Una clasificación de los LGTB evangélicos comienza con aquellos que se han marchado de sus comunidades huyendo de la tortura psicológica que sufrieron desde niños. Viven esparcidos por la geografía española, no renuncian a su fe, pero son reacios a asistir de nuevo a la iglesia.
Tendríamos después a los que siguen dentro de sus comunidades: unos escondidos y haciendo doble vida, y otros dejándose engañar con promesas de curación. Multitud de pastores, psicólogos y psiquiatras evangélicos aseguran que se puede dejar de ser homosexual, y que es posible casarse con una persona de otro sexo.
Algunos evangélicos homosexuales se reúnen, o se han reunido, con grupos católicos LGTB. Pero el ecumenismo en nuestro país no forma parte de la experiencia evangélica ni de la católica, por lo que la convivencia no es fácil y algunos evangélicos, no sintiéndose cómodos en los grupos, han terminado abandonándolos. A pesar de eso se está haciendo un esfuerzo por abrir las asociaciones a la realidad evangélica, gracias al trabajo de Juan José Broch, responsable del área de asuntos religiosos de la FELGTB, que aglutina a numerosas asociaciones homosexuales cristianas de toda España.
Madrid, Valencia y Barcelona, son las ciudades donde homosexuales evangélicos empiezan a organizarse. En Madrid hay personas que trabajan de forma individual, aunque desde hace aproximadamente un año se está intentando crear un grupo estable. En Valencia trabaja el grupo: ?Fe y vida??, que se define como evangélico, carismático y no ecuménico. Un grupo que ha logrado contactar con numerosos homosexuales de todo el estado gracias a su página Web, y al incansable trabajo de David, su presidente.
En Barcelona ACGIL es la asociación ecuménica que trabaja en la acogida de homosexuales y en la normalización de la homosexualidad dentro de las iglesias. En ACGIL trabajan varias personas evangélicas, y uno de sus miembros, Enric Vilà, es copresidente del Forum Europeo de grupos cristianos de Lesbianas y Gays. Lo cual permite a ACGIL trabajar conjuntamente con grupos tanto católicos como protestantes de toda Europa.
El movimiento evangélico LGTB no ha creado una organización a nivel estatal. Los comunicados y las actuaciones que se realizan son siempre a título personal, o provienen de alguno de los tres grupos antes mencionados. No es fácil la relación entre ellos, debido a que surgen de realidades evangélicas diferentes y hacen énfasis en puntos distintos. Pero cada vez es más urgente la construcción de un grupo cohesionado que pase por alto las discrepancias, y trabaje para dar voz a los homosexuales evangélicos de nuestro país.
El autor es miembro de la Iglesia Evangélica Española, de la Asociació Cristiana de Gais i Lesbianes de Catalunya y colaborador de Lupa Protestante.