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El Salvador: Iglesia, Cuerpo de Cristo, señal de liberación -- Rev. Héctor Fernández

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Adital

Objetivos:
Comprender que la época de Adviento es una llamada a la esperanza saturada de dinámica del reino, con la participación de toda la Iglesia, de todas las personas que tenemos fe en el Jesús de la historia
Mateo 11. 2 – 11
El propósito del Evangelio según Mateo: demostrar que Jesús de Nazaret, el hijo de José el carpintero y de la jovencita pobre, Maria, es el Mesías prometido, fundamento del nuevo pueblo de Dios, cuerpo de Cristo en la historia, la Iglesia.

Mateo trata de recuperar a un Jesús en su realidad histórica, en el contexto de la opresión colonial que el pueblo judío sufría a causa de los romanos.

Es interesante que Mateo coloca el relato, después de un discurso de Jesús sobre la persecución, el valor de esa persecución y Jesús como causa de división, esa es la entrada para dar testimonio de Juan un perseguido, un asesinado, un matado por decir la verdad, y este testimonio sobre Juan el Bautista es una forma de introducción a las parábolas sobre el reino de Dios

Juan el Bautista, profeta, hombre de mucha fe, hombre de su tiempo, con un estilo de vida que cuestionaba los estilos de vida que exigían la muerte de muchos/as, lo principal para él era su dedicación y fidelidad a Dios.

¿Tenemos que seguir esperando a otro? Evidentemente no.

De donde viene entonces la salvación? Solo y únicamente mediante la fe en Jesucristo nuestro salvador-liberador, Jesús: Yahvé Salva.

Quizás muchos se llamaron igual, pero en su caso el nombre es colocado por Dios: «el ángel le dijo… a quien llamaras Jesús» (Luc 1. 30 y 31)

Los milagros, son una irrupción del reino, en un mundo de miserias, envidias, odios, violencia, injusticia, marginación Dios irrumpe trayendo liberación, salvación, los marginados/as, excluidos/as de aquella sociedad son incluidos/as en el movimiento liberador de Jesús, Son portadores/as de las señales de liberación, a los /as pobres se les anuncia la buena noticia, se nos trasmite nueva vida.

Jesús no racionaliza la respuesta, sino que los llama a ver la realidad liberadora.
Salvar-liberar tiene como amarre clave la situación de Israel durante su esclavitud en Egipto.

Dios interviene cuando sus fieles gritan a él en medio de la angustia.

He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos (ex. 3. 7)

Y es ante el mar cuando viene el llamado supremo, la convocación divina, en la hora cuando todo parece perdido, donde las fuerzas ya no dan mas, el pueblo esta entre el mar y los ejércitos del faraón, allí surge la voz de Dios en quien es enviado a liberar, Moisés: No teman, manténganse firmes y verán la victoria que les va dar hoy el Señor (Ex. 14. 13)

La salvación que nos presenta y propone la Biblia es de carácter colectivo, raros son los casos en que se habla de liberación personal.

La liberación-salvación que Dios ejerce tiene propósito claro: «…ya liberados del poder enemigo, lo sirvamos sin temor en su presencia con santidad y justicia toda la vida (Luc. 1 74 y 75)

En ese sentido la voz de la Iglesia predica, recuerda cada domingo de Adviento que estamos en espera, esa espera, es lo que da pie a lo que llamamos esperanza y la esperanza en términos cristianos no es una esperanza o una espera inactiva, sino una espera o esperanza activa, creadora, una esperanza que trabaja, es dinámica.

Adviento, tiempo para ver el pasado: la irrupción del reino mediante un niño, salvación de la humanidad desde entonces hasta el futuro de Dios; tiempo para ver el presente, descubrir a Jesús en la realidad nuestra, en la cual se hace presente por medio de «los mas pequeños/as», los despreciados, marginados, excluidos/as, en la persona que es de buena voluntad, que actúa con ética de reino de Dios. Tiempo de ver el futuro, el cual por mucho que parezca estar perdido, esta en manos del Dios liberador, en manos de sus hijos/as que trabajan apasionadamente por construir un futuro digno de su creador y su creación.

En este tiempo de esperanza activa se nos llama a ser «instrumentos validos de liberación» como dice Lisandro Orlov (teólogo luterano contemporáneo)

La liberación que la Iglesia espera y proclama una liberación que surge de la verdadera libertad del corazón del ser humano.

Salvación-Liberación, no son palabras antojadizas, son palabras con profundo contenido bíblico que reflejan la acción amorosa de Dios hacia la humanidad oprimida por el pecado histórico social, que tiene repercusiones en las personas, que somos expresión del amor puro de Dios.

