Enviado a la página web de Redes Cristianas
El mundo es un estruendo, una fanfarria. Nuestras vidas están ahítas de ruido. Ruido de palabras grandilocuentes, de charlatanería de feria, de promesas imposibles. Ruido bélico, ambiental, político, económico, mediático, tertuliano??Ruido, siempre ruido infructuoso y hostil que estorba a la serenidad y a la reflexión. Demasiado ruido para conservar la salud y la cordura.
El ruido enmudece las palabras. Y sin palabras, ¿cómo comunicarse?, ¿cómo entenderse? El ruido nos confunde, nos enreda, nos hace torpes e irritables. El ruido está convirtiendo el mundo en una Babel insufrible. El ruido solo sirve para no escuchar a los que lloran, a los que claman, a los que imploran.
Sueño con un mundo de calma y hablar quedo; de rumores marinos y murmullos del viento; de susurros de arroyos, de quietud y silencio.
. Valladolid