El ??gancho?? informativo del citado informe no es otro que la exposición del ?grave problema?? de [ausencia de] igualdad religiosa que la única entidad representativa legal y oficial de los evangélicos españoles ante el Estado Español, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) viene denunciando desde antiguo, como se desprende, sin ir más lejos, de la entrevista con Mariano Blázquez, secretario ejecutivo, en ALC Noticias en noviembre de 2004.
En la citada entrevista, el interlocutor de los protestantes españoles ante el Estado se reafirmaba en el rol de FEREDE de aglutinar ?una interlocución evangélico-protestante única??, y no sesgada a un lado u otro, sino ?en representación tanto de las instituciones e iglesias históricas como las de nueva implantación?? como el planteamiento que ?nos está haciendo posible en España continuar peleando por un Estatuto más igualitario para todas las confesiones religiosas??. ?La desunión??, venía a advertir Blázquez, ?paraliza y sólo beneficia a los enemigos del Evangelio??.
En octubre de 2006, en que una representación de FEREDE fue invitada a Argentina a explicar el ?modelo español?? de relaciones de las Iglesias con el Estado por invitación de la Asociación Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), Mariano Blázquez tuvo ocasión de explicar el ?modelo FEREDE?? no sólo a los anfitriones, sino también al Gobierno de Argentina y al público en diversas conferencias y a través de los medios.
Así las cosas, el contenido del informe de la OCI, elaborado por los tres altos directivos de la AEE que lo firman en solitario -lo que viene a corroborar la sospecha de que no hayan recabado la opinión de otros expertos, como tampoco de las propias bases de la AEE-, lo cierto es que no sólo es perfectamente defendible, sino que incluso, de haber sido sometido a debate o al menos a consulta, probablemente hubiera sido suscrito por buena parte del liderazgo la España Evangélica reacio a la colaboración con el ?poder temporal??, léase la aceptación de subvenciones económicas de un Estado, como es el caso del Español, que mantiene una relación de escandaloso favor con la Iglesia católica, a la que cita por su nombre en la Constitución.
Porque en el fondo del citado informe asoman claramente los celos de la AEE frente a la FEREDE -institución a la que, por más inopinado que parezca, ni tan siquiera concede la cristiana cortesía de la cita a lo largo de todo el documento-, expresados de manera un tanto sibilina, por no decir maquiavélica, a modo de una ?recomendación?? a la Fundación Pluralismo y Convivencia -la entidad del Ministerio de Justicia que canaliza las ayudas económicas [migajas: tres millones de euros anuales] a las confesiones minoritarias en España-, a la que la AEE alerta del ??peligro potencial?? que supone el ?crear entidades económicamente poderosas y una jerarquía artificial que no responda a los intereses de los grupos de base de las diferentes confesiones y al fin que realmente se pretende: normalizar el hecho religioso y la presencia social real en normalidad de las diversas creencias??.
Obviamente, la AEE pone a la FEREDE en el punto de mira, a sabiendas del terreno baldío de la Federación en el campo de la Comunicación, una Consejería que inopinadamente mantiene vacante desde hace años y sin explicar por qué. Otra cosa bien distinta sería si la propia AEE fuese requerida a hacer público el desglose de las ayudas que recibe del Estado?? a través de la FEREDE.
Con todo, no es el fondo, sino las formas lo que pone una vez más en entredicho esta nueva vuelta de tuerca de la AEE en su pertinaz carrera por suplantar a la FEREDE como ?la?? entidad representativa de los protestantes españoles ante la Administración del Estado y a los Consejos Evangélicos Autonómicos ante las Administraciones regionales, provinciales y municipales del Estado Español. Así, la presentación del informe a la prensa secular, con manifiesta exclusión de los medios evangélicos -con la inelegante excepción del que controla la AEE, ProtestanteDigital- fue realizada como ?la?? opinión de ?los?? evangélicos.
La realidad de los hechos es que ni la FEREDE, ni el Consejo Evangélico de Madrid (CEM), como tampoco la Iglesia Evangélica Española (IEE) o la Unión Bautista (UEBE) han sido consultadas previamente, ni invitadas a la presentación. La cúpula del OCI-AEE está formada por el presidente Pablo Martínez, el secretario general Jaume Llenas, el vicepresidente Xosé Manuel Suárez y el portavoz Pedro Tarquis, quien se hace presentar por el diario ?El País?? con el equívoco título de ?responsable de las relaciones con el gobierno?? -función que obviamente corresponde institucional y legalmente en el campo protestante a la FEREDE-.
Con todo, hablar de un germen de escisión en el seno del Protestantismo hispano parece exagerado. Por una parte, la situación en las propias filas de la Alianza Evangélica distaría de ser similar a aquella de que ?los pajaritos cantan, las nubes se levantan??, a la vista del malestar ante la creciente acumulación de poder no compartido por parte de los miembros de la cúpula directiva. Las bases de la AEE tocan poco o ningún poder; de hecho, hay alguna ?comisión de trabajo?? a cuyo frente sólo se acierta a identificar a una sola persona.
Si acaso, no estaría del todo fuera de lugar hablar de un claro riesgo de intento de crear una ??bicefalia?? que más de un líder evangélico reconoce en privado como la meta a medio plazo marcada por la AEE en su estrategia de suplantar a las instituciones corporativas plurales legales que son la FEREDE y los Consejos Evangélicos. He ahí la ?pregunta del millón??. Como quiera que la ?tica Protestante en periodismo hay que practicarla, un servidor planteó, entre otras, esa pregunta al secretario general de la AEE.
Le comuniqué que comprendería perfectamente que no me contestase en el plazo razonable para tomar en consideración su respuesta antes de dar a su publicación este artículo. Tampoco FEREDE se ha pronunciado todavía, ni el Consejo Evangélico de Madrid, territorio en el que se llevó a cabo la exitosa presentación a los mass media [sic] de la que los dirigentes de la AEE se muestran tan ?encantados de conocerse??. El comentario que circula entre el liderazgo más sensible es el de que ?nos estamos pasando todos de prudentes y ?cuidadosísticos? en exceso, mientras la Alianza sigue avanzando y conquistando posiciones en tierra de nadie??.
Un fondo perfectamente defendible, impecablemente razonado, discutible en unos puntos e incluso asumible en otros?? arruinado por las formas. Obviamente, entre el ya ancestral silencio de la FEREDE, y el silencio ¿prepotente?, ¿acaso -Dios lo quiera- reflexivo?, ¿quizá -eso ya sería milagro- catártico? de la AEE, he ahí la radiografía institucional de la España Protestante, aquí y ahora. O sea, que no habrá más remedio que seguir informando sobre el laberinto español.
Porque a todo esto, dentro de diez meses escasos, diciembre de 2007, se celebra el VIII Congreso Evangélico Español en Barcelona, sobre el papel coordinado por FEREDE con un Comité Organizador negