El libro, publicado por el Instituto Worldwatch de Washington y traducido a más de 20 lenguas gracias a su red de socios internacionales, de la que en España forman parte CIP-Ecosocial e Icaria, ofrece una gran variedad de innovaciones agrícolas eficaces y revela logros importantes para evitar la pérdida de alimentos, desarrollar la capacidad de adaptación frente al cambio climático y fortalecer la agricultura urbana. Una hoja de ruta, en pocas palabras, para lograr mayores inversiones agrícolas y formas más eficientes de aliviar el hambre y la pobreza en el mundo.
Partiendo del conocimiento de expertos agrícolas, así como de centenares de innovaciones que ya están en marcha, el informe describe 15 fórmulas sostenibles ambientalmente -desde ecoagricultura, al potencial nutrititivo de las verduras, el aprovechamiento del agua, la biodiversidad local de los alimentos, la fertilidad del suelo o la adaptación de los cultivos al cambio climático y la gestión de las pérdidas de las cosechas- que han demostrado sus buenos resultados.
El objetivo es ofrecer estas soluciones a gobiernos, organizaciones civiles y agrarias, y a los propios ciudadanos en sus esfuerzos por erradicar el hambre y la pobreza.
Medio siglo después de la ?revolución verde??, media humanidad padece hambre crónica
El sistema alimentario mundial ha alcanzado una encrucijada. Casi medio siglo después de la Revolución Verde, gran parte de la humanidad sigue padeciendo hambre crónica. Desde la década de 1980, cuando la financiación destinada a la agricultura alcanzó su máximo, el porcentaje agrícola de los fondos mundiales de ayuda al desarrollo ha descendido desde más del 16% a tan solo el 4% actual. Y en el próximo año no es probable que aumenten las inversiones, dado el panorama económico mundial actual. Gran parte de la financiación comprometida todavía no ha sido recaudada, y los fondos existentes no están siendo asignados eficientemente para garantizar que lleguen a los agricultores pobres de África.
La Situación del Mundo 2011 llega en un momento, por tanto, en el que muchas iniciativas para paliar el hambre y afianzar la seguridad alimentaria mundial ?como el Programa Mundial para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (GAFSP), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) o el Programa de Desarrollo Integral de la Agricultura en África (CAADP)? pueden aprender, según los autores de este informe, de los proyectos ambientalmente sostenibles que están logrando buenos resultados.
?Alimentando el Planeta??: el mundo tiene mucho que aprender del continente africano
Durante los dos últimos años, el equipo del proyecto Alimentando el Planeta del Worldwatch ha viajado a los países del África sub-sahariana (donde es mayor el problema del hambre y la lucha de las comunidades rurales por superarlo), descubriendo una gran diversidad y riqueza de innovaciones desarrolladas por los agricultores, las organizaciones privadas de voluntariado, las universidades e incluso las empresas agroindustriales.
En su investigación han concluido que el mundo tiene mucho que aprender del continente africano, desde su papel en la prevención de un cambio climático catastrófico, hasta en cómo están alimentando a la población los agricultores urbanos, y por qué es fundamental la diversidad de los cultivos conservada por los campesinos.
Según Danielle Nierenberg, codirectora de este proyecto, ?la comunidad internacional ha desatendido segmentos enteros del sistema alimentario en su esfuerzo por reducir el hambre y la pobreza. Las soluciones no pasan necesariamente por producir más alimentos, sino por mejorar la comida de los niños en las escuelas, el modo en que se procesan y comercializan los alimentos y el tipo de empresas alimentarias donde invertimos».
Se ha demostrado, por ejemplo, que servir productos cultivados localmente en los comedores escolares constituye una estrategia eficaz para reducir el hambre y la pobreza en muchos países africanos, con grandes similitudes con los programas ?del agricultor al comedor?? que están teniendo resultados muy positivos en EEUU y en Europa. Además, ?alrededor del 40% de los alimentos producidos actualmente en el mundo se pierden sin llegar a consumirse, lo que supone grandes oportunidades para que los productores y las familias ahorren dinero y recursos reduciendo estas pérdidas??, según afirma Brian Halweil, co-director del proyecto.
Algunos ejemplos imaginativos y elocuentes para reducir el hambre y la pobreza
La Situación del Mundo 2011 se basa en cientos de casos prácticos y ejemplos, recogidos en primera persona, que ofrecen soluciones sobre cómo reducir el hambre y la pobreza. Entre ellos, cabe citar la inicitiva, en 2007, de unas 6.000 mujeres de Gambia que crearon la Asociación de Mujeres Recolectoras de Ostras (TRY), desarrollando un plan de co-gestión sostenible de la pesquería local de ostras para evitar la sobre-explotación de este recurso, una fuente de proteínas importante y barata para la población de este país, pero que peligra con los actuales niveles de extracción.
O la de más de 1.000 mujeres agricultoras de Kibera (Nairobi), el mayor barrio de chabolas de Kenia, que cultivan huertos ?verticales?? en sacos agujereados llenos de tierra para alimentar a sus familias y a sus comunidades. Con estos sacos se podría alimentar a miles de habitantes de la ciudad, además de proporcionar una fuente de ingresos sostenible y fácil de mantener para los agricultores urbanos. Teniendo en cuenta que se prevé que más del 60% de la población africana vivirá en zonas urbanas para 2050, estos sistemas pueden resultar cruciales en el futuro para garantizar la seguridad alimentaria.
En Sudáfrica y en Kenia los pastores nómadas están conservando razas autóctonas de ganado adaptadas al calor y la sequía propias de estas regiones, unas características que resultarán cruciales a medida que se haga más extremo el clima del continente africano. África tiene la mayor extensión de pastos permanentes con el mayor número de pastores del mundo, y en todo el continente dependen del ganado entre 15 y 25 millones de personas.
Por su parte, la Red de Análisis de Políticas Alimentarias, Agrícolas y de Recursos Naturales (FANRPAN, por sus siglas en inglés), está utilizando obras de teatro interactivas representadas por las comunidades para implicar a mujeres productoras, dirigentes de las comunidades y políticos para que dialoguen abiertamente sobre la igualdad de género, la seguridad alimentaria, la tenencia de tierras y el acceso a los recursos. En el África subsahariana las mujeres representan más del 75% de las personas que trabajan en la agricultura, proporcionando entre el 60 y el 80% de la mano de obra en la producción de alimentos para el consumo familiar y la venta, por lo que resulta fundamental que tengan posibilidades de expresar sus necesidades en relación con el ejercicio del gobierno local y la toma de decisiones. Este foro entretenido y cordial hace que les resulte más fácil hablar abiertamente.
Como último ejemplo, el programa ugandés de Desarrollo de Innovaciones en Cultivos Escolares (DISC, por sus siglas en inglés) está incorporando a la programación escolar el cuidado de huertos con verduras nativas, información nutricional y preparación de alimentos, enseñando a los niños a cultivar variedades locales que ayuden a combatir la escasez de alimentos y a revitalizar las tradiciones culinarias del país. Se estima que actualmente un 33% de los niños africanos padece hambre y desnutrición, y que 42 millones de niños podrían verse afectados en 2025. Los programas de comidas escolares no se limitan a alimentar a los niños, sino que les incentivan y educan para convertirse en los agricultores del futuro, un enorme avance para mejorar la seguridad alimentaria.
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