InicioRevista de prensaiglesia catolicaUN BÁCULO PELIGROSO. José David Sacristán de Lama

UN BÁCULO PELIGROSO. José David Sacristán de Lama

Publicado en

El País

Algunos jerarcas de esta Iglesia que nos ha tocado padecer y de cuyos nombres más vale no acordarse se muestran incapaces de comprender que algunos ciudadanos (cada vez más) puedan plantearse de manera lícita una vida digna y ética sin dioses, y niegan a la sociedad ese derecho de autonomía moral con el argumento, por supuesto siempre indiscutible, de que sólo Dios puede dar sentido a la vida. Sólo hay una verdad, de la que tienen el monopolio eterno.

Que, a estas alturas de la película, después de la Ilustración y con el pensamiento humanístico que ha llovido desde entonces, una sociedad moderna tenga que soportar todavía semejante lastre y tragarse esos sapos es, más que nada, cansado e indigesto. Pero, además, últimamente no paran de blandir el báculo, con gran peligro para la integridad de las personas. Por favor, que alguien haga algo. Que hagan una inspección y comprueben si el báculo está homologado. Cualquier día ocurre una desgracia.

Últimos artículos

Mons. Erwin Kräutler: «El próximo Papa podría convocar un concilio» -- Jacqueline Straub

BAF Ya en el sínodo sobre la Amazonía de 2019, monseñor Erwin Kräutler, obispo...

Palestina sin tregua en mitad de la barbarie -- Jesús A. Núñez Villaverde

Alandar Más allá de los deseos de paz que podamos albergar íntimamente, debemos admitir que...

( I-Il) ¡Madre, Tú no te cansas de rogar por mí cada día! ¡Y yo siempre estoy cansado por no rogar por ti todos...

El rincón del peregrino Tú, madre, No te cansas de rogar por mí, cada día,...

Noticias similares

Mons. Erwin Kräutler: «El próximo Papa podría convocar un concilio» -- Jacqueline Straub

BAF Ya en el sínodo sobre la Amazonía de 2019, monseñor Erwin Kräutler, obispo...

Palestina sin tregua en mitad de la barbarie -- Jesús A. Núñez Villaverde

Alandar Más allá de los deseos de paz que podamos albergar íntimamente, debemos admitir que...

( I-Il) ¡Madre, Tú no te cansas de rogar por mí cada día! ¡Y yo siempre estoy cansado por no rogar por ti todos...

El rincón del peregrino Tú, madre, No te cansas de rogar por mí, cada día,...