El gobierno sigue mirando las urnas y encomendándose a ‘Dios y a la Virgen’
Seis meses han pasado desde que Jorge Julio López fue desaparecido de su casa en el Barrio de Los Hornos. ¿Que van a decir ahora, aquellos que pusieron en duda la desaparición del compañero López, considerándola una simple maniobra en contra del gobierno Kirchner?
¿Que van a decir ahora los Fernández? que intentaron convencer a la sociedad argentina de que el principal testigo en contra del represor Etchecolatz se había fugado a la casa de una tía en medio de un supuesto estado traumático, post declaración en el juicio a Etchecolatz.
¿Que van a decir…? Nada. Sólo encomendarse a que ?dios y la virgen?? los ayuden; como acaba de declarar el fanfarrón y verborrágico ministro del Interior.
Se ha perdido un tiempo precioso y única estrategia de Fernández es esperar un milagro divino. Seis meses han pasado y el teléfono de Dios sigue descolgado. En este lapso, el gobernador Solá se declaró fracasado y ahora le llega el turno de confesar su impotencia al propio Kirchner, ventrílocuo de su fiel ministro, en su demanda a la Virgen.
Tanto el gobierno Nacional, como el Provincial, manifestaron desde el principio de esta desaparición, una preocupación mayor por no ser salpicados, por la crisis política abierta a partir ?del primer desaparecido en democracia??, que por iniciar una investigación seria, que concluya con los responsables del secuestro y desaparición del compañero López en la cárcel.
Creyeron que con la negociación y el discurso alcanzaba para convencer a la sociedad de que el estado era víctima y no victimario en este caso.
Pero, la realidad es que a seis meses de la desaparición del compañero López, no hay detenidos, ni sospechados.
La política oficial en el tema de DD.HH, bajo el gobierno de Kirchner tiene la misma orientación que quienes lo antecedieron. Bien mirados los resultados dan que apenas un centenar de causas están abiertas por los crímenes de la dictadura y los juicios siguen con tramite aletargado.
De los miles de represores que participaron en las tareas de exterminio sólo 250 genocidas están bajo arresto en lugares de detención VIP, y nos sobran los dedos de la mano para contar los que purgan condenas. El resto goza de libertad, se ha fugado, han muerto producto de la edad avanzada o visitan a sus familiares y amigos, violando la detención domiciliaria.
Luego de 20 años en los que no hubo juicios a los genocidas por las leyes de punto final y obediencia debida, hubo sólo dos condenas sobre mil causas en curso por violaciones de derechos humanos y corresponden a un suboficial de la Federal y un jefe de la Bonaerense. Luego de ocho años de iniciados los procesos por apropiación de bebés, no ha sido llevado a juicio. ?En el expediente de robo sistemático de bebés, la Cámara Federal dispuso el año pasado la liberación de ocho militares, tras seis años de cárcel, por el vencimiento de sus prisiones preventivas. A ese fallo les siguieron y les seguirán otros similares. En muchos otros casos, primero llegó la muerte?? (La Nación, 6/8/06).
El compañeros López es victima de esta pasividad y de esta cobardía.
El presidente Kirchner y sus amanuenses de todo pelaje y color, procuraron desde hace 6 meses que el ?caso López?? no fuera parte de la agenda en el debate cotidiano, entendiendo que esto debilitaba sus posibilidades electorales con vistas a octubre del 2007. Y han logrado, a fuerza de subsidios y publicidad oficial, que a López lo desaparecieran por tercera vez.
Desde el secuestro de Jorge Julio López, hace ya 6 meses, se produjeron una gran cantidad de hechos que no dejan lugar a dudas sobre la intervención de grupos de tareas.
En diciembre de 2005, fue el propio Kirchner el que denunció a los ejecutores de los secuestros de López y Gerez como ?responsables de un operativo de extorsión para arrancar la impunidad de los genocidas de la dictadura??, la acusación emitida por el presidente alcanzó a las FFAA y de seguridad; de quienes afirmó: ?obstaculizan la investigación de los hechos??. Más que esto, en su aire desbocado, Kirchner reconoció, ante las cámaras de televisión, sobre la existencia de grupos paramilitares y parapoliciales a quienes responsabilizó ?de delitos atroces con fines políticos?? .
Pasado su aire ?triunfalista??, cadena nacional de por medio y antes de viajar raudamente al Calafate a recibir el año nuevo, el gobierno nacional guardó el más estricto silencio, sin que aun se sepa quienes secuestraron a López y a Gerez; quienes integran esos grupos paramilitares y parapoliciales; cual es el significado de esos ?crímenes atroces??.
El mutis por el foro oficial tiene sentido si se observa que la complicidad en la tareas represivas implicarían a altos exponentes de las fuerzas de seguridad del estado y servirían para desmantelar la red de complicidades históricas, que embarrarían a más de un funcionario actual, a más de un candidateable y a los amigos del poder, que prefieren que no se ?joda con Perón?? ni con el pasado. Las declaraciones presidenciales, en referencia a lo ocurrido con el secuestro de Luis Gerez, revela que la masa de información sobre los ?grupos de tareas??, con la que cuenta el ejecutivo, se le oculta al pueblo, con lo cual hay razones para considerar esto como una conspiración en contra de la sociedad.
Mientras tanto, los organismos de DD. HH. vienen fumando la pipa de la paz con un gobierno, denunciado como el más represor de los últimos años. La borocotización a las que fueron sometidos les ha impedido denunciar la escalada de amenazas a ?varios testigos han desistido de declarar en los juicios futuros??. Y denunciar y movilizarse frente a la gravísimas situaciones que rodean los juicios a los represores.
En este contexto aparecen también otros ejemplos de violaciones a los DD.HH tales como, el secuestro desaparición y tortura de Héctor Darío Bustos, militante de derechos humanos de Venado Tuerto, durante dos semanas; el secuestro, con simulacro de fusilamiento incluido, del militante del Movimiento de Trabajadores Desocupados ? Frente Popular Darío Santillán, Carlos Leiva; los seis presos políticos en cárceles de Santa Cruz desde hace catorce meses, la represión a luchadores populares, etc.
El kirchnerismo ha manifestado que su principal propósito de gobierno es la reconstrucción del Estado y esto pasa inexorablemente por la reconstrucción de sus fuerzas armadas, las cuales no pueden seguir bajo sospecha pública. Kirchner no está solo en esto.
No es casual que está campaña por la impunidad haya despertado tantas adhesiones en tan corto tiempo; no debemos olvidar que en el momento de hacerse público el pedido de amnistía en el acto que en Plaza San Martín, organizara el genocida Bignone y el resto de los dueños de los chupaderos, el propio arzobispo Bergoglio y la diputada Carrió se pronunciaron a favor de ?una amnistía con dignidad?? al estilo sudafricano. De la derecha ni hablar; desde siempre vienen sosteniendo la necesidad de que la memoria sea completa, esto es, que se pongan en un mismo plano a los militantes populares asesinados y a los criminales que los asesinaron haciendo uso de todo el poder del estado.
El compañero López denunció que esta cloaca debe ser depurada y se jugó su propia libertad en ese acto. Sin embargo nadie ha sido detenido y las averiguaciones fueron frenadas durante meses, en medio de carátulas de ?investigación de paradero??
Detrás de la desaparición del compañero López siguen presentes las mismas tensiones que le dieron origen hace seis meses: la búsqueda de impunidad.
Kirchner, sin embargo, parece no tener más remedio. En su política de ?no practico lo que predico??, sigue aferrado al mantenimiento del aparato represivo y a hacer un uso cada vez más exhaustivo del mismo.
La derechización que acompaña cada uno de sus actos de gobierno, no puede ser enmascarada por más actos ?antiimperialistas?? que el presidente Chávez realice en estadios de fútbol.
El compañero López sigue desaparecido y el ?presidente de los derechos humanos?? entrega a la derecha militante y pronorteamericana la provincia de Buenos Aires; Daniel Scioli.
El gobernador Felipe Solá, ha aceptado la virtual intervención federal de la provincia por parte del ejecutivo nacional – que le impuso un ministro de Economía- para tratar de ordenar las cosas con los intendentes y que el proceso electoral de octubre no se transforme en un nuevo San Vicente.
Las direcciones sindicales de la CTA, en boca de Baradel, saludaron esta intervención que viene a allanarle el camino a Daniel Scioli. Las centrales sindicales que se han mantenido en el más oprobioso de los silencios en torno a Jorge López, han entrado de lleno en la campaña electoral del candidato de la impunidad. Una vergüenza.
A seis meses de la desaparición del compañero López hay algo que se debe comprender con urgencia: Sin desmantelamiento del aparato represivo no hay lucha por los derechos humanos. Cualquier otra política en medio de la gravedad de esta pulseada va en contra de los intereses del pueblo argentino.
Por la aparición con vida de Jorge Julio López.