En estos días resulta pertinente recomendar la lectura del libro del sociólogo polaco , Zygmunt Bauman, “Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias”. La continua llegada de inmigrantes africanos a borde de cayucos y las reacciones de los políticos ante su posterior reparto exteriorizan de forma inigualable la tesis central de este libro. En opinión del profesor Barman, el desarrollo de la modernidad genera de forma inevitable toneladas de residuos, no sólo materiales, sino también humanos.
Estos residuos humanos son los pobres, los habitantes de los guetos, los desempleados, los inmigrantes, etc.; personas que no cumplen función económica alguna para el sistema. Y aunque la economía de mercado siempre ha generado residuos, el problema ahora es que no existen lugares donde reciclar estos residuos humanos; de hecho, los países que antes reciclaron residuos en la época colonial se han convertido en nuevos productores de residuos: contaminación, refugiados, emigrantes, etc; en definitiva, los “desagües” de la modernidad se han atascado.
Cuando las cañerías se atascan el agua fluye al exterior y se desborda, algo por otra parte previsible dado que tres cuartas partes del planeta nos contempla a unos pocos encerrados en nuestra fortaleza de cristal. Así pues, en la situación actual no sabemos qué hacer con los residuos que generamos, (más de medio millón de irregulares) y encima tenemos que distribuir los residuos que vienen desde el mar.
Y en este trabajo de distribuir africanos por la geografía española comienza a aflorar el conocido síndrome MIMBY (acrónimo de la expresión inglesa not in my backyard, no en mi patio trasero). Lo mismo que con los residuos peligrosos, primero se miran los lugares donde existan celdas de almacenamiento, (centros de acogida de inmigrantes) y luego, si es necesario, se implantan vertederos controlados.
En otra obra anterior este mismo autor nos recuerda que lo más sorprendente del Holocausto fue su racionalidad, su eficacia en la exterminación de judíos. Pues bien, si aplicásemos criterios de eficacia a este problema de residuos con el que nos encontramos hoy en día, no hay que olvidar que tradicionalmente los fondos marinos han sido el lugar de vertido de residuos de todo tipo; aunque sabido es que la mayor parte de estos residuos humanos vienen a través de los aeropuertos. Derribar aviones no es un sistema “limpio” de eliminación de residuos, pero hundir cayucos va a ser el inevitable final que la modernidad depara a estas personas, (perdón, quiero decir, residuos).
MIKEL MAZKIARAN
SOS RACISMO – GIPUZKOAko SOS ARRAZAKERIA