RDC: Para una lectura de la situación actual

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Umoya

La operación conjunta congoleño-ruandesa, UMOJA WETU (nuestra unión en swahili), que según las versiones oficiales ha sido un éxito, ha sido aplaudida por la llamada comunidad internacional como un logro definitivo de la pacificación del este de la RDC. Ha causado, sin embargo, graves tensiones políticas en el interior del país, uno de cuyos resultados ha sido el descabezamiento de la Mesa de la Asamblea Nacional.

Vital Kamerhe, diputado elegido por la circunscripción de la ciudad de Bukavu y Presidente dimisionario de la Asamblea Nacional, tenía la ventaja de dominar a fondo el dossier de la problemática de los conflictos del este, región de la que es originario. Supo poner sobre la mesa las causas reales de estos conflictos. Como Presidente de la Cámara Baja del Parlamento, fue uno de los que no cesó de afirmar, con pruebas en la mano, la implicación de Ruanda en los conflictos.

Pero, pasa el tiempo y las alianzas cambian. Hoy, desdichadamente, sus compañeros, y probablemente sus más cercanos, ya no le apoyan por haber cometido, según la expresión ya acuñada, ?una falta grave?? (expresar su opinión contraria a la operación UMOJA WETU y reivindicar el papel del legislativo como controlador del ejecutivo). Sin embargo, qué más normal para Ruanda, pieza central de la política de la RDC, que desembarazar al poder de Kinshasa de una personalidad vecina de Ruanda que sabe demasiado, para asentar su poder en el este con la complicidad de las autoridades de Kinshasa. Nadie se engaña y todos saben que para Ruanda es preferible hablar con las autoridades congoleñas sin elementos que estorban como lo es Vital Kamerhe, hijo del Kivu.

Acuerdo firmado entre el Gobierno y el CNDP

Firmar un acuerdo es una cosa y preservar su contenido es bien distinto. Un documento fachado el 2 de diciembre de 2008 preconizaba la división territorial de la provincia del Kivu Norte para crear una nueva provincia sobre ?bases sociológicas?? como ?una de las vías de solución de la situación que prevalece en el Kivu??. En definitiva, según esta propuesta se trataría de crear dos provincias: el Gran Norte, que agruparía Beni y Butembo, y el Gran Sur que integraría las zonas de Masisi, Rutshuru y Walikale. En el primer caso, los habitantes serían los nande y en el segundo los hunde, hutu y tutsi.

Según los autores de esta propuesta, la obsesión de dominio de las etnias distintas a las minorías hutu-tutsi estaría a la base de los conflictos étnicos y sobre la posesión de la tierra. Para poner fin a esta rivalidad, la solución pasaría por la toma en consideración de este aspecto sociológico que habría sido desatendido durante la II República. Pero, otros análisis opinan que se trata de una trampa, debido a los intereses económicos de los territorios de Masisi, Rutshuru y Walikale que encierran muchos recursos mineros. Y, siempre sobre esta pretendida base sociológica, se podría efectuar un acercamiento con los países vecinos, con el peligro de que esta parte se escape del control del poder central y provincial de la actual provincia del Kivu-Norte.

Todo ello nos hace pensar en el ?Plan Sur Sudán?? de Museveni, que debería concluir con la autonomía de las provincias del Kivu y de la Provincia Oriental. ?se es el peligro que se dibuja en el horizonte. Es como decir que todavía no ha acabado la operación y no hemos salido del embrollo. ¿Cómo se puede propugnar la reconciliación nacional y apoyarse en ?consideraciones sociológicas??, por no decir étnicas, para reclamar el reforzamiento de la reconciliación nacional? Hoy, los congoleños deben antes reencontrarse y reconciliarse entorno a una misma identidad: congoleña.

Y no entorno a una etnia antes que reclamarse congoleños. Sería querer una cosa y la contraria al mismo tiempo. La convivencia tan buscada no puede obtenerse más que en la compenetración y no en la segregación. En un país que cuanta con las de 450 etnias, privilegiar este tipo de división es correr hacia un suicidio colectivo.

La operación militar conjunta ruando-congoleña Algunos habitantes del Kivi afirman que Kagame habría negociado para que este grupo se instale en RDC ofreciendo como contrapartida financiación, ganado y protección gracias a los famosos oficiales de información ruandeses. Por otra parte, el último informe de los expertos de la ONU sobre la RDC, de diciembre de 2008, establece que más de 180.000 cabezas de ganado habrían sido trasportadas de Ruanda hacia la RDC.

Cita entre los responsables de esta operación a un tal Rujugiro, un personaje conocido entre los millonarios ruandeses, acusado además de financiar el CNDP. La ceremonia de retirada de las tropas ruandesas de la RDC que tuvo lugar en Goma el 25 de febrero no habría sido más que una formalidad mediática, para engañar la vigilancia y para consumo exterior. Las últimas informaciones recibidas desde Kivu Norte hablan de un número anormalmente importante de elementos armados del CNDP. Otros que habrían sido identificados a causa de su vestimenta de color rosa como prisioneros hutu, estarían acantonados en inmensas tiendas de campaña en diversos lugares.

