Lo aclaró en sus escritos de juventud el teólogo Ratzinger. Cuando en el Credo se dice ?Creo en el Espíritu Santo?? y ?Creo en la Iglesia??, la expresión gramatical se presta a confusión, porque la preposicíón ?en?? no tiene el mismo sentido en ambas afirmaciones de fe.
Creer en el Espíritu de Jesús que actúa en el mundo y en la comunidad es fiarse de él, confiarse a él y entregarse a él. El Espíritu, a quien se cree, es término de la fe.
El Espíritu, que nos hace creer, es origen de la fe. La iglesia no es objeto de la fe, sino lugar de la fe: espacio y tiempo en que se despliega la fe, evolucionando su comprensión y su práctica en el seno de una ?comunidad de interpretación?? que la transmite.
Creemos en el Espíritu, siendo iglesia o comunidad reunida por el poder del Espíritu allí donde dos o tres se reúnen en su nombre.
No creemos en la iglesia del mismo modo que creemos en el Espíritu, aunque la preposición ?en?? (en el latín del Credo ?in??) nos confunda. (En latín también es ambiguo el uso de ?in Spiritum??, ?in Ecclesiam??). Creemos en el Espíritu, estando en el lugar de la comunidad, en el espacio eclesial, siendo iglesia.
?Creer en la Iglesia?? no es un artículo más de fe a la misma altura que creer en el Espíritu. Tampoco debe entenderse como ?creer todo lo que se diga en la iglesia?? o ?creer a ciegas como nos diga un magisterio eclesiástico exagerado?? o ?creer literalmente sin dejar lugar a la interpretación de la fe y la evolución de loa expresión de los dogmas??. Para evitar confusiones habría que decir en castellano; ?Siendo iglesia y estando en el seno de la iglesia, creemos en el Espíritu desde la iglesia??. Por eso es posible sentirse iglesia cuando hay que disentir ?en?? la iglesia (no ?de?? la iglesia). (Lo veremos en próximos posts dedicados a aclarar confusiones sobre el magisterio eclesiástico y la hermenéutica).
Nuestra actitud de fe se despliega alimentada, sostenida y multiplicada por los nudos de la red eclesial, las redes cristianas de creyentes que se animan mutuamente en su fe, las redes por la que circula el Espíritu animador y y vivificador de Jesús.
(Publicado en RD el 27 de nov. del 07)