CAMBIO CLIMÁTICO : DRAMA MUNDIAL EN MARCHA. Néstor Núñez

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Argenpress

Desde la década de los 70 de la pasada centuria, nuestro planeta perdió su capacidad de regeneración frente a los altos volúmenes contaminantes provocados por la especie humana.
Es un dato como para dejar sin sueño a cualquiera. Por más de treinta años, la naturaleza ya ha estado en franca desventaja en la carrera contra los desechos tóxicos, por tanto la flora, la fauna y el propio hombre, tienen sus respectivas existencias pendientes de un hilo.

Si prima el dislate capitalista, causante esencial del desastre, no habrá futuro. Si la razón se impone y se adoptan las soluciones requeridas, hay todavía esperanzas ciertas.

De ahí que hace apenas unos días, en París, durante la reunión del Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre Cambio Climático, adscrito a la ONU, se hablara con fuerza de la tragedia en ciernes, denunciaran las prácticas que impulsan al Mundo al abismo, y se reclamasen acciones y remedios concretos.

Incluso, como colofón del foro, y con la abierta oposición del Washington oficial, se propuso la creación de una agencia especializada de Naciones Unidas que canalice todos los esfuerzos posibles para salvar a la naturaleza en la Tierra.

Pero mientras esa conciencia se torna universal, esencialmente en los círculos norteamericanos de poder la percepción sobre el tema es totalmente contrapuesta.

Para el gobierno de George W. Bush no vale el logro de compromisos dirigidos a evitar el actual degradamiento del medio ambiente, sencillamente porque sus grandes monopolios no están dispuestos a someterse a reglas que coarten sus jugosos dividendos.

Ello explica que la Casa Blanca no haya suscrito el Protocolo de Kyoto para el control sobre las emisiones de gases nocivos a la atmósfera, y que, como se denunció recientemente, se empeñara en silenciar a los científicos e instituciones locales cuando advierten sobre la debacle natural en el mundo.

A quienes aspiran a seguir llenado sus arcas poco les importa hipotecar el futuro del planeta, sin pensar siquiera que el dinero amasado no podrá librarles de una tragedia universal de semejante magnitud.

Mientras, los pronósticos alarmantes se reproducen, desde altas tasas de dióxido de carbono en la atmósfera hasta subidas de los termómetros en varios grados, pasando por el deshielo de los grandes glaciales y la subida del nivel del mar a escalas que ponen en riesgo a países isleños y costeros en todo el orbe