¡Abuñol quiere al cura Gabriel!
Medio centenar de vecinos de Albuñol (Granada) se manifestaron hoy para protestar ante el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, por el traslado de su párroco, Gabriel Castillo Jiménez, con el que el municipio se siente muy identificado, pero, según el alcalde, no imparte la religión de forma tradicional.
Según el alcalde de Albuñol, la marcha del joven Gabriel Castillo tiene su origen en unas rencillas con unas monjas de la localidad, cuya madre superiora ‘tiene una forma muy tradicional de interpretar la religión y estaba en desacuerdo con los métodos de Gabriel’.
Portando pancartas en las que se leían frases como ‘Es injusto que trasladen al párroco Gabriel’ o ‘Albuñol quiere a Gabriel’, los vecinos protestaban ante la catedral por el traslado de su párroco, que, tras dos años destinado en el pueblo, se ha implicado mucho con sus problemas, especialmente con los de los jóvenes e inmigrantes.
La manifestación estaba encabezada por el alcalde de Albuñol, José Sánchez Rivas, quien explicó a Efe que ha pedido al arzobispo que reciba ‘urgentemente’ a la comisión vecinal creada a raíz del anuncio del traslado de su párroco y añadió que esta concentración es continuación de las que han venido desarrollándose en el municipio desde hace unos diez días.
Según el alcalde, el traslado del párroco de Albuñol no estaba prevista hasta el 4 de septiembre, ‘pero a raíz de las movilizaciones, lo han trasladado urgentemente’, lo que consideró ‘una cacicada del obispo, que se creía que trasladándolo, iban a cesar las manifestaciones’, pero, al contrario, ‘ha hecho que el pueblo esté incluso más indignado’.
Para Sánchez, el traslado de Castillo se debe a que ‘es un cura que se ha salido un poco de la forma tradicional de impartir la religión’ y en este sentido criticó que ‘luego -los responsables eclesiásticos- se quejen de que no hay curas jóvenes, cómo va a haberlos’.
El alcalde pidió al arzobispo que ‘por lo menos le deje -a Gabriel Castillo- terminar el trabajo que ha iniciado con los niños, al menos otros cuatro o cinco años más’.
Entre los manifestantes se encontraban varios senegaleses, que formaban parte de una expedición de unos 40 inmigrantes indocumentados interceptados en una patera frente a la costa granadina a quienes el joven cura albergó en la casa parroquial hasta que el Ayuntamiento habilitó unas instalaciones para acogerlos.