Si no hubieras venido por los Mundiales, ¿a qué vendrías a Sudáfrica?”. Durante las dos últimas semanas, un periódico español hizo esta pregunta a casi todos los jugadores de la selección española. “De safari, a ver animales en los parques nacionales”, fue la respuesta de todos ellos. Sudáfrica es un país de grandes atractivos turísticos. Gracias a este gran evento deportivo, espera atraer a más visitantes de Europa y Estados Unidos para que disfruten de sus playas, sus reservas naturales y sus complejos hoteleros de lujo.
Pero un grupo de doce chicos y chicas españoles ha vivido durante las últimas semanas una experiencia excepcional que les ha sumergido en la realidad del país mucho más que la mejor ruta turística: han convivido con varios jóvenes de Sudáfrica que proceden de algunos de los townships más pobres del sur de Johannesburgo, como Finetown y Ennerdale.
“Da gusto vivir juntos llevándonos tan bien”, dicen en su blog http://conectandoafrica.blogspot.com, donde todos los días vuelcan sus alegrías, que han sido muchas, como el día en que antes de ver a la selección española jugar contra Chile sorprendieron a los camareros del restaurante donde comieron cantando el “Shosoloza” –himno muy popular entre los negros- que habían aprendido el día antes. Al final, acabaron bailando juntos en el interior del local, hasta con los cocineros.
Sólo tienen una tristeza: tener que regresar este fin de semana porque, como ellos explican “aunque echamos de menos a nuestras familias y amigos no queremos que esto se termine”. Y un aviso a sus familias: “compradnos manteca de cacahuete para comer con pan de molde (conocido en Sudáfrica como el Mandela sándwich), porque nos hemos vuelto adictos”.
Esta convivencia ha sido organizada por Red Deporte y Cooperación y sus socios locales, los Salesianos de Don Bosco, a quienes la ONG apoya con un proyecto educacional en Ennerdale. Sony y Play Station –con la colaboración de la Comunidad de Madrid y la Generalitat Valenciana- han patrocinado el viaje. Los jóvenes españoles fueron seleccionados de algunas escuelas de Valladolid, Madrid, Castilla La Mancha y Valencia tras participar durante varios meses en el concurso solidario “Conectando África”.
Estos jóvenes españoles y sudafricanos han tenido tiempo de visitar lugares que les han hecho entender mejor la historia reciente de Sudáfrica, como el museo del apartheid y la casa de Mandela. Pero lo más interesante ha sido su contacto directo con lugares como el “Love of Christ Ministries”, un centro de acogida en el que una pequeña familia empezó adoptando niños huérfanos de Finetown y Ennerdale y ahora es un gran centro de ayuda a niños vulnerables: “Salimos de allí con ganas de hacer algo parecido en nuestras vidas”, dicen los escolares españoles en su blog. También ha habido ocasión de hacer deporte casi todos los días y de participar en juegos y en sesiones de intercambio cultural en la que cada grupo ha entendido mejor cómo viven sus nuevos amigos y qué problemas tienen.
Otro punto álgido de la convivencia fue la visita a la parroquia San Daniel Comboni, en la barriada de Mamelodi, a las afueras de Pretoria, uno de los muchos lugares de la Sudáfrica profunda lejos de los focos de los grandes eventos deportivos y turísticos. Su párroco, el misionero catalán Jaime Calvera, explica que “en este lugar más de la mitad de la población está en paro y hay un altísimo porcentaje de población seropositiva”. A pesar de esta situación, los escolares españoles se dieron cuenta de la fuerza que tiene África cuando la gente vive estas situaciones: “A diferencia de nuestra iglesias, aquí la gente canta, baila y emana una alegría que se contagia y sales palpando la felicidad en el aire”.
El coro de la parroquia –que estuvo el año pasado actuando en España- les dio la bienvenida, y los jóvenes les representaron una pieza teatral sobre el levantamiento de los estudiantes en 1976 en Soweto, uno de los hitos de la lucha contra el apartheid. “Necesitarían financiación para una pista deportiva”, dicen en su blog. “Ahora mismo los jóvenes no tienen ningún sitio donde hacer deporte, y para estos chicos sería muy importante tenerlo”. Una frase que suena a deseos de que el viaje no termine en el aeropuerto y que la solidaridad siga después, intentando hacer algo desde sus colegios en España para echar una mano a sus nuevos amigos sudafricanos.