Rejuvenecer en profundidad la Iglesia -- José Sánchez Luque

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Somos Iglesia Andalucía

Con el lema ?Espiritualidad cristiana en el mundo actual. Seguir a Jesús hoy?? se han reunido en la bella localidad de El Morche las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía para celebrar su 17º encuentro bianual. Varios centenares de personas, provenientes de nuestra región y de otros puntos del Estado, han reflexionado sobre el camino interior o la nueva espiritualidad que es preciso descubrir y potenciar en las nuevas sociedades industriales del Occidente desarrollado.

El encuentro ha girado en torno a la ponencia del profesor Mariano Corbí, director del Centro de Estudio de las tradiciones religiosas de Barcelona, y que ha investigado largamente las consecuencias ideológicas y religiosas de las trasformaciones generadas por la sociedad industrial y post industrial. Les resumo lo más destacado de la ponencia:

Las tradiciones religiosas que hemos recibido están escritas, usando un símil informático, en el programa propio de las sociedades preindustriales, estáticas, agrarias/autoritarias, patriarcales y regionales. Nos resulta muy difícil, si no imposible, leerlas desde el programa propio de las sociedades científico/tecnológicas, dinámicas, no patriarcales y globales. Las culturas preindustriales, donde vivieron los grandes maestros, profetas o fundadores de las religiones mundiales, tenían unos paradigmas o formas de pensar, sentir y vivir que modelaban las formas de organizar, pensar y vivir la religión. Las nuevas culturas industriales, de innovación continua y globalizada, tienen otro paradigma o forma de pensar, sentir, organizarse y vivir, que resulta incompatible con los viejos modelos en que venía vertida la religión. Estos nuevos modelos posmodernos requieren una nueva versión de las venerables tradiciones religiosas. Las intuiciones profundas de los grandes maestros y místicos conservan todo su valor, pero la forma en que se plasmaron está superada. Hay que buscar nuevas formas de interpretar y vivir la esencia de lo religioso, si queremos sobrevivir a los nuevos cambios.

Pero no es tarea fácil, pues en las milenarias sociedades preindustriales, después de grandes tanteos y de grandes fracasos, se consigue construir un modo de vida que funciona. Y esa forma de vivir se fija y se bloquea para todo posible cambio. De tal manera que en estas sociedades el modo de vida alternativo se considera como malo, erróneo, diabólico y pecado. Y algo muy parecido ocurre con las grandes religiones: sus programas se hacen impermeables al cambio. La misma divinidad prohíbe la evolución. Un sencillo ejemplo: el concilio Vaticano II propuso un cambio radical en muchos aspectos de la teología y la praxis cristiana. Pero ha sido silenciado, y hoy, en la mentalidad de muchos creyentes e incluso de no pocos jerarcas, se dice que está superado, que es preciso combatirlo, y volver al pasado, a la sana doctrina, al estéril inmovilismo. En conclusión: o trasformamos radicalmente la manera de entender y vivir la religión en las nuevas sociedades, o la condenamos a morir con nosotros. Hemos pedido a los jóvenes y estamos a punto de peder también a los niños, incluso con los nuevos catecismos.

El comunicado final del encuentro de las CCP afirma que ?como creyentes nos sentimos unidos a todos los movimientos que se esfuerzan por crear alternativas capaces de generar un nuevo orden mundial sin exclusión social y en armonía con la naturaleza. Y deseamos que la institución eclesiástica se deje rejuvenecer por estos nuevos valores de los que ella debería sentirse necesitada???? En resumen: hay fidelidades que son infidelidades y al revés, hay infidelidades aparentes que son auténticas fidelidades.