Arrepentidos por errores del pasado, con una agenda renovada para el presente y esperanzados en el futuro, representantes de la teología de la liberación participan de la cumbre de obispos de América latina y el Caribe que sesiona aquí, en permanente diálogo con las autoridades de la Iglesia.
¿Son los mismos teólogos que fueron considerados marxistas por el Vaticano? Sí. «Para nosotros, con esta conferencia se terminan 27 años de una especie de destierro interior dentro de la Iglesia», dijo el sacerdote y teólogo de la liberación chileno Sergio Torres a LA NACION, en una entrevista de Silvina Premat.
El cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, uno de los prelados latinoamericanos con mayor prestigio en la Iglesia, confirmó las buenas relaciones entre la jerarquía y estos teólogos. «No existe una oposición ni un antagonismo; de ninguna manera», dijo Rodríguez Maradiaga, y agregó: «Ellos han tenido en todo momento una gran apertura, y nosotros también, y puedo decir que nos mantenemos en contacto».
Torres es uno de los referentes de Amerinda, el grupo de teólogos de esta corriente autóctona de América latina, que fue invitado por el presidente del Celam, cardenal Francisco Javier Errázuriz, a asesorar a los obispos que participan en la conferencia general. Son 23 profesores universitarios, investigadores y párrocos de América latina que se reúnen a diario en un hotel de esta ciudad con obispos, sobre todo brasileños, para conversar sobre los planteos que se hacen en el aula donde sesiona la asamblea, en el subsuelo del santuario de Nuestra Señora de Aparecida.
Torres hizo una excepción a su norma de no recibir a la prensa y contó a LA NACION que esta histórica incorporación de la teología de la liberación a las filas oficiales de la Iglesia responde a una iniciativa del Celam, con el que no tenían diálogo desde 1979, cuando la conferencia se reunió en la ciudad de Puebla, en México.
En julio de 2006, el Celam invitó a dos miembros de Amerinda -que reúne a gran parte de los teólogos de esta tendencia sin una estructura vertical, sino compuesta por distintos grupos- a una reunión con 18 obispos para conocer su parecer sobre el documento de preparación de la V Conferencia.
En ese encuentro, Torres pidió una reunión más amplia. A fines de febrero pasado, cinco obispos, entre los que estaba Rodríguez Maradiaga, dialogaron largo y tendido con cinco teólogos de la liberación: los sacerdotes Gustavo Gutiérrez, de Perú; Carlos Mester y Oscar Deozzo, de Brasil, y Pablo Bonavia, de Uruguay, y Maria Clara Bimgemer, de Brasil.
-¿En qué se diferencia la teología de la liberación de ahora de la originaria?
-Nosotros no somos los mismos y las cosas cambiaron radicalmente: se acabó la Guerra Fría, desaparecieron el socialismo real en Rusia y otros países y hay nuevos desafíos. Nosotros también cometimos errores en nuestros escritos e intervenciones. Con ingenuidad confiamos en que el socialismo era capaz de hacer las transformaciones sociales. También fuimos víctimas de errores de otros, porque gente nuestra afirmaba y hacía cosas que no eran avaladas por la teología de la liberación.
-¿Por ejemplo?
-Una religiosa de Guatemala que, según ella, celebraba la misa porque, según decía, no iba a esperar a que la nombraran. Se señalaban esos casos diciendo que eran los teólogos de la liberación. Esos errores contribuyeron a que se dijera que éramos marxistas.
-¿No lo eran?
-Nunca fuimos marxistas porque, para serlo, no podíamos creer en Dios, en Jesús. Pero al utilizar el análisis marxista era difícil hacer la distinción entre el materialismo histórico y el materialismo dialéctico. Tuvimos mala suerte. La teología de la liberación se desarrolló en tiempos en que creció el marxismo y se dieron la revolución en Cuba y los movimientos guerrilleros en varios países. Estábamos de acuerdo en buscar un cambio radical, pero no con ciertos métodos. Entre esa teología de la liberación y la de hoy, hay una diferencia de contexto y de temas.
-¿Todos hacen esta autocrítica? ¿También Leonardo Boff?
-Sí, aunque no lo diga públicamente. El dejó los temas más conflictivos, sociales y políticos, y se especializó en la ecología y medio ambiente. Adquirió una competencia científica tremenda en el tema de la física cuántica y las matemáticas.
-¿De qué temas se ocupa ahora la teología de la liberación?
-Ahora hay una teología de la liberación feminista, india, afroamericana y una ecoteología.
-¿Y la opción preferencial por los pobres?
-Esos temas son especificidades de la matriz, que son los pobres. La teología feminista, a diferencia de la de Europa, habla de las mujeres pobres, y la teología india dice que los indígenas son los más pobres de los pobres. En cuanto a la ecología, Boff dice que los problemas del medio ambiente son de tal magnitud, que el barco de la humanidad corre peligro de hundirse. Y ahí se hunden ricos y pobres. La teología de la liberación hoy tiene que oír el grito de los pobres y el grito de la tierra.
-¿Qué están buscando ahora?
-Los nuevos rostros de los pobres.
-¿Cómo recibieron el discurso inaugural del Papa?
-Lo consideramos positivo. Demostró desconocimiento de América latina en algunos aspectos, como el de los indígenas y la situación de la familia, pero lo más profundo que dijo es que la opción por los pobres es parte de la cristología. Es decir que quien cree en Jesús tiene que hacer la opción por los pobres. Nadie podrá decir ahora que esto es política. Otra cosa interesante fue su afirmación sobre la búsqueda de estructuras justas. Estamos felices por este discurso.