John es un joven de 19 años, oriundo de Kenya. Había solicitado asilo para quedarse en Francia. Su solicitud fue rechazada. Presentó un recurso. La Corte Nacional del derecho de asilo rechazó su recurso. Cuando John se enteró de la noticia, su vida dio un vuelco. Entendió que ya no tenía futuro y se ahorcó en su habitación.
Encontraron una carta a su lado explicando su gesto desesperado: más vale morir en Francia antes que volver a Kenya donde la muerte lo esperaba. Se apagó una estrella.
Nos congregamos unas cincuenta personas, en las afueras, delante del edificio donde se produjo el drama.
La foto de John está colgada en el portal con un bonito ramo de flores. Con emoción, tomamos la palabra uno tras otro.
John era un atleta de alto nivel, socio de un club de atletismo. Sus compañeros del club redactaron un comunicado que me parece muy digno:
« ¿Qué hemos hecho, o no hemos hecho, para que un joven de 19 años, con toda la fuerza y la ilusión de su edad, sonriente, discreto, con razones para vivir, con quien corríamos varias veces a la semana, se haya visto abocado a cometer un acto semejante?
Queremos interpelar a los representantes y los garantes de nuestras instituciones. No queremos que olviden a John, nuestro amigo. No queremos que se haya muerto para nada. »
200 personas se dieron cita delante de la Corte Nacional del derecho de asilo. Una delegación fue recibida por su presidente. Fue un encuentro decepcionante.