El movimiento de CRISTIANOS Y CRISTIANAS POR EL SOCIALISMO convoca a todos los socios, amigos, compañeros y compañeras de partidos, sindicatos y movimientos sociales, a ir y apoyar la Huelga General el 29 de septiembre de 2010.
Huelga y movilización ciudadana para defender las libertades y derechos laborales, sociales, económicos, medioambientales de todos los trabajadores y trabajadoras y de todas las clases populares frente a las agresiones y recortes que estamos sufriendo por las políticas antisociales del gobierno español y de la Unión Europea.
Queremos parar este país al menos por un día como expresión de nuestra indignación ética ante esta crisis que no cesa. ¿Tienen fuerza los sindicatos para dejar al país sin TV, sin metro, sin Autobuses, sin taxis, sin aviones, sin trenes, sin oficinas, sin tiendas durante un día entero? ¿Tendrán fuerza los sindicatos de la enseñanza para mantener sin clase a todos los institutos y colegios de España?
Todos los comercios cerrados, todas las empresas vacías Esperamos que tengan poder para cerrar el Corte ingles, Alcampo, Caprabo, Eroski, Mercadona, etc. Estamos seguros que los sindicatos y la ciudadanía apoyan estas medidas. Se trata de una parálisis total Una huelga general es algo muy serio. Los casi 5 millones de parados son motivo más que suficiente para paralizar el país, para que vayamos todos a la huelga general.
Pero, el 29 de septiembre es un comienzo, no una culminación, es una puerta de la lucha que seguimos manteniendo. Tenemos la legitimidad moral de quienes actúan además de protestar. No es un día festivo, es un día militante. Nuestro gran adversario interno puede ser nuestra pasividad, nuestro conformismo, nuestro miedo a perder un puesto de trabajo que se tambalea.
La huelga plantea un deber ciudadano a la clase trabajadora que es solidaria con todos los que padecen la opresión de este capitalismo salvaje. Por todo ello, no nos podemos quedar en casa. ¡Todos a la Huelga!. La huelga del 29 de septiembre debería ser el comienzo de movilizaciones laborales y sociales.
Debemos luchar por sentar las bases de un nuevo modelo de sociedad, un nuevo modelo productivo basado en la satisfacción de las necesidades de las personas, en la solidaridad, en la igualdad, en la libertad, en la justicia social; un nuevo modelo que contemple la armonía de nuestra vida con el planeta, que no busque la explotación de las personas y de los recursos naturales, un modelo planteado con una dimensión global, internacionalista, que abarque a toda la humanidad, a todos los trabajadores y trabajadoras del mundo.
El 29 de septiembre es un día de lucha contra la pérdida de derechos y contra el descrédito intencionado de todo cuanto esté relacionado con lo público, con el bien común, con el trabajo: sea la política, el sindicalismo o la seguridad social, sea la educación, la sanidad o los derechos laborales, sea el sistema público de pensiones o la protección al desempleo. Conviene recordar que el cuento de la crisis tiene un final abierto.
Siempre existe la posibilidad de escribir la palabra resistencia. Y de esta resistencia y del grado de contestación social que reciban las medidas acordadas por el Gobierno el 20 de mayo, dependerá mucho que se apliquen o no otras que el Gobierno tiene proyectadas, como el copago en el médico etc.
Todos sabemos que esta huelga no es sólo contra Zapatero ni contra este gobierno en especial. Se trata de una jornada europea de movilización sindical convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en diferentes países de la UE. La Huelga General es fundamentalmente contra los Bancos y el sector financiero, contra el FMI, contra el G-20, contra los gestores de este capitalismo salvaje que, en nuestra Europa, son todas sus instituciones y los gobernantes de los estados particulares.
La crisis actual del capitalismo es la más profunda y vasta jamás conocida, pero es también la primera en la que está ausente una fuerza que luche por una alternativa al sistema. ?sta es, en efecto, la primera gran crisis sin socialistas que enfrenta sólo luchas locales defensivas, desesperadas, en algunos países europeos.
El valor y la persistencia de los trabajadores griegos no ha despertado solidaridades ni ha podido modificar las medidas draconianas que el capital financiero mundial impuso a la socialdemocracia griega, obediente y servil. No ha sido suficiente que la desocupación juvenil en Italia y en Francia llegue al 40 por ciento para imponer movilizaciones y una huelga general. Tampoco en España, el paro, la reforma laboral y de pensiones han bastado para movilizar a las direcciones sindicales comunistas (CCOO) y socialistas (UGT) que han postergado la huelga general hasta el 29 de septiembre para demostrar su voluntad de ceder todo lo que les ha sido posible.
Por otra parte, en Estados Unidos el único movimiento de masas democrático y defensivo es el de los inmigrantes indocumentados. Y ni en Rusia ni en Europa oriental, a pesar de la caída de los ingresos y de los efectos sociales de la crisis (que ha potenciado, por ejemplo, la trata de blancas), ha habido movimientos sociales importantes.