Palabras que contienen un alto contenido colectivo y de dinamismo, son acción respuesta directa del Dios que irrumpe en la historia de nosotros/as.

Llegamos así a lo que esto tiene de implicación para nosotros en El Salvador Adviento 2007.

Un titular de un periódico de circulación nacional colocaba en su portada con grandes letras: «El presidente de los Estados Unidos quiere un gobierno amigo» Creo pertinente mas bien hacer la pregunta: ¿que quiere el pueblo de El Salvador de un gobierno?

Campo, playas de este país, hermosas. Al analizar la realidad de la playa nos enteramos que la pesca artesanal ya es prohibida en algunas de playas, eso le quita el sustento a muchas familias que de eso viven, negación de la vida. El campo amenazado por el grave daño que pretende hacer la explotación minera a la flora, fauna y personas.

Los asesinatos cotidianos, las últimas investigaciones nos dicen: no son las maras las principales responsables de la violencia ¿quiénes están generando tanta violencia?

Casi en su totalidad los medios de comunicación están en manos de la derecha del país ¿Dónde esta la libertad de expresión?

¿Que nos puede decir entonces el mensaje del Tercer Domingo de Adviento?

Entre otros aspectos: Nuestro Dios, reina. Se nos coloca a Juan el bautista y su talante ético, milagros de Jesús en la proximidad de Navidad.
Dios nos llama hoy ha ser en la práctica y la dinámica diaria: Iglesia, Cuerpo de Cristo, señal de liberación.

Liberación de las opresiones que impiden a los seres humanos ser verdaderamente seres humanos, todo lo que daña a la humanidad, todo aquello que le impide desplegarse, manifestarse en toda la dimensión social, personal.

Que niegan la posibilidad de reír, que provocan angustia, estrés, que hacen que nuestras familias se desintegren por la migración forzada para poder medio vivir, que provoca que tantos niños/as mueran de hambre o de enfermedades curables.

Liberación del pecado social, que niega la inclusión del/la que piensa, actúa diferente, de la injusta distribución de los bienes, de la venta del país a intereses extranjeros, del aliento de la muerte y del pecado del egoísmo, de Satanás encarnado en un sistema injusto al cual no le importa la vida de los/as pobres

Allí, se nos coloca la figura de Juan, el profeta que sentía arder en sus entrañas la injusticia que veía a su alrededor, el atropello de tanta gente y sentía que Dios no acepta la injusticia, la exclusión, su fidelidad al Dios de amor y de justicia, así como el pecado entronizado en los gobernantes de su tiempo hace que hable con fuerza profética de Dios y los llame a estos últimos: raza de víboras, ¿todavía no se dan cuenta que el hacha esta puesta?

Jesús El Salvador, el amor encarnado de Dios nos enseño que aun a esos poderosos, a esos injustos, pecadores es hecho el llamado, arrepiéntanse y vuélvanse al Camino del Dios, vuélvanse personas con espíritu de pobre.

En este domingo resuenan la voz de Dios diciéndoles a aquellos que se sienten poderosos, ricos económicamente y también a los pobres que tiene espíritu de rico, que sueñan con ser ricos según este mundo pecaminoso: depongan las acciones de orgullo, cambien las actitudes con las que excluyen a los otros/as, dejen de ser tan machistas, sepan convivir con los que piensan y actúan diferente.

Ese Jesús nos invita ha dejar de pensar solo y únicamente en «mi» en lo que le pasa a «mi familia» en lo que sufre «mi comunidad o congregación» y pasar a pensar y actuar colectivamente fortalecer el mi en la medida que pensamos y actuamos, por el «nosotros/as».

El tercer domingo de Adviento no es una alusión, o una indirecta, no es un mensaje en clave, para descifrar, en este domingo, Dios trata de darnos un mensaje directo, bien claro a cada uno/a de nosotros:

Yo soy tu liberador y salvador, yo estoy contigo en tus caminos y tus planes, en tus dificultades y en tus éxitos y cuando te hablo me dirijo a ti, mi pueblo, quiero ayudarte para que construyamos juntos/as un país en el cual todos/as vivamos dignamente y logremos sonreír, reflejando la sonrisa del Niño Salvador, liberador.

Preguntas para reflexionar:

¿Con qué acciones practicas podemos darnos a conocer como Iglesia liberadora?
¿Qué necesitamos para ser cada vez mas Iglesia, cuerpo de Cristo, señal de liberación?

* Instituto Ecuménico Diaconal Esteban. Colaborador de la Iglesia Cristiana Luterana de Honduras

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