En este mundo cada vez más marcado por la injusticia estructural de gobiernos imperiales apoyada por organismos internacionales, creados para unir a la humanidad en la paz y en la justicia, es comprensible que muchos latinoamericanos busquen raíces italianas o alemanas e intenten obtener pasaporte europeo para ser ciudadanos de primera clase en una sociedad en la que las personas valen según el país en el que nacen o al que pertenecen.
Sin embargo, ningún documento, por sí solo, garantizará una ciudadanía colectiva que pueda transformar este mundo en una tierra de vida para todos los seres vivos. Eso sólo podrá darse a través de un proceso de concientización social y de una conciencia de mundialidad, proceso en el cual todos estamos llamados a participar activamente.
Para contribuir a este trabajo de ciudadanía universal, desde hace algunos años, una iniciativa brillante y oportuna ha sido la publicación de la «Agenda Latinoamericana».
Más que un calendario del año, como tantos otros que son publicados, la «Latinoamericana» contiene, sí, un cronograma de cada día, pero más que eso: marca cada día con la memoria de los acontecimientos que hacen que aquel día sea diferente en la historia de la liberación de los pueblos, y señala la memoria de las personas que en ese día fueron mártires y que dieron su vida por las Grandes Causas de la Humanidad. Además de este calendario de memorias, minuciosamente organizado, la Agenda toma un tema de interés actual para la ciudadanía, e invita a intelectuales y militantes sociales de los cinco continentes a escribir un estudio sobre algún ángulo o aspecto de ese tema general. Estos textos, que llegan a ser, cada año, 35 estudios, componen un conjunto de análisis difícil de encontrar en un solo volumen, accesible a todos.
Quien abre la Agenda encuentra al inicio una carta-prefacio escrita por dom Pedro Casaldáliga, obispo emérito de São Félix do Araguaia, que por su consagración a la Causa de los Pueblos del Continente, se volvió padrino y maestro de ciudadanía universal para todos. Con su acostumbrada lucidez y su talento de escritor y poeta, dom Pedro nos introduce en la realidad que, en este momento, nos desafía de forma especial y que ha justificado la elección del tema general de la Agenda de este año. A partir de ahí, los textos y artículos están dispuestos de acuerdo con el consagrado método latinoamericano del «ver, juzgar, actuar». La Agenda Latinoamericana, así, es una obra colectiva, que reúne algunos de los mejores intelectuales y militantes del mundo, coordinados por José María Vigil, redactor y organizador principal de la Agenda, gran pensador latinoamericano, y coordinador de la Comisión Teológica Internacional de la Asociación Ecuménica de los Teólogos del Tercer Mundo (ASETT, o EATWOT por su sigla en inglés). También, en cada edición, la Agenda, en convenio con entidades afines, propone concursos de textos y temas para ser profundizados. Para los ganadores hay premios y la posibilidad de divulgar su trabajo.
En los primeros tiempos, la Agenda Latinoamericana era publicada en portugués y español y, en esta área, se convirtió en un verdadero best-seller. De esta forma, para mucha gente de todos los continentes pasó a ser una referencia importante que, desde hace algunos años, pasó también a ser «mundial, sin perder su orientación a partir de la realidad latinoamericana.
Para el año 2008 es sin duda significativo que el tema sea «La política murió. ¡Viva la Política!». Este tema es prioritario en 2008, no sólo por tratarse de un año de elecciones en diversos países del Continente, sino porque, en el mundo entero, crece la conciencia de que el modelo oficial de política hoy vigente está agotado y necesita una transformación radical. En Bolivia y Ecuador, se espera mucho de la Asamblea constituyente, que reelabora para el país leyes más justas y actuales. En Italia, el cómico Beppe Grillo reúne multitudes en sus Vanfanulo Days, y propone mandar allí a todos los políticos profesionales de todos los partidos. El altermundismo de los Forums Sociales propone una política más popular con la participación realmente democrática de las organizaciones de base y los movimientos civiles de la sociedad. Se trata, verdaderamente, de una resurrección de la Política.
Una dimensión de esta transformación social y política propuesta por la Agenda latinoamericana de 2008 es una nueva política ecológica. En 2000, la UNESCO asumió la «Carta de la Tierra», uno de los documentos más importantes desde el punto de vista ético y espiritual que haya sido propuesto alguna vez a la Humanidad. Elaborado por una gran comisión de representantes de varias naciones y fruto de una consulta mundial que duró ocho años (de 1992 a 2000), propone una alianza mundial para cuidar de la Tierra y cuidar los unos de los otros en defensa de la vida y de la paz.
Esta «carta» fue propuesta a la asamblea general de la ONU como una nueva declaración de los derechos, no sólo del ser humano, sino de todo ser vivo. Tomada en serio, no suprime las nacionalidades, pero sí las hace relativas, al dar a todos los seres humanos una especie de pasaporte con el que nos convertimos en ciudadanos de todo el universo. De hecho, crece la conciencia de que tenemos una única casa común: el planeta Tierra. Más aún: como especie formamos una humanidad única y somos parte de la Tierra. «Somos la propia Tierra, que, en un momento de su evolución, ha comenzado a sentir, a pensar y a amar» (Leonardo Boff).
La mayor amenaza actual a la civilización y a la Humanidad no es el terrorismo. Es el capitalismo, que destruye las relaciones humanas y amenaza la vida sobre la Tierra. Para garantizar el futuro de la vida en la Tierra, necesitamos una coalición mundial basada en la Ética y en el fondo de bondad y amorosidad que existe en todo ser humano. No es posible un avance ecológico ni el cuidado de la Tierra si no nos cuidamos también de la Ecología social. No teniendo justicia internacional, no sólo es posible, sino que es urgente refundar la relación humana sobre la base de la antropología de la convivialidad, de la generosidad gratuita y de la veneración a la Vida como energía universal de amor, de la cual todos dependemos y a para la cual todos vivimos. La convivialidad amorosa puede ser una forma de hacer Política.
La Agenda Latinoamericana mundial de 2008 nos estimula en este camino de justicia y paz.
* Monge beneditino, teólogo e escritor. Tem 30 livros publicados.