades, y ni contar aquellos que, como vos y yo, tenemos Capellanías externas.
Todos los Sacerdotes, o por lo menos, los que yo conozco, siguieron el caso del Padre Von Wernich con dolor y preocupación, implorando al Padre Dios se haga Justicia.
Afirmas en tu mail que haría falta un contralor que evite que los Capellanes se mimeticen con los espíritus corporacionistas. Ese contralor, lo recordarás, Hermano mío, se llama Evangelio del Señor Jesucristo, Magisterio de la Iglesia, Moral y ?tica, con lo cual ese contralor ya está.
El Padre Von Wernich no son los Capellanes. Fue un Capellán que la Justicia de los hombres ha condenado por sus obras.
Afirmas en tu mail que Von Wernich lo convenció más Camps que el Che Guevara. Creo que cualquiera de los dos que lo hubiera convencido, seguramente, hubiera actuado del mismo modo.
Por otro lado, querido Hermano, a nosotros los Sacerdotes, no nos tiene que convencer nadie. Sólo nos debe fascinar, enamorar y comprometer la imagen del Divino Maestro, que como vos bien sabes, a través de la Iglesia, la Católica, la nuestra, la que a vos y a mí nos hizo Sacerdote, la que te dio a vos y a mí la posibilidad de ser Capellán Penitenciario. Esa Iglesia que fue instituida por Jesús, es la única que debe convencernos.
No soy yo quien tiene que darte consejos. De hecho hace pocos días hemos tenido una charla personal pero, como vos decís, a mí no me gusta las corporaciones y mucho menos que cuando un Presbítero firma un mail, alguien crea que estamos todos de acuerdo con el.
Querido Hermano, el término que antecede nuestro nombre es el de Presbítero, si no nuestro nombre carecería de sustento, no se sino fuéramos cuantos o quienes nos escucharían, y, el Presbítero nos lo ha dado la Iglesia, la de Juan Pablo II, la de Benedicto XVI y sus Representantes en las Diócesis que tienen nombres y apellidos, y que son nuestros Obispos.
Vos y yo debemos cambiar lo que se pueda cambiar, no con confusas declaraciones dialécticas, sino con nuestras obras, claras y sencillas, que deberían ser las de Dios, de la mano de la Iglesia, la que te da, la que me da, la que nos hizo lo que somos y a la que elegimos pertenecer; a vos cuando te ordenó Sacerdote Monseñor Plaza, a mí Monseñor Quarrachino y a cada uno a través de estos hombres nos dio el Don Sagrado, inédito, misterioso del Sacerdocio.
Sinceramente Padre…. «.
Querido hermano presbítero ¡Que bueno que podamos reflexionar juntos! y que a vos también te interese el tema del capellán juzgado como genocida. He escuchado a muchos sacerdotes compartir tu postura y decir que no haría falta ningún contralor para vigilar a los sacerdotes, que con el evangelio sería suficiente y que incluso en el tema de confiar más en los evangelios y menos en las estructuras, no debería jerarquizarse tanto las nunciaturas, la doctrina social de la iglesia, las universidades católicas. Tales instituciones, serían para algunos, -como en épocas de Francisco- mediaciones obsoletas e innecesarias para los que viven las bienaventuranzas . Pienso que el problema radica en los integrismos y en pretender convalidar nuestra «mala vida» con lo poquito que nos llega de la sana doctrina (pecado muy común en los que somos clérigos y te juro que no me corro).
Lage el biblista suele decir que con la Biblia en la mano cada un puede fundamentar su fobia y su tirria, y hasta justificar la guerra y la tortura. Y el peligro de los integristas es que se vuelven fundamentalistas y dicen que se creen más evangélicos que vos y yo seguramente. Y si no, miralos a Bush con su programa de «justicia infinita» para invadir a Irak y a Cuba, a Bonamin hablando de Guerra Santa contra los comunistas progresistas, a los capellanes castrenses hablando de David y Goliat arengando a las tropas argentinas contra los ingleses en el 82. Todos se sienten «superevangelicos». Como decía Santo Tomas, hay dos tipos de necedad: la de los que prescinden de la ley y otras estructuras, los soberbios, y la de los que se hacen esclavos de aquellas mediaciones ?pusilánimes-. Después de Malvinas, doy gracias a Dios por la existencia de las nunciaturas y por el hecho de que las iglesias nacionales no sólo se regulen por la gente que dice que tiene buenas intenciones evangélicas.
