Vigilantes con perros sin papeles -- Jacques Gaillot, obispo de Partenia

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Partenia

Cuando por la noche atravieso el andén de una estación parisina, a veces me encuentro con un vigilante que lleva un perro de la correa. ¡Un perro que afortunadamente lleva un bozal porque es un perro de ataque!
Estos agentes de seguridad son muchas veces africanos sin papeles. Trabajan de las 19:00 horas hasta las 2:00 de la madrugada, o de turno de mañana, de 2:00 a 12:30. Les requieren por teléfono, a veces en el último momento, para que acudan a una de las 200 estaciones de la región de París.

Cada día, se sienten amenazados porque pueden ser detenidos y expulsados. Extrañamente, están ahí para garantizar la seguridad de los pasajeros, ¡pero si ellos mismos pasan miedo! Con la ayuda de un sindicato del ferrocarril, se han movilizado y han solicitado mi apoyo.

Se celebra una concentración en la place del Châtelet, cerca de la Prefectura. Al son del tam-tam y de las reivindicaciones, los africanos danzan sin cansarse. Se colocan las pancartas por doquier. Y ahí está la policía, cercándonos.
Estos trabajadores sin papeles están felices y orgullosos de estar juntos y de protestar para reclamar que se les haga justicia.

Su portavoz toma la palabra: « Hoy ya estamos hartos de ser explotados y estar en peligro. Queremos dejar de ser clandestinos. Queremos sueldos. Queremos contratos de trabajo. Queremos papeles.»

Algunos viandantes se detienen, se llevan una octavilla con las explicaciones y miran como bailan los africanos.

Desde hace dos meses, estos vigilantes con perro esperan que les cite la Prefectura. Sin éxito. Pero hoy, en el transcurso de la manifestación, se abrió un cauce para la comunicación con la Prefectura. Conseguimos una cita para el día siguiente. Esta sí que es ya una victoria que los africanos saludan con orgullo.