Verdades sobre la situación pos-electoral que no escucho -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

0
28

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Nos están atormentando sin cesar sobre los debates entre los diputados, verdaderos, o supuestos, más bien de estos últimos, me parece, sobre la tarea de hacer posible la investidura de alguien que, después, pueda formar Gobierno, y sacarnos del atasco político institucional que vive nuestro país desde el mes de diciembre del año pasado. Hablan de la responsabilidad de unos y otros, pero casi siempre no según los parámetros de la lógica, o de la secuencia de eventos y sucesos público, que todos contemplamos y vemos, sino en proporción a la simpatía, o a los intereses que despiertan en cada ¿periodista? el protagonista político en cuestión. Así que voy a comenzar por esta verdad indiscutible y evidente.

1ª) Muchos periodistas escriben, o hablan, o se pronuncian, no según la verdad de las cosas, sino según el tipo de relación política, ideológica, o económica, con el político de turno. No hace falta ser un lince para demostrar este aserto. No hay más que comprobar que siempre alaban las actitudes de los mismos, y reprueban las de los otros, normalmente sus oponentes políticos. Parece mentira, y me resulta incomprensible, que no alcance el sentido racional de un conocimiento normalito para comprender que es imposible que unos acierten siempre, y los ?otros?? siempre se engañen o equivoquen. Y que, además, estos segundos lo hagan con premeditación y alevosía.

2)ª Ningún partido político quiere facilitar la investidura de Rajoy. Luego, ?elemental, mi querido Watson???, alguna responsabilidad tendrá Rajoy en ese rechazo. Es bastante claro, y asequible a cualquier razonamiento de una mente tan solo normalita. Pero pocos lo dicen, ¡algunos sí lo han afirmado!, la responsabilidad principal del colapso institucional que vivimos en España es del presidente de un partido, que habiendo gobernado cuatro años, no solo se ha visto envuelto en escándalos de corrupción de algunos de sus miembros, sino que el propio partido, como tal, sufre dos ?investigaciones??, antes se decía imputaciones, como tal partido. Solo a alguna mente corta o defectuosa se le ocurrirá descargar de toda culpa al presidente de dicho partido. O pecó por connivencia, o por desidia ?in vigilando??. No cabe el ?yo no sabía nada, no tenía ni idea??. Si así hubiera sido, hace tiempo que debería haber presentado su dimisión.

3ª) Ningún partido, ni ningún político, fuera del PP y de su presidente, tiene ninguna responsabilidad principal si la cerrazón de quien todos sabemos nos avoca a unas terceras elecciones. Y no es de recibo que haya profesionales de la información que mantengan, en serio, que sea responsabilidad política, y hasta ética, de otros políticos, el sacar las castañas del fuego y arreglar las cosas para que un partido actualmente rechazado y puesto en la picota, pueda, tranquilamente, sentarse en los sillones reservados para los que gobiernan.

4ª) Y no ha sido solo la corrupción la que ha causado el principal rechazo al PP y a Rajoy, sino, también, y en gran medida, el modo prepotente, dudosamente democrático, con el que ha gobernado, y cómo ha tratado, vergonzosamente, al Parlamento. Y si esto ha sido así, a la vista de todos, indiscriminadamente, sin reparo y sin asomo de rubor, ¿por qué casi ocho millones de españoles han dado su confianza a este partido? Pues es preciso afirmar que estos votantes son, evidentemente, responsables de la parálisis institucional y democrática que se ha instalado en España. Porque al fardar de esa cifra inesperada, inexplicable, y contradictoria, no prestan atención, ni valoran, los 17.255.898 millones de votantes que han votado por lo contrario: por un cambio de rumbo, de sentido y de estilo en la gobernabilidad de nuestro país??

5ª) ?? porque, otra cosa que se olvida, o se calla, es que las elecciones generales en España no son presidenciales, sino parlamentarias. No gana el que más escaños saca, sino el que consigue una composición de la Cámara que le permita gobernar. Pero según muchos de nuestros periodistas marianistas, los 17 millones de votos se tienen que plegar, sin más, a los casi ocho millones de un partido, sin que éste ofrezca contrapartidas importantes. Que en el caso actual, deberían ser ?importantísimas??.

(Nota: hay un periodista ?mediocre?? , cuyo nombre no quiero, por ahora comunicar, que está haciendo chistes fáciles, sosísimos, claro, metiéndose con ?Riverita?? (sic, no teniendo en cuenta que se trata de un dignísimo, como todos, representante de la soberanía popular; pero este periodista ¿entenderá algo de esto? Y, en contra de mis costumbre y de mi estilo, de he permitido ser un tanto ofensivo con lo de ?mediocre??, porque estoy más que quemado, hartísimo, de que nuestros periodistas, que a veces, hasta vacilan en el orden escolar de sujeto, verbo y predicado, se arrogan el derecho de catalogar a sus ?víctimas?? como les pete: de mediocres, de ambiciosos, de ávidos de poder, de mentirosos, de demagogos, de irresponsables, de ?fracasados sin remedio??. Pues sepan esos pretendidos profesionales, (¡por Dios!, qué osadía), que los demás también tenemos derecho a catalogarlos libremente. Mediocre, por mediocre, irresponsable por irresponsable. Nos están haciendo llegar a la conclusión de que, efectivamente, ?cree el ladrón que todos son de su condición??).