Enviado a la página web de Redes Cristianas
Cuántos dolores de cabeza me dais. ¿No queríais acabar con la contaminación? Pues ved cuan sencillo resulta. Os he inoculado un simple virus y hete ahí el milagro. Pero ahora os veo asustados y contritos como si el mundo llegara a su fin. Deberíais haber aprendido de otros episodios históricos, pero, qué pronto se os olvida. Vuestra estupidez y engreimiento enseguida hacen que volváis a sentiros semidioses ajenos a toda contingencia natural. Pero debéis tener presente que sois mortales y que yo juego con vosotros como el gato con el ovillo.
Pero, perdonad esta introducción admonitoria sin haberme presentado. Soy la Naturaleza, el principio creador y organizador de todo lo que existe. Esa que, inexplicablemente, ignoráis y maltratáis a pesar de ser la base y sustento de vuestras vidas. Yo soy ese ente cósmico ajeno al origen fin y finalidad, pero dotado de leyes inexorables. Leyes que, vosotros los humanos, a veces juzgáis como injustas, crueles o incomprensibles; pero sabed que yo no entiendo de sentimientos ni principios éticos. Mi único objetivo es que la vida prospere y, para ello, manejo la vida y la muerte a mi antojo. Entended que los virus hacen su trabajo y que la peste más peligrosa sois vosotros, los humanos.
/ Antoñán del Valle (León)