A pocas horas del inicio de la V Conferencia del Celam, en Brasil, ya se escuchan las voces que marcan lo que será la temática central del encuentro. Benedicto XVI llega a este gigante latinoamericano, que viene perdiendo fieles considerablemente, aunque menos que en años anteriores, y que, como tantos otros del continente, se debate en temas tan sensibles para la iglesia católica como la despenalización del aborto.
En la pesquisa que el DataFolha realizó en marzo de este año sobre ?los brasileños y la religión??, 64% de los entrevistados se declararon católicos, 17% dicen que integran una denominación evangélica pentecostal, 5% se declaran evangélicos no-pentecostales, 3% seguidores del espiritismo, 1% umbandistas y 7% sin religión. De acuerdo con el Censo 2000, 74% de la población brasileña eran católicos.
Los católicos brasileños 74% se declararon favorables al divorcio (59% de los evangélicos), 94% apoyaron el uso de preservativos y 46% se dijeron favorables al casamiento entre personas del mismo sexo (sólo el 22% de los evangélicos).
¿Casualidad que haya elegido acompañar esta Conferencia del Celam? Nada lo es en el mundo del Vaticano.
La agenda oficial habla de la Misión como énfasis de la conferencia y como tarea esencial de la Iglesia Católica. ?Para que en Jesús todos tengan vida??, es la consigna y al parecer el lema se centrará en temas donde la IC ve la vida, pero no en otros.
El pontífice apenas desembarcado habló contra el aborto, subrayando la necesidad de proteger la vida, sabiendo que el presidente Lula se encuentra entre la espada y la pared respecto al tema. La presión de la organizaciones católicas y algunas evangélicas contrarias a la legalización del aborto, sobre las autoridades parlamentarias y ejecutivas, se hizo sentir en una reciente marcha por Brasilia.
Sabido es que la jerarquía católica interviene indisimuladamente en estados laicos, como lo hizo recientemente en México, cuando se debatía la despenalización del aborto.
En el documento de síntesis de los aportes recibidos para esta Conferencia, hay temas que sobresalen y otros que apenas se esbozan.
Me preocupa que, las autoridades eclesiales que tanto se rasgan las vestiduras pensando en las vidas que no nacen producto de los abortos, sean tan ciegos a la hora de ver que no habrá vida que defender en el mundo, si todos y todas no denunciamos y actuamos en temas tan vitales como la ecología, la energía limpia, un sistema agrario sustentable, etc..
Solo un punto del documento citado aborda por la tangente el tema de la ecología, cuando dice: ?La ecología ha dejado de ser una preocupación de grupos minoritarios. Hoy se ha generalizado una mayor valoración de la naturaleza, al tiempo que percibimos más claramente de cuantas maneras el hombre amenaza y aun destruye su ?hábitat. Desatender las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios mismo estableció entre las realidades creadas, es una ofensa al Creador, un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra la vida. El ser humano, a quien Dios le encargó la creación, ha de saber contemplarla, cuidarla y utilizarla, pero siempre respetando el orden que le dio el Creador.??
¿Qué de la manipulación cada vez mayor de la biogenética, los monocultivos, el agro combustible y el agro negocio que atentan directamente contra la soberanía alimentaria y la posibilidad de un mundo ecológicamente correcto y socialmente justo?
¿No hay palabras ni acciones contra la expansión de la frontera agropecuaria y la producción de agro combustibles, que justamente Brasil acordó recientemente con el gobierno de Bush, que agravarán la situación de emergencia ambiental existente, y la apropiación de los bienes comunes: el aire, el agua y la tierra?
¿Qué porvenir habrá para la misión cristiana si el mundo se está tornando a pasos agigantados un lugar imposible donde vivir?
Es notable, siempre me llamó la atención, como los que más hablan y atacan la vida de las mujeres y su sexualidad, arrogándose la santidad necesaria para defender la vida, son los mismos que se niegan a firmar los acuerdos de reducción de gases (Bush nunca firmó el Protocolo de Kyoto); los que envían y oran sobre las tropas que invaden pueblos, matando a civiles indefensos; los que firman y apoyan acuerdos para usar alimentos como combustibles para sus coches y lujos, y los que nada dicen contra la violencia económica, social y legal contra los sectores más marginados.
Entonces, ¿me parece a mí, o se defiende la vida cuando se la cree amenazada por ?la libertad de las mujeres??, pero se silencia la realidad de muerte y destrucción de todas las formas de vida, cuando viene de mano de hombres, empresas y negocios?
Digo: Benedicto XVI viene a Brasil y en él, a América Latina, porque en este continente se habla y se discute sobre violencia, nuevas alternativas de consumo y producción, y sobre derechos de las mujeres.
Y afirmo: No seremos las mujeres las que destruyamos el mundo pariendo menos hijos, planificando la familia y decidiendo sobre nuestra realidad.
Será el silencio cómplice, la hipocresía y la incoherencia, asociada con la avaricia, el poder y el consumo egoísta, los que dejarán sin vida el mundo que Dios creó.