LA GOTA DE LECHE es una institución, muy popular en la primera mitad del siglo XX, que presta su nombre al título de una novela de Santiago Martín Guerrero, que la Editorial Zumaya publicó en diciembre pasado. La obra es un homenaje dedicado a los curas obreros de los años sesenta del pasado siglo, que escribieron, tal vez, la página más utópica y generosa de la Transición española. Es la historia novelada de un grupo de sacerdotes, llamados entonces progresistas, o rojos, agrupados en torno a un imaginario obispo, igualmente rojo.
Las vicisitudes, los conflictos interiores, las dudas de fe, los fracasos y las decepciones de estos personajes, así como las tensiones eróticas y sentimentales de estos hombres excepcionales, constituyen el núcleo fundamental de esta segunda novela de su autor.
La narración estructura su trama argumental en dos planos temporales: uno está formado por los acontecimientos que vive Esteban ?un cura albañil que decide replantearse su futuro- a lo largo de un año durante el cual reside en La Gota de Leche de Melilla; el otro, y más importante, está constituido por los recuerdos del pasado. Recuerdos del propio Esteban, formados por la lucha personal, laboral, sindical y política propia, y de este grupo humano que se va deshaciendo, batido por el oleaje de la vida.
La ciudad de Melilla, su topografía, su ambiente, su historia y su particular fisonomía social, sirve de telón de fondo a los recuerdos ?reales o imaginados- que se narran en este relato, La novela, realista en su concepción, se sigue con gran interés, hasta el punto de absorber al lector que se resiste a abandonar su lectura, aunque sea temporalmente.
Comienza en un tono irónico y liviano para ir ensombreciéndose a lo largo de la narración y terminar dejando un cierto regusto amargo y pesimista. Normal, ya que la obra no deja de ser la crónica de un fracaso. O como ha escrito un eminente historiador para referirse a la Unión Soviética, ?no era el fin de una ilusión, sino la constatación de un fracaso, del abismo surgido entre la utopía y la realidad??.