Declaración de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO), en el amanecer de la Tercera República.Seleccionamos algunos párrafos, en las cuatro partes en que se estructura, para darlo a conocer, ya que no siempre las conferencias episcopales de los países se manifiestan y posicionan con claridad ante momentos históricos decisivos, «nosotros, como pastores, estamos conmovidos hasta lo más profundo de nosotros mismos, al ver la multitud de hombres, mujeres, niños, jóvenes y personas de edad que sufren el insoportable peso de la miseria y diferentes formas de injusticia social». (nº 18)
«Reunidos en Asamblea Plenaria extraordinaria en Kinshasa dos días 4 y 5 de diciembre de 2006, aprovechamos esta ocasión para dirigirnos en este momento a nuestros fieles y a los hombres de buena voluntad cuando, después de una larga transición, marcada por toda clase de turbulencias políticas y sociales, nuestro país ha conseguido llegar a la etapa final de entrada efectiva en la era nueva de la IIIª República.
1. Una era nueva
Como lo afirmamos en nuestro mensaje de junio de 2006: Por un final tranquilo de la Transición, la mirada de todos los congoleños estaba dirigida hacia las elecciones. El pueblo estaba impaciente por terminar con la situación política dramática, hecha de miserias indescriptibles, sufrimientos indecibles y muertos innumerables. Manifestaba su voluntad de llegar, lo antes posible, en este año 2006, a la instauración de un Estado de Derecho. Hoy, podemos alegrarnos porque nuestro país acaba de emprender un nuevo rumbo. Acaba de dirigirse hacia los valores universales que conforman a los Estados y regímenes políticos respetuosos con el ser humano y su dignidad, a todos los efectos. Bendecimos al Señor de la historia, que ha permitido a nuestro país dar este giro decisivo…
… La opinión de los observadores nacionales e internacionales es que el escrutinio se ha desarrollado bien, aunque se hayan lamentado incidentes graves en ciertos lugares.
… Aplaudimos una vez más al pueblo congoleño por su dignidad y madurez política, yendo a votar tranquilo y disciplinado, a pesar de la lluvia que se abatió en ciertas provincias del país. Nuestro pueblo ha dado muestras de su determinación de escoger libremente a sus dirigentes.
… Reiteramos nuestra felicitación a la Comisión Electoral Independiente (CEI) por haber triunfado en la apuesta de organizar las elecciones tan esperadas por la nación congoleña y por haber mejorado la organización del escrutinio».
2. Preocupaciones
Resaltamos cómo, «ya en nuestro último mensaje, de 5 de octubre de 2006, que tenía como tema «La verdad nos hará libres. El veredicto de las urnas en la transparencia», indicamos las condiciones requeridas para que se asegurara el buen desarrollo y un final feliz del escrutinio, para una entrada pacífica en la IIIª República: No a la violencia para mantenerse o acceder al poder, no a la balcanización de la RD, campaña y elecciones transparentes y aceptación del veredicto de las urnas».
Además de los «vicios inquietantes que se manifestaron a lo largo de la transición en general y del proceso electoral en particular: ausencia de criterios de moralidad, corrupción y soborno a gran escala, compra de conciencias, déficit de lealtad y sinceridad en las alianzas políticas, traición e infidelidad a la palabra dada, codicia hasta el punto que el dinero se ha convertido en criterio prioritario de las opciones y acciones en la sociedad, gusto por las ganancias fáciles, trampas y chanchullos, malversación de fondos públicos, profanación de cementerios, desprecio de la ley siguiendo criterios subjetivos y partidistas, manipulación de cifras, violencias?? La CENCO condena con fuerza esos antivalores que corren el riesgo de hipotecar el futuro de nuestro país, pues ningún país se construye despreciando los valores morales».
3. Rumbo al futuro
Recuerdan la importancia de las «exigencias morales: sin ellas, ni nuestros recursos naturales, ni todo el tecnicismo del mundo pueden producir la llegada de un nuevo Congo. Estamos convencidos que el cambio de gobernantes no puede, por sí sólo, traer automáticamente el cambio tan deseado y esperado por nuestro pueblo. Creemos que únicamente la conversión del corazón y el cambio de mentalidad nos ayudarán a edificar una sociedad justa y fraterna. Todos estamos llamados, cada uno a su nivel, a este cambio de estilo de vida. …
Como dice nuestro himno nacional «después de haber estado, «mucho tiempo encorvados» por la esclavitud, la colonización, el neocolonialismo, la dictadura, la larga y difícil transición, levantemos la frente, pongámonos de pie y permanezcamos dinámicos y vigilantes para llegar más lejos, pues, «el Congo nos pertenece». Todos los congoleños y congoleñas tienen que asumir plenamente su parte de responsabilidad para que llegue un Congo nuevo. Tenemos que saber que el desarrollo de nuestro país depende, ante todo, de nosotros».