Lo que plantea un problema de organización y seguridad. Ya que algunos elementos del CNDP esperan ser incorporados en el seno del ejército congoleño: el problema es que un buen número de ellos sólo habla kinyarwanda e inglés. En el plano logístico, como nada ha sido previsto para acogerlos, se habla ya de extorsiones y asesinatos nocturnos en la ciudad de Goma así como en poblaciones de la periferia. Peor todavía, como si no bastaran estas fechorías y las masacres cometidas, piden que ser destinados sólo en el Kivu y sus jefes solicitan una amnistía general de sus crímenes de guerra.

La otra injusticia que hay que denunciar es el hecho de que todos los civiles miembros del CNDP desearían ser integrados en los servicios administrativos de la provincia. Algunas fuentes relatan que algunos servicios ya estarían infiltrados, concretamente la ANR (Agencia Nacional de Información), así como la DGM (Dirección General de Migraciones) y las aduanas. El asunto es que no se sabe si todas esas gentes son verdaderos congoleños. Nadie conocía ni su identidad ni su lugar de residencia. Sucede lo mismo con relación a los miembros de la operación militar, ya que hasta hoy nadie es capaz de decir cuántos eran cuando entraron en el Congo ni cuántos son realmente los que se han retirado.

Reflexiones tras el fin oficial de la guerra

Con el fin oficial de la guerra del Kivi y dadas las dudas sobre la retirada real del ejército ruandés de la RDCongo, es hora de impulsar hoy una reflexión radical sobre cuanto ha sucedido:
La primera constatación es ésta: Es Ruanda el que más provecho ha sacado de la guerra, no solamente desde el punto de vista militar por el hecho de que su ejército se ha convertido en clave para la paz en el Congo y en la región de los Grandes Lagos, sino en el sentido más profundo, en cuanto que sus objetivos estratégicos se han cumplido tal y como estaban concebidos desde el derrocamiento del régimen de Mobutu.

Lo que el nuevo poder ruandés deseaba en su visión de la región de los Grandes Lagos era tener en el Congo un poder que le debiera todo, que se inscribiera en la lógica de la defensa de sus interese vitales y que fuera permanentemente débil políticamente e impotente geoestratégicamente, a pesar de la extensión del territorio y de la inmensidad de sus riquezas. Este objetivo ha sido alcanzado más allá de todas las expectativas. A Ruanda se le atribuye por las grandes potencias mundiales un nuevo estatus de potencia regional, lo cual le abre nuevas perspectivas.

Lo que hasta ahora era considerado como pillaje y prelación de recursos naturales del Congo por parte de Ruanda, se convierte más bien en una lógica nueva de cooperación regional centrada en Ruanda, aceptada por el poder congoleños, apoyada por la comunidad internacional y desarrollada bajo la forma de sociedades, empresas, trustes y conglomerados mixtos, a pesar de las virulentas protestas de los congoleños.

La segunda constatación es la visión que cierta comunidad internacional tiene del Congo. Un Congo de una u otra manera tutelado, pacificado y disciplinado, en provecho de los medios de negocios y de la explotación del suelo y subsuelo congoleños. Ahora, momento en el que ninguna rebelión gruñe en las entrañas del país y que el territorio, gracias a Ruanda, está en seguridad, los negocios podrán ser realizados con tranquilidad, en un sistema en el que sólo se enfrentarán los intereses entre los innumerables buitres extranjeros, siguiendo las líneas de un reparto económico apacible del territorio congoleño; un sistema en el que sólo resonarán las luchas y confrontaciones financieras entre los conglomerados mundiales, bajo el cayado de las Instituciones financieras internacionales.

Se puede afirmar que hoy que la situación de la RDC es la de sumisión a un nuevo orden de depredación que se impone y que los congoleños sufrirán, les guste o no. En este nuevo pacto entre las fuerzas mundiales para repartirse las riquezas, el Congo sin duda no será desmantelado geográficamente; lo será más bien económicamente y políticamente por medio de zonas de influencia, cuyo funcionamiento no dependerá de la voluntad de los congoleños.

La tercera constatación es el debilitamiento de la RDC. La crisis actual está conduciendo al poder establecido hacia el endurecimiento y represión contra la oposición política radical que representaría el UDPS, contra la oposición constitucional representada por el MLC, contra la oposición intelectual, cuyas críticas resbalarán sobre la piel del poder como el agua en las alas de los patos, contra la sociedad civil que gritará en el desierto, en un país en el que el poder tiene capacidad para amordazar a las asociaciones de defensa de los derechos humanos y a los activistas de las comunidades religiosas, cuyos discurso lo incomodan; y, por fin, contra el pueblo congoleño en su totalidad, que, en adelante, soportará una política decidida fuera.

En esta situación, la RDCongo se hundirá en una democracia de fachada, en una dictadura sin adversarios y en un orden político despótico. Como dice el filósofo y teólogo congoleño Kâ Mana, ?es hora de que nosotros los congoleños transformemos en energía creativas los valores que siempre han sido y siguen siendo los nuestros. Se trata de los valores de la dignidad humana, de libertad fundamental, de democracia local, de prosperidad compartida, de armonía social y de opción por una felicidad compartida. (??)La explotación económica y la opresión política que padeceremos a partir del fin de la guerra del Kivi, no podrán eternizarse, si la oposición radical, la constitucional, la de los intelectuales y la oposición popular logran estructurarse entorno a estos valores??.

uente Actualité. Traducido del francés por R.A.