Si los diarios capitalinos apenas hicieron mención sobre la condecoración del Cardenal Cipriani con la Orden del Sol, en el grado de Gran Cruz, es ciertamente para no devaluar esta Orden para mejor causa.
Escribía Alberto Valencia Cárdenas en La República duras verdades sobre este pastor:
Más en:http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Luis_Cipriani_Thorne#Controversias
«Si siguiendo a Bufón sostuviésemos que el lenguaje es el hombre, monseñor Cipriani resultaría muy mal parado porque Cipriani es dueño del vocabulario más indigno que un príncipe de la Iglesia pueda utilizar. En Ayacucho nosotros no podemos olvidar que aquí estrenó las siguientes frases:
1.- A los terrucos hay que darles de su propia medicina.
2.- Los Santos Evangelios no se oponen a la pena de muerte.
3.- Ya estoy harto de los arrepentidos.
4.- Todas las comunidades han tenido su entripado con Sendero.
5.- Ustedes lo único que saben es pedir.
6.- Los políticos son unos pícaros.
7.- Los periodistas son unos pendejos, y
8.- Los derechos humanos son una cojudez.
Nadie en su sano juicio podría sospechar que estas vulgaridades forman parte del lenguaje corriente de la más alta autoridad de la Iglesia peruana. Seguramente esto no se conoce en el Vaticano. Somos muchos los que creemos que el cardenal Cipriani debe renunciar o ser trasladado, por la Santa Sede, a otra jurisdicción eclesiástica alejada del Perú. Y al solicitar esta renuncia, no estamos cometiendo un acto de herejía o de apostasía. Estamos simplemente haciendo uso de nuestro irrenunciable y sacrosanto derecho de petición. Monseñor Cipriani le hace daño a la Iglesia peruana y desprestigia innecesariamente al Opus Dei.»
Por ALBERTO VALENCIA CÁRDENAS (*)
(*) Dos veces diputado aprista por Ayacucho.
Extracto – Tomado de: Diario La República (del 10, 13 y 16 de setiembre del 2003) W