El Papa Benedicto XVI recibió esta mañana en el Vaticano al arzobispo ortodoxo Christodoulos, Patriarca ortodoxo de Atenas y de toda Grecia, en la que supone la primera visita de un Patriarca ortodoxo griego a un Papa en 952 años, desde el llamado «Cisma de Oriente».
Durante la visita, ambos dignatarios firmaron una declaración conjunta en la que se afirma que «las religiones juegan el papel de asegurar la transmisión de la paz en el mundo y no deben, de ninguna manera, ser hogares ni de la intolerancia ni de la violencia».
Las relaciones entre las Iglesia de Roma y Grecia se rompieron en 1054, durante el Pontificado de León IX, cuando el Papa y el entonces Patriarca, Miguel Cerulario, decretaron recíprocamente su excomunión, la cual ya hace tiempo que fue levantada por las dos partes. En mayo de 2001, Juan Pablo II visitó Atenas, donde pidió perdón por los errores cometidos por la Iglesia Católica contra la Ortodoxa. Pese a ello, la dirección colegiada de la Iglesia Ortodoxa griega vetó en 2004 una visita de Christodoulos al Vaticano.
Benedicto XVI acogió con un abrazo al Patriarca Christodoulos antes de entrar en la biblioteca apostólica, tras lo cual subrayó que la unidad europea no se debe tratar sólo de una unidad económica y que «católicos y ortodoxos están llamados dar una contribución cultural y espiritual».
El Patriarca ortodoxo manifestó su interés por los estudios teológicos que dividen las dos Iglesias y afirmó que deben «afrontar juntos las dificultades comunes que experimentan nuestras iglesias». Al respecto, Benedicto enumeró la importancia del respeto a la libertad religiosa, a la defensa de los derechos humanos y el ataque que recibe la Iglesia por corrientes relativistas y nihilistas.
DECLARACIÓN CONJUNTA
En la declaración conjunta firmada en un pergamino hoy, los dos representantes religiosos manifiestan su conciencia de la «tarea común: trabajar juntos para superar las dificultades del diálogo en la verdad para restaurar la comunión completa de la fe en la alianza del amor».
El texto reconoce también los méritos del progreso de la tecnología y de la economía en las sociedades modernas e invita a los países ricos «a una mayor atención hacia los países en vías de desarrollo y a los países más pobres», subrayándolo como un «deber» «pues todos los hombres son nuestros hermanos».
El documento habla además de dar respuestas al hambre en el mundo y de la responsabilidad ecológica, «es importante no explotar de una manera abusiva la creación, que es el trabajo del Dios».
Con su firma ambos representantes reconocieron la importancia del diálogo interreligioso puesto en marcha desde el Concilio Vaticano II y afirmaron que existe un «diálogo teológico bilateral» que está llevando a acuerdos «en el espíritu de reconciliación».
En el documento pidieron a las naciones una «mayor sensibilidad y una demostración más eficaz en la protección, en nuestros países, en Europa y a nivel internacional, los derechos humanos básicos, fundados en la dignidad de la persona creada a imagen de Dios».
En el último mes, en menos de 15 días, la Iglesia Católica ha firmado tres Declaraciones Conjuntas respecto al diálogo interreligioso con los representantes religiosos de las Iglesias de Canterbury, Costantinopla y Grecia.
El representante ortodoxo se trasladará esta tarde a la Basílica de San Pablo Extramuros, donde recibirá como regalo parte de la cadena de la prisión del Apóstol San Pablo. «La conservaremos con veneración en Grecia», manifestó el Patriarca.