En este futuro señalan que «durante los últimos años de transición, el pueblo congoleño en su conjunto, se levantó contra la persecución encarnizada y cada vez más amplia, de la explotación irregular de los recursos naturales del país y de los contratos reconocidos por los expertos como «leoninos», firmados entre la RDC y los inversores, tanto nacionales como internacionales, el deseo es ver que la IIIª República ponga las cosas en un orden justo» y se «examine el estado de los acuerdos pasados».
Entre las tareas urgentes están
– La consolidación de la paz y la concordia nacional: Es urgente reconciliar a los congoleños y respetar a la oposición democrática del país: reconciliación entre el pueblo y sus dirigentes, de los dirigentes entre sí, del pueblo con él mismo. Esperamos de los nuevos gobernantes un gesto de reconciliación liberando a los prisioneros políticos, buscando a las personas dadas por desaparecidas para devolverlas a sus familias. También es el momento de exigir para la RDC la creación de un fondo internacional para su reconstrucción, como reparación por los daños producidos por las sucesivas guerras de agresión. Por otra parte, es ineludible que los Estados de la sub-región se comprometan solemnemente con la paz, por medio de la firma de un pacto de no agresión.
– La creación de un Ejército republicano.
– Lucha contra el analfabetismo.
– Acabar con el aislamiento de la población: en la lucha contra la miseria siempre presente, se revela necesario que se realicen acciones para sacar a las poblaciones del aislamiento impuesto porque la mayoría de las carreteras son impracticables. En muchas comarcas de nuestro país, falta el transporte por tierra, el fluvial, el ferroviario y el aéreo, o han desaparecido por completo. La gente está aislada, cortada del resto del país e ignorada por el Estado.
– El respeto a la dignidad de la persona humana: es cierto que esos derechos se violan no sólo por los extranjeros y los nacionales mediante la represión y el asesinato, sino también por la existencia de extrema pobreza y estructuras económicas injustas, origen de grandes desigualdades. Los salarios insignificantes e irregulares agravan la situación. La intolerancia política y la indiferencia frente a la situación de empobrecimiento generalizado son muestras del menosprecio de la vida humana concreta, cosa ante lo cual no podemos callarnos. La pobreza creciente que afecta a millones de hermanos y hermanas y que alcanzan niveles intolerables de miseria, es el azote más humillante que hemos conocido durante la IIª República y la transición. Lo hemos denunciado varias veces y continuamos haciéndolo con insistencia y firmeza.
– La creación del Consejo económico y social.
– La apertura a África y el mundo.
4. La continuación de la misión evangelizadora.
La Iglesia católica continuará comprometiéndose en el trabajo de formación de las conciencias, educación cívica para la consolidación de la cultura democrática y la interpelación democrática. Continuará su misión específica, articulando armoniosamente las actividades del sector social, con los problemas esenciales del kerygma, la catequesis, una preparación cuidadosa a la administración de los sacramentos, la calidad de vida cristiana gracias a la práctica de las virtudes morales elementales que se espera de cualquier cristiano, la preparación y cuidado de las vocaciones sacerdotales y religiosas y la animación del laicado.
CONCLUSI?N
En el umbral de la IIIª República, solidarios con nuestro pueblo, volvemos a exponer nuestra fe en el futuro, que pertenece a Dios, pero que exige la colaboración y el compromiso del hombre. Así, invitamos a los nuevos dirigentes, a todos los hijos e hijas de nuestro pueblo que impulsen la paz para construir un Congo nuevo. No podemos olvidar a los que han pagado con su sangre el pesado tributo de estos años de guerra: varios millones de muertos. Estos hermanos y hermanas tienen derecho a la memoria, a nuestra compasión y a nuestra apremiante oración.
Kinshasa, 5 de diciembre de 2006.
* Federación de Comités de Solidaridad con África Negra