Hace año y medio colgué mi primer corto en Youtube. En ese tiempo ha tenido más de 11 millones de descargas. ¿Qué ha pasado para que se desate semejante fenómeno? Creedme: nada tiene que ver con el corto en sí. No es por la historia o la factura técnica, ni por la fama de la protagonista.
Todo eso puede hacer que alguien lo disfrute, pero no llegan a verlo por eso. El corto tiene una licencia Creative Commons Atribución- No comercial-Compartir igual. Y no la tiene para permitir que la gente haga cosas (copiarlo, modificarlo…), sino para legitimar algo que ya hacen de por sí. La licencia no es un impulso, sino un mecanismo de legitimación de una práctica que se hace de forma autónoma y desde abajo.
Las licencias Creative Commons (CC) y, de forma más amplia, el movimiento copyleft, no sólo producen una práctica jurídica, sino una relación social. Un puente entre el espectador y el conjunto de creadores. Un espacio intermedio que, de alguna manera, reconoce que ellos y nosotros (si es que esos términos tienen sentido) hacemos lo mismo. En ese reconocimiento de un sustrato común está la base del ?éxito? del corto.
Pero no nos engañemos, las licencias CC y el movimiento copyleft no son sinónimo de éxito y no deberían usarse por razones equivocadas. Pensar que las licencias CC son una marca, un logo ?cool? para poner a circular productos culturales, es un error. Las licencias expresan la legitimación de una práctica y la expresión de una potencia, que puede concretarse o no. Usarlas debe partir de otro lado, quizás del mismo que lleva a escribir, hacer fotos, música o cortos. No se trata de cuánta gente te ve o te oye, sino de cuánto le aportas al común que componemos entre todos. Cuánto pones en ese humus intertextual que es la inteligencia colectiva para que la cultura siga creciendo como la hierba.
Cuando la industria audiovisual enfoca ?el problema de la red? ignora este principio básico. Creen que van por delante de la sociedad, que pueden gobernarla. Se equivocan. Las licencias CC no son más que otra forma (más abierta y justa) de copyright y la gente viola, pervierte y rompe las normas de copyright imponiendo una realidad social que corre más que cualquier ley o dispositivo tecnológico. En esa carrera en la que tanto el movimiento copyleft como el entramado que pretende privatizar la cultura van por detrás, el primero tiene ventaja porque le está diciendo a la gente que lo que hace es lo que hay que hacer. ?se debe ser el punto de partida de cualquier política industrial seria en materia audiovisual: no hay ni va a haber un gobierno de la red en términos restrictivos.
Quienes han entendido la profunda transformación que se está dando han empezado a proponer sistemas nuevos de restricción, a través de la gestión de los canales por los que los contenidos fluyen ?libremente? (desde Youtube a las televisiones que permiten la descarga de sus programas). ?se es el siguiente debate al que se enfrenta el movimiento copyleft. De momento tiene una tarea más importante: seguir produciendo material con licencias libres.