Una visión teológica a favor de la Muerte Digna -- Gabriel Cifermann (Teólogo)

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Espero lo publiquen muchas gracias de antemano soy un seguidor de ustedes. Un abrazo desde Chile. Gabriel Cifermann gabrielcifermann@gmail.com
Cuando se debate sobre la Ley de muerte digna entre religiosos y políticos cristianos en Argentina y de seguro pronto en Chile, se tiende a espiritualizar una ideología o a ideologizar una espiritualidad. Como teólogo sólo puedo afirmar que la fe bíblica original es tener la convicción de que Dios, no nos promete algo, sino que se promete a Sí Mismo y que lo más grande que ?l da es ?l Mismo.

Por lo tanto, para la Biblia hay algo mayor que el amor y la vida: «la Gratuidad», porque Dios es de eso. Ello implica relacionarse con ?l como Persona, no como Energía, religión, teología, moral, doctrina, esoterismos, etc.

En Jesús, Dios da al mismo Dios, y él se da gratuitamente a todos en la Cruz; y muere en lugar de nosotros. ?l no vio en la Cruz un trono, sino que buscó el espíritu que evita la cruz para sí y para los demás, porque vivió y predicó el amor gratuito. Y si su salvación no va al margen del dolor, es porque ?l no nos salva del sufrimiento o de la muerte, sino «en» el sufrimiento y «en» la muerte.

?l ya nos salvó a todos, porque su salvación es un regalo inmerecido e inmerecible, ya que costamos la sangre de un Dios. La fe expresada con obras de gratuidad es la respuesta a dicha salvación regalada. La vida misma es algo dado y se realiza si la damos, pues, así hacemos que ella sea lo que es: un don. Y para que se realice como don, supone el ejercicio de mi libertad que es algo serio, que Dios toma muy en serio. La vida se me dio y yo tengo derecho a darla para realizarla?? darla a la Vida Misma que es Dios; defendiendo y protegiendo así su «imagen y semejanza» que hay en mí. Y luego de una oración profunda, puedo decidir ante Dios y con todo mi amor por ?l y por la Vida Misma no permitirle más al exterminio humano ni al exterminio de una enfermedad terminal, acabar con mi espíritu y voluntad de dar mi vida. Lo absoluto es la gratuidad, no la vida; sino dar la vida.

Decidir legalmente que ya no intenten salvarme es liberarme de una enfermedad que está matando mi espíritu y la fe de los que me ven sufrir o anhelan que ya todo termine, para poder así, conocer mi Salvación. Decidir ir a la muerte no es fácil, porque no hay nada bajo el sol que haga que la muerte deje de ser muerte. Un enfermo terminal, con fe y amor a Dios, puede darle gratuitamente lo único valioso que le queda: la luz tenue de su vida, cuando aún está consciente para decidirlo, asemejándose a Cristo, quien no se suicidó, sino que se entregó a cambio de nada, no sólo a Dios, sino a los hombres. Dios no me quiere objeto de iniquidad, sino de gratuidad. Dios no quiere mi dolor, sino mi amor gratuito; y quiere ser amado como Persona, sin importar si hay o no un «Cielo» para mí. Quizá ?l valore más, que yo le dé voluntaria y conscientemente mi vida, a cambio de nada; que la vida se vaya de mí dejándome en la nada??