Las medidas del gobierno son una agresión a todos los trabajadores/as y preparan nuevas medidas de ajuste cuyo ritmo y profundidad en la aplicación dependerá mucho del grado de contestación social que vayan recibiendo las acordadas por el Gobierno el 20 de mayo.
Tenemos muchas razones para ir y apoyar esta huelga, que no tienen nada que ver con las peripecias que hacen CCOO y UGT para ?dialogar?? con el Gobierno:
1º) El paro.
Cerca de 5 millones de parados (4,6); las personas jóvenes soportan tasas de paro del 40%. Desde 2008, más de 2,5 millones de personas han perdido el empleo. 1,2 millones de personas desempleadas no perciben ninguna prestación y cerca de 554.000 malviven con 426??. Más de 4 millones de personas trabajadoras tienen contratos temporales.
11 millones de asalariados/as de los 18,7 millones de ocupados tienen rentas anuales inferiores a 9.000??. Las rentas salariales cayeron el triple que las empresariales en el 2009. Los 7 grandes Bancos y Cajas obtuvieron 17.000 millones de euros de beneficios netos en el 2009 y las retribuciones de los consejeros y directivos de las grandes empresas crecieron el 19,1.
El paro afecta específicamente a las mujeres, victimas a la vez del capitalismo y del patriarcado, sobre las mujeres recae la mayor parte del trabajo de cuidados, que ocupa más horas que todo el empleo remunerado junto y produce la mano de obra necesaria para la acumulación económica, además de ser la base principal de la manutención y la convivencia afectiva y sexual de las personas. La lucha feminista reclama una organización de cuidados que implique igualmente a hombres y mujeres, y donde la atención a la dependencia cuente con servicios públicos eficientes.
2º) El Plan de ajuste
Con las medidas del plan de ajuste del gobierno, 2,6 millones de trabajadores/as públicos en todas las Administraciones, sufren una reducción de sus salarios en una media del 5% y no se cubren las vacantes necesarias para tener unos servicios públicos de calidad.
3º) La reforma laboral
Se trata de un proyecto social que se resume en esto: para que unos pocos puedan seguir siendo cada vez más ricos, muchos tienen que ser cada vez más pobres. En este proyecto nos va el porvenir de millones de jóvenes sin empleo ni futuro, el de millones de pensionistas de beneficencia, el de millones de parados de más de 50 años despedidos por tener derechos que ahora se le niegan, al tiempo que se alarga la edad de jubilación más allá de los 65 años.
Y mientras esto es lo que se le ofrece a las clases populares, la burguesía, los poderosos, dejan de pagar y evaden impuestos, privatizan servicios esenciales, establecen copagos médicos y reducen las pensiones. ¿Hace falta decir que no hay ninguna razón económica que justifique este expolio? ¿Hace falta explicar que sólo es violencia sin resistencia, sin rebeldía?
4º) El pensionazo :
Con las medidas del plan de ajuste para reducir el déficit, se le congela la pensión para 2011 a más de 6 Millones de pensionistas. El 68% de los 8,2 millones de pensionistas tenemos una pensión anual que no llega al salario mínimo interprofesional.
Quieren elevar la edad de jubilación hasta los 67 años y subir a 20 años el periodo de cómputo para calcular el importe de las pensiones, todo ello con la excusa de que corre peligro el sistema público de pensiones si no se toman medidas como éstas. Pretenden que las entidades financieras y las compañías de seguros puedan aumentar sus ganancias a cambio de que nos endeudemos con los planes privados de pensiones.
Con estas reformas, se reduciría aun más la cantidad a percibir, mientras siguen aumentando los beneficios de los empresarios y las pensiones multimillonarias de directivos, ejecutivos y consejeros. ¿También pretenden precarizar a los mayores?
Por eso la huelga general del día 29 tiene que ser un éxito, debe ser el principio de un cambio en la situación de los trabajadores. Creemos que hay otra salida a la crisis que no pasa por este atropello económico y financiero. Es importante para todos buscar otra salida a la crisis. Esta crisis da lugar a pensar que se trata de una estrategia con la que dar una vuelta de tuerca a los derechos de los trabajadores.
En definitiva, la crisis que la paguen los capitalistas.
Hay que apoyar esta huelga porque la convocan los sindicatos y porque apoyar a los sindicatos ahora, justo cuando la derecha, la patronal y los poderes financieros quieren aprovechar la ocasión para quitárselos de en medio, es más necesario que nunca. No nos dejemos engañar: los países con mejores condiciones de vida son aquellos en donde los sindicatos son más fuertes y al contrario, donde son más débiles hay menos derechos laborales y menos bienestar social.
Por eso, la derecha trata siempre, como ahora, de desprestigiarlos y de acabar con su influencia. Es verdad que no podemos estar plenamente satisfechos del comportamiento de los sindicatos en los últimos años, pero esta convocatoria es precisamente una gran ocasión para hacerles ver el peligro que ha tenido su actitud acomodaticia de tanto tiempo, y para obligarles a que a partir de ahora adopten una práctica sindical diferente, más ligada a los trabajadores y menos pendiente de la comodidad y de los intereses de sus funcionarios.