Yo, por un pedido de Lugones, ex ministro (hermano de Jorge el obispo creo de Orán) en la intervención de la bonaerense controlé los legajos de los capellanes en el 97. Cristian decía en aquellos legajos «éste es de sana doctrina, éste no». Comprenderás que estaba seguro de su doctrina, hablaba ex catedra y a ningún de sus pares se le ocurría decir «guarda que con nuestra praxis podemos estar legitimando la doctrina de la seguridad nacional condenada por la iglesia en Puebla». También recibí en mi parroquia estudiantes de Bragado que comentaban que Cristian entre los jóvenes comenzó mas allá de su estilo campechano a ser temido cuando en el pueblo caían los famosos Falcon para hacer espionaje con los jóvenes que recibían a los curas tercermundista que misionaban en Bragado . Me consta que dichos curas alertaron al obispo de lo sucedido.
En Aquel pueblo en el 75 y 76 nadie lo hacia un ideólogo de la represión pero nadie tampoco creía que era un ?perejil?? que no sabia donde estaba parado pasible de mejicaneadas. El estaba bien informado. Von Wernich sigue hablando no como alguien que debe pedir perdón sino como el que siempre estuvo en su recta praxis, curiosamente como Firmenich -no se si ambas posturas no se retroalimentan permanente para canalizar núcleos perversos. Para vos, es un hombre juzgado por la justicia humana. Para mí, es una pena que lo sea treinta años después, y sólo por el esfuerzo de algunos laicos platenses y del padre Capitanio. Te creo que tus amigos recibieron la noticia con dolor y oración.
Se ve que tenemos distintos amigos clérigos, los míos se alegraron de que lo pongan preso y rezaron y rogaron para que tenga un buen capellán que lo ayude a salir de la situación de victima. Como te decía. No pocos se lamentaron de que se juzgue después de treinta años de impunidad. Intenté explicarles que ahora sí hay antecedentes para que no se reitere la participación activa de los sacerdotes convalidando prácticas tan sucias. En mi opinión, los sacerdotes que en su praxis se mimetizan con la violencia de izquierda o derecha tendrían que pasar primero por tribunales deontológicos previos de pares, -como en el caso de los médicos- que indiquen que así no se puede ir por la vida. El médico que permite la tortura o atenta contra la vida frágil, debe ser deslegitimado en primera instancia por sus pares.
La impunidad es nociva no sólo en temas como el genocidio. Pongamos por caso a los sacerdotes pedófilos (casi siempre perversos vejados en su infancia) a los que se manda a monasterios para que reflexionen o se los cambia de lugar sin darles tratamientos en nuestros centros de reclusión. (Con esto entenderás que no quiero judicializar la homosexualidad activa de algunos sacerdotes, cuando se orientan hacia personas adultas) pero sí sancionarlos en casos de delitos, porque de eso se trata cuando se habla de abuso de menores. Si se actúa con impunidad como se dice en Aparecida se compromete la nueva misión que se exige a la iglesia hoy para que no termine siendo una secta. También se debe sancionar la imprudencia del que conociendo los antecedentes envía a ese ministro a operar a una copa de leche sin alertar a la población y sin testear si es ese el ámbito adecuado para quien tiene ese comportamiento patológico.
Volviendo al caso Von Wernich nadie parecía poder ponerle el cascabel al gato ¿Quién podía decir, desde el cuerpo de capellanes, que se debían respetar los mínimos éticos no negociables de nuestro quehacer sacerdotal? (Se extorsiona con la confesión cuando se sabe que uno forma parte de un staff perverso y los demás se acercan por miedo). Es como si la hermana Pelloni hubiera querido hacer retiro espirituales en las fiestas negras de los Luque y llevarles a sus alumnas. Creo que felizmente este es otro momento de los capellanes y que hay más complementariedad, se puede opinar y en temas tan complejos ninguno se siente el oráculo de Delfos.
