Un Miércoles de Ceniza multitudinario pero individualista:¿Es conforme con el Evangelio? -- Arnaldo Zenteno S.J Comunidades Eclesiales de Base (CEB)

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En todo Centroamérica y también en México el Miércoles de Ceniza se llenan nuestros Templos con una multitud que acude cada persona a que le pongan la Ceniza. Sin duda es una celebración multitudinaria. Pocos días si exceptuamos las Fiestas Patronales o la Semana Santa, tanta gente acude a los Templos.

No vamos a juzgar la Fe de nuestro Pueblo sencillo que acude así a los Templos. Podemos decir que muchísima gente acude en señal de arrepentimiento y de recibir una bendición especial. Eso no es malo, ni podemos condenarlo farisaicamente. Podemos recordar que Jesús nos dice en el Evangelio que el Publicano que humildemente en la parte de atrás del Templo pedía perdón, recibió el perdón de Dios. Y no lo recibió el que orgullosamente se presentaba como bueno, no reconocía sus pecados y despreciaba al Publicano.

Pero lo que venimos diciendo de no juzgar farisaicamente a nuestro Pueblo, no quita que analicemos un poquito más de fondo el sentido del Miércoles de Ceniza.

1.- La fórmula antigua que algunos están volviendo a usar: Polvo eres y en Polvo te convertirás, aunque puede tener un sentido de querer expresar el arrepentimiento, sin embargo también expresa algo negativo. Parece que todo se acaba con la muerte y no aparece ahí la Resurrección. Además esa fórmula no ayuda mucho a la autoestima que Dios quiere, pues parece que nada valemos o que nuestra vida vale muy poco.

2.- La celebración actual con su fórmula: Conviértete y cree en el Evangelio tiene mucho más sentido y está más de acuerdo con el Evangelio. Sin embargo su práctica aunque multitudinaria, es personal y casi diría individualista. Cada quién se arrepiente y pide la Ceniza, y eso es esencial, pero falta un sentido comunitario y tampoco hay un compromiso social. En un sentido es una práctica a la vez multitudinaria y al mismo tiempo individualista.

3.- Vamos a detenernos a pensar en la fórmula actual de poner la Ceniza. De paso digo que no es muy feliz como dice el rito: ?Imposición de la Ceniza??, ya que no se impone, sino cada quién la recibe libremente. Decía yo que la práctica actual multitudinaria de la Ceniza es personal como debe ser, pero también es individualista. Pero resulta que la fórmula actual de poner la Ceniza en su esencia misma está tomada del Evangelio, y el Evangelio esencialmente es personal, comunitario y social. Como nos dice Marcos al inicio del Evangelio: Jesús anuncia la Buena Nueva de Dios. Nos invita a convertirnos que quiere decir cambio de mentalidad y de actitudes y todo esto en el marco del Reino de Dios que ya está entre nosotros (Marcos 1, 15). Y obviamente el Reino o Reinado de Dios, no es asunto meramente individual. Jesús nos habla de una sociedad justa, fraterna, solidaria y sin discriminaciones. Y Aparecida esto lo formula repetidamente como el sueño y el compromiso por una ?Vida Digna??.

Si esto que venimos diciendo es verdad, como creo que lo es, y arranca de la predicación de Jesús, al ponernos la Ceniza claramente estamos arrepintiéndonos de todo lo que va contra el Reino de Dios tanto a nivel personal como social, y al mismo tiempo nos estamos comprometiendo a luchar o al menos a trabajar por el Reino de Dios. En este sentido una celebración de la Ceniza meramente individualista, es una contradicción con el mensaje del Evangelio que expresamos al ponernos la Ceniza.

Y si pensamos en las lecturas que suelen hacerse en la Ceniza, y recordamos el llamamiento de los Profetas podemos recordar que la Ceniza tiene expresamente un sentido social. Recordemos el clamor del Profeta Joel que nos dice: Que se toque la trompeta en Sión, que se congregue al pueblo que participen los ancianos y los recién casados y los ministros y que hasta el Rey entre en ese clamor de penitencia y juntos como pueblo todos piden perdón (Joel 2). Con toda razón el profeta Miqueas nos dice: que no bastan los sacrificios de los animales. Lo que es bueno, lo que el Señor nos exige es que practiquemos la justicia, que amemos con ternura y caminemos humildemente delante de Dios (Miqueas 6, 8).

A nivel pastoral nos queda una pregunta y un reto: ¿Cómo recrear nuestra celebración multitudinaria de la Ceniza de modo que se exprese junto con el arrepentimiento personal también la invocación de perdón comunitario y de los pecados de nuestra sociedad (por ejemplo ahora los atropellos contra los Migrantes o los reos calcinados en el penal de Honduras)? Al menos esto lo podemos hacer claramente en nuestras celebraciones comunitarias. Pero no podemos dejar de hacerlo en las celebraciones multitudinarias, porque para mucha gente en concreto el único espacio de recibir y participar en el mensaje del Evangelio suele ser el de las celebraciones masivas de la Eucaristía los domingos y Fiestas Patronales y sobre todo el Miércoles de Ceniza.

Ese es nuestro sueño, una celebración de la Ceniza enraizada en el Evangelio, en nuestro arrepentimiento personal confiando plenamente en Dios nuestro Padre Misericordioso, y al mismo tiempo una celebración con pleno sentido comunitario y con un clamor de perdón y de compromiso ante el pecado de nuestra sociedad, particularmente la injusticia, ante todo aquello que con razón y con novedad en su tiempo, Medellín calificó de situación de pecado.