Yo soy acuso… -- Gabriel Sánchez (Montevideo-Uruguay)

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La novela que denuncia la sacrocracia dominicana
Por J.M Martín Medem
El escritor Carlos Agramonte y el delegado de la agencia EFE, Jesús Sanchis, están siendo victimas del poder ilegal del clan de los Vincini, una de las familias que dominan la industria azucarera de la República Dominicana. Es la segunda parte de la historia de acoso impune que comienzo con las amenazas de muerte contra el Sacerdote español, Christopher Hartley Sartorius para obligarlo a irse del país.

El sacerdote ingles, en la que cuenta la pelea de Hartley contra la sacarocracia dominicana y también contra la Jerarquía católica local, para denunciar las condiciones de esclavitud a las que están sometidos los trabajadores de las plantaciones de ingenios azucareros, sobretodos los Haitianos, que padece una salvaje explotación mediante el trafico de seres humanos.

El secretario general de la conferencia episcopal, Benito Ángeles, bendijo la ceremonia en la que el presidente dominicano, Leonel Fernández, condecoro a Juan Bautista Vincini Cabral en reconocimiento por las supuestas aportaciones de su grupo económico al desarrollo nacional.

La novela, editada por el propio Agramonte en enero, fue retirada de las librerías dominicanas como consecuencia de la presión de los poderosos Vincini.-

A continuación, el escritor comenzó a recibir amenazas e intimidaciones, y un militar amigo le recomendó que se fuera porque su vida estaba en peligro. Agramonte se refugio en España el 27 de marzo. Por sus informaciones en torno a la conspiración de los Vincini para impedir la difusión de la novela, también ha sido presionado el delegado de la agencia EFE, en República Dominicana, Jesús Sanchis.

El seis de noviembre de 2008, por primera vez un juzgado Laboral ordenó que el ingenio Cristóbal Colón, del imperio de los Vincini, les hiciera contratos por escrito a los picadores de caña, que llevan más de 10 años trabajando para esa empresa. Instalada en la arrogancia de la impunidad, la despótica familia se ha negado a cumplir con la sentencia a pesar de que establece ?que sea ejecutoriada provisionalmente, no obstante cualquier recurso que contra la misma se interponga?? .

El sacerdote español Christopher Hartley fue párroco de San José de los Llanos, en la región dominicana de San Pedro de Marcorís, entre 1997 y 2006. Y su denuncia sobre la esclavitud contemporánea en las plantaciones de caña de azúcar tuvieron como respuesta inmediata el hostigamiento patrocinado por las poderosas mafias de los Vincini y los Fanjul, muy preocupados por el deterioro de su imagen en los mercados de EE.UU. y la Unión Europea, donde han tenido una gran repercusión el documental

El precio del azúcar, del estadounidense Bill Haney. El reportaje muestra la esclavitud denunciada por Hartley. El misionero español ha pedido al gobierno de Zapatero que influya para que la Unión Europea no compre el azúcar producida en República Dominicana con el trabajo esclavo de trabajadores Haitianos, que incluyen la utilización de niños de cinco y seis años obligados plantar la caña. Hartley tuvo que salir del país hace tres años, amenazado de muerte por denunciar la avarienta explotación a que son sometidos los macheteros y sus hijos, en las plantaciones de cañas, origen de las fortunas de los Vincini y de los Fanjul.

?Cualquier día encontrarán tu cuerpo por uno de esos caminos de barro que recorres??, fue la amenaza que le hicieron llegar al sacerdote los amos de la industria del dulce. Al escoger como voluntario el trabajo parroquial de la República Dominicana descubrió el tráfico de braseros a través de la frontera con Haití en complicidad con las fuerzas armadas en sus denuncias Hartley habla de ?los esclavos del paraíso??, al comparar el régimen de esclavitud impuesto a los macheteros haitianos con el lujo de la organización casa campo,- junto a los campos del horror- donde los Fanjul acogen a la estirpe de los Bush, a la familia real española y al millonario mexicano Carlos Slim y el Gran amigo Felipe Gonzáles.

Los Fanjul son una familia de origen español cuyos negocios fueron nacionalizados en cuba por la revolución. Allí producían azúcar con los mismos métodos que ahora aplican en República Dominicana, tras haberse refugiado en Miami. Con la caña plantada por niños haitianos de 6 años y cortada por sus hermanos de 14, Alfonso Fanjul Gómez de Mena elabora dos de cada tres de cucharadas de azúcar que se comercializan en EE.UU., y ahora pretende abastecer a la Unión Europea.