Me alegra que vos valores mi tiempo para escribir y que me leas con detenimiento, yo también lo hago con tus cartas. En otras épocas se convocaba a los capellanes para preparar los viajes a Lujan y solo se discutía como inscribir a los que recibían los sacramentos en la cárcel. Difícilmente se descendía en aquellas reuniones al infierno de los presos ni se hablaba de lo acontecido en los motines, por ejemplo, el de Magdalena, en el que murieron 35. Temas que, como vos sabés, se relacionan íntimamente con nuestra ética y quehacer pastoral. Este es otro momento Y yo confió en que con Gustavo, Daniel, Felipe y Alejandro Blanco ( que también lee mis artículos sin menospreciarlos) y otros que quieran sumarse, podamos seguir pensando y trabajando juntos. Sufrirán los que nos quieran ver sólo bendiciendo monolitos. Te confieso que yo también a los 19 años me enamoré del Dios, de Jesucristo y me conmovió su estilo dialéctico, curando en días sábados, fustigando a los hipócritas que se creían que estaban siempre en sus lugares. Además me convencieron hombres de iglesia como Marco Herbas y me encantó que hombres como Cajade me contaran entre sus íntimos. Siento que amo -como vos- mi porción de iglesia real, me encantaría ser transparente sólo del Dios, de Jesucristo. No comparto con Capitanio que las capellanías son estrategias evangelizadoras obsoletas.
En las cárceles con los pobres estamos los pastores y los capellanes y no decimos de nosotros que somos » los que hacemos la opción por los pobres» esperamos que lo digan lo otros. Percibo que el desafío esta en compartir cosas de calidad con los presos en su centros de estudiantes o alentando los mínimos emprendimientos laborales. Ellos apuestan a hechos simples pero significativos como participar de nuestros cumpleaños cuando ya no están detenidos y de nuestras mesas. En mi caso, es beneficioso hacerlo cotidianamente con Homero.
Me decís en tu carta «vos y yo debemos cambiar lo que se pueda cambiar, no con confusas declaraciones dialécticas, sino con nuestras obras, claras y sencillas, que deberían ser las de Dios» Me agrada que me lo recuerdes y me muero de ganas de actuar siempre in Persona Christi. Seguramente así se vive mas plenamente y se puede ser menos confuso y dialéctico. Ayudame en esta tarea, necesitamos más comunión con los que tenemos temas y responsabilidades afines delegadas por nuestras iglesias locales.
Conoces de los temas que trato ¿Quién tiene ideas claras en ética aplicada a la salud o a la seguridad?. Te confieso que la mayoría de los que nos especializamos en estos temas de frontera escribimos para aclararnos. Yo también valoro tu intrepidez cuando opinás en temas de bioética en algún matutino de tu ciudad. Es cierto que nuestro fundador Juan Maria Vianey con su santidad aportó más a la ética del bios que los que hacen maestrías. Yo hice dos en bioética, me licencié y después recibí un doctorado y aún así, creo que hoy ya es imposible hablar con seriedad de todos los temas que trae esta nueva disciplina. Ojalá que con el tiempo, el estudio y el trabajo en equipo, por lo menos vos y yo seamos referentes en pastoral y ética de la seguridad. Una vez en un congreso de capellanes el obispo Cardelli, responsable de la pastoral nacional penitenciaria me pidió que pensara algo para decir en la misa de la clausura del congreso.
Te confieso que no han sido muchas las veces que sentí que se valoraba como vos ahora, los tiempos de trabajo intelectual. Vengo de un seminario que vos conoces, en el que un profesor nos decía, que el sí tenía ideas claras y distintas y que lo leyéramos a el. Me saqué un diez en Metafísica, pero nunca creí que aquel que hablaba así era un hombre sabio; algo interno me decía que psicológicamente aquel adulto era un hombre inmaduro que creía ser él mismo el poder que le había dado la iglesia. Como decís vos, era más doctor que presbítero. En su cielo diáfano de objetos formales e ideas poco confusas estaban el y Alzogaray. Ojala que vos y yo hablemos por la autoridad que nos otorgan los otros que nos consultan y no por los méritos que decimos que tenemos. Además me encanta que vos y yo disfrutemos de la vida y podamos seguir vacacionando juntos y tengamos más tiempo para la tertulia, para leernos y escribirnos y que nadie nos compre por la vida sacrificada, siempre tan bien focalizada, que dicen practicar algunos sacerdotes diocesanos. Los Von Werncich, para mí, «autocrucificados», nos recuerdan que los que pudieron ser los primeros, mañana pueden ser los últimos.
Gracias a Dios, El no se olvida de nosotros en las subidas y bajadas y sobre todo en estas últimas nos puede llenar de su sabiduría. Por eso no me animo a decir ¡Pobre Grassi o pobre Von Wernich! Cuando uno es rico puede vivir muy bien pero dicen que se aprende mucho más cuando uno queda despojado y es pobre en serio. Así se puede ser rico en serio.. Como dijera Baglietto, igual, «solo se trata de vivir».
Cariñosamente, tu amigo «Leo», primero hermano, y luego, si querés, presbítero, sacerdote, doctor, bioeticista y capellán penitenciario.