Uruguay: informe oficial revela altos índices de maltrato a infancia -- Cristina Canoura

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El castigo físico o psicológico a menores de edad es, en Uruguay, una práctica frecuente. Ocho de cada 10 adultos, residentes en el área metropolitana -Montevideo urbano y centros urbanos vinculados a la capital y de los departamentos contiguos, Canelones y San José-, admitió ejercer alguna de esas formas de maltrato a los niños que conviven con ellos.

Los datos forman parte del estudio ?Prácticas de crianza y resolución de conflictos familiares. Prevalencia de maltrato Intrafamiliar contra niños, niñas y adolescentes??, divulgado por el Programa Infancia y Familia (Infamilia) del Ministerio de Desarrollo Social, el 9 de septiembre último, informó SEMlac

Para el informe se efectuó una encuesta personal a un mil 100 personas mayores de 18 años, que conviven en su hogar con uno o más niñas, niños o adolescentes (de 0 a 18 años).

La investigación distingue tres tipos de maltrato infantil: violencia psicológica, maltrato físico moderado y maltrato físico severo. Para medirlo se utilizó la escala Parent-Child Conflict Tactic Scale (escala CTSPC).

En el área de violencia psicológica se contemplaron cinco acápites: le hablaste fuerte o le gritaste; lo insultaste o maldijiste; le dijiste que lo ibas a enviar fuera o echarlo de la casa; amenazaste con pegarle pero en realidad no lo hiciste, lo llamaste estúpido, haragán o alguna otra cosa parecida.

El 74.4 por ciento de las personas entrevistadas aceptó haber practicado alguna de estas formas de violencia verbal, en lo que va del año, «una o más veces» y 58.8 por ciento más de tres veces. Este porcentaje ascendió a 63.3 cuando se trataba de niñas y niños en edad escolar (6 a 11 años).

Para detectar maltrato físico moderado las premisas de la escala empleada son: lo sacudiste; lo golpeaste en las nalgas con un objeto duro; le diste una palmada en las nalgas con tu mano descubierta; le pegaste con tu mano en su mano, brazo o pierna; lo pellizcaste.

El 53.7 por ciento de quienes participaron en la encuesta declaró haber agredido físicamente al niño o al adolescente de referencia en alguna de estas modalidades y 36.5 por ciento dijo haberlo hecho más de una vez en lo que va del año, registra la pesquisa. La incidencia es mayor entre las y los menores en edad escolar.

Entre las formas de maltrato físico severo la escala CTSPC incluye los golpes de puño, los realizados con objetos duros en alguna parte del cuerpo que no sean las nalgas, las cachetadas y voltear o tirar a la niña o niño al piso. La más frecuente es la cachetada.

En la escala también se ubican formas de maltrato físico muy severo, que pueden poner en riesgo la vida de las y los niños: palizas, presión del cuello, quemaduras y amenazas con armas de fuego o cuchillos.

Ambas formas de maltrato fueron admitidas como ocasionales (una o más veces) por 13.8 por ciento de las y los encuestados; otro ocho por ciento reconoció practicarlo más de tres veces en el período analizado.

Para todas las formas de violencia son las niñas y niños en edad escolar los más afectados, pero los resultados no se desagregan por sexo.

La violencia psicológica prevalece en los hogares de nivel socioeconómico alto (43 por ciento frente a 23.3 en los de nivel medio y 17.4 en los de nivel bajo). En contrapartida, en los hogares más desfavorecidos socialmente se practica con mayor prevalencia la violencia física (15.7 por ciento de violencia física severa o muy severa frente 13.6 en los medios y 9.2 en los de nivel alto).

?Un trato por el buen trato??

Al divulgar los resultados, los representantes de Infamilia destacaron que «es esperable que exista algún grado de subdeclaración por parte de los adultos, especialmente en relación con las conductas que suponen maltrato físico severo».

Junto con la divulgación de los resultados de la investigación, se inició la sexta campaña de concientización sobre el maltrato infantil y la violencia con una creativa forma de sensibilización: «Un trato por el buen trato».

Se trata de la campaña de vacunación «antipegánica» (paralelismo con la vacuna antitetánica), que este año está enfocada en cuatro consignas que aseguran el buen trato: escuchar, creer, proteger y denunciar.

No es una inyección, sino un compromiso del adulto ante las y los niños, quienes les entregan un certificado de «vacunación» verde y blanco. «Hago un trato por el buen trato y me comprometo en mi relación con las niñas, niños y adolescentes», dice el texto.