RATZINGER INTERVIENE EN EL DEBATE LEGAL SOBRE EL ABORTO EN M?XICO. Leopoldo Cervantes-Ortiz

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RatzingerFinalmente sucedió: el Papa Benedicto XVI envió una carta al Episcopado mexicano para intervenir en el agrio debate sobre la discusión del agregado a la ley sobre el aborto en el Distrito Federal. No bastó con la presencia, hace algunas semanas, del cardenal Alfonso López Trujillo, viejo enemigo de la teología latinoamericana de liberación, y ahora funcionario del Vaticano, ni con las amenazas de excomunión lanzadas por los obispos mexicanos en contra de los diputados locales que la aprueben. Ratzinger no ha tomado en cuenta las dimensiones diplomáticas del asunto, pues ha violado las leyes mexicanas al no recordar que, en su carácter de Jefe de Estado, está impedido para intervenir de esta manera en los asuntos internos de otro Estado.

Por otro lado, resulta lamentable el entreguismo de la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior) ante estas violaciones a la Constitución Política, dada la filiación religiosa del titular, Francisco Ramírez, ex gobernador de Jalisco, una de las entidades más católicas del país.

Parece que Ratzinger no recuerda (o ninguno de sus consejeros lo ha hecho) los amargos episodios que constituyen la historia de las relaciones entre México y el Vaticano, marcadas por las luchas entre liberales y conservadores a mediados del siglo XIX, fruto de las cuales surgió la definición de este país como un Estado laico, esto es, no sometido a ningún tipo de decisión determinada por cuestiones religiosas para ningún asunto. Uno se pregunta si Ratzinger se arriesgaría de esta manera si se tratase de algún país europeo o del primer mundo, pues cuesta trabajo creer que su actitud intervensionista obedezca a un verdadero interés por el sufrimiento humano, sobre todo después de que, en años pasados, el Papa Wojtyla felicitó a las mujeres que, habiendo sido violadas, tuvieron a los hijos consecuencia de las mismas, mostrando con ello una enorme insensibilidad, especialmente por las circunstancias de pobreza que las rodean en países como México.

El caso actual, restringido a una iniciativa de ley que plantea la necesidad de incluir la Ante ello, el argumento unívoco y ambiguo de la ?defensa de la vida?? pierde fuerza al momento de contrastar el escaso compromiso de muchas iglesias, pero sobre todo la católica, dada su influencia y poder tradicionales, con el cuidado que requieren los segmentos desprotegidos de la población, como lo es señaladamente el de las madres solteras y los niños(as) que sobreviven en condición de calle.

La opinión pública en México tiene muy presente lo sucedido hace algunos años en el estado norteño de Baja California, gobernado por el oficialista Partido Acción Nacional, cuando a una adolescente violada que resultó embarazada la Iglesia Católica y el gobierno local, de manera concertada, prácticamente la obligaron a tener al bebé con la promesa de que le garantizarían el sustento a ambos, cosa que con el paso del tiempo no cumplieron. Ahora, la muchacha ha aceptado dar testimonio del engaño de que fue objeto, para contrarrestar la campaña anti-abortista que ha sido apoyada por personajes tan cuestionables como Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), creador de El Chavo, famoso en toda América Latina, un niño abandonado que debe vivir en un barril, sin familia y sin ninguna esperanza a corto o mediano plazo.
Además, ha llamado poderosamente la atención el hecho de que la lucha acrítica ?contra el aborto?? ha conseguido el milagro de unir a las iglesias en torno a un objetivo común. Acerca de los evangélicos, conociendo bien sus formas de gobierno y la enorme atomización que los caracteriza, es notoria la forma en que algunos líderes aprovechan la coyuntura para hablar, una vez más, a nombre de ?todos los?? creyentes sin existir consultas, encuestas o alguna manera de acercarse, así sea superficialmente, a su opinión generalizada. Nuevamente fueron Arturo Farela y Abner López, quienes junto con otros líderes se atrevieron a presentarse como vocero de la comunidad evangélica, mediante una postura que no ha sido fruto de un consenso mínimo. Por lo demás, Edgar González Ruiz ha documentado la existencia de planteamientos divergentes a los de estos dirigentes oportunistas.

Asimismo, no sólo en la capital del país se han dado este tipo de acuerdos, pues las reacciones ante la posibilidad de que en otros estados de la República se modifique la ley para despenalizar el aborto a favor de que las mujeres, sobre todo las más jóvenes, no pongan en riesgo su integridad física, como tampoco su ?proyecto de vida??. Esta última idea es la que ha provocado las actitudes más furibundas de los grupos de derecha. En el Distrito Federal se modificó la ley hace pocos años para permitir que, ante casos de violación o posibles problemas congénitos, se interrumpa el embarazo. Ahora se desea profundizar en la defensa de que sean las mujeres quienes decidan lo que sucede en sus cuerpos sin la presión adicional que conlleva ser consideradas delincuentes por atentar contra las imposiciones tradicionales.
Uno de los argumentos válidos de los opositores a los cambios a la ley fue la posibilidad de llevar a cabo un referéndum en el que sea la población de la capital del país la que decida si está de acuerdo con ellos. Sólo que, como bien señaló el sociólogo católico Bernardo Barranco, los promotores de la idea no cuentan con la posibilidad de que su postura anti-abortista sea derrotada.

El triunfalismo tradicionalista y la intolerancia que los aqueja no les permite ver que vastos sectores de la población, aun cuando sigan siendo católicos (o creyentes), así sea nominalmente, no ven con agrado los postulados ancestrales de las jerarquías religiosas en relación con la sexualidad y la planificación familiar. La imagen retardataria de las iglesias pues, no es nueva, y las instituciones se aferran al estereotipo moralizante. Es casi seguro que las modificaciones legales se aprobarán este martes 24 de abril.