Sobre los Vicini, Hartley acaba de denunciar que todo sigue igual o peor que cuando el compartía la desolación de los trabajadores esclavizados en sus ingenios y plantaciones no hay contrato de trabajo, no pagan la seguridad social, el salario es de 2 euros y medio por tonelada picada, y engañan a los macheteros cuando se pesa lo que han cortado, continúan el tráfico de seres humanos en la frontera con Haití y despiden a los trabajadores veteranos para someter a los jóvenes haitianos desamparados.

El clan Vicini acosó a Hartley como ahora hace con Agramonte y Sanchís. La compañía estadounidense de comunicación y propaganda Newlink Communications Group ( NCG) contratada por los azucareros utilizaba siluetas de tiradores de elite como símbolo de sus tácticas para desprestigiar al misionero español esa empresa de relaciones públicas con sede en Miami, que trabajo también en la campaña electoral de Leonel Fernández, les advertía a los Vicini que ? haciendo uso de su fortaleza de buen comunicador y de sus contactos internacionales, el padre Hartley va ganando la batalla y es capaz de convertir la situación en una verdadera crisis?? y les proponía ? elaborar una lista de periodistas como aliados potenciales?? para ?debilitar la imagen del sacerdote y proteger los intereses del negocio??

La compañía Estadounidense utilizaba imágenes de soldados en combate para ilustrar la estrategia de comunicación con la que se proponía difundir la explicación de que ? el padre Hartley es un ambicioso y arrogante sacerdote extranjero?? mientras el grupo Vicini ? sostiene la economía dominicana y a ayudado a desarrollar las relaciones con Washington.?? Con su decisión de escribir un relato sobre la pelea de Hartley, el dominicano Agramonte se adelanto a una de las estrategias de NCG que era precisamente comprar a un escritor de confianza que novelara la gloria de los Vicini.
Página 35, edición del 9 de mayo de 2009. Semanario Uruguayo Brecha.
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YO SOY ACUSO??

Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra. Gabo García Márquez

Montevideo 8 de mayo de 2009 ? Gabriel Sánchez

Yo acuso de complicidad en la esclavitud de estos hermanos y posiblemente homicidio a todos los habitantes de Estados Unidos y la Unión Europa que consuman el azúcar dominicana??

Yo acuso a todos los creyentes que ocupan cargos Jerárquicos en la Iglesia Católica de no denunciar proféticamente este espantoso crimen y permitir que las Jerarquías dominicanas, bendigan la esclavistas??

Yo acuso a los gobiernos que no denuncian esta barbarie, incluyendo al de Haití y a las fuerzas internaciones y sus responsables acantonadas en allí, de no denunciar esta barbarie??

Yo acuso muy especialmente al gobierno de Leonel Fernández de ser cómplice de esa explotación, que con la sangre de la mano de obra esclava enriquece algunos sometiendo a estos pobres hermanos Haitianos a una penuria sin alivio, durante gran parte de su vida??Y por supuesto de no hacer que las fuerzas de seguridad obliguen a esas familias a cumplir con lo que dictan los tribunales, eso nos da la pauta de que la democracia en la República Dominicana, es una democracia de papel??

Esta situación en la que se esclaviza, hambrea y condena a la infelicidad de miles de familias Haitianas??y que parece sacada de alguna novela de García Márquez, ha podido ser posible, porque en vez de tener un Fidel Castro y un Che Guevara, la República Dominicana, tiene a un Leonel Fernández, que es incapaz, de hacer cumplir la Ley a esas poderosos familias??

Es una situación violatoria de los derechos humanos, por eso acusamos a Obama, de no hacer nada, ni siquiera denunciarla, para remediarla??es más seguramente con sus alianzas y confabulaciones la alimenta y la sostiene??

Es por eso que la única voz que tendrán los hermanos Haitianos??será la voz de Hartley, de Agramonte, de Sanchis y la tuya y la mía??que podemos boca a boca denunciar y convocar a este boicot, contra el azúcar dominicana??Es llegada la hora que la esclavitud de los hermanos Haitianos nos convoque al menos a denunciar con voz bien alta??como un grito profético y general, a una esclavitud que nos afrenta a todos y afrenta a la dignidad humana misma.-

(Información recibida de la Red MUndial de Comunidades Eclesailes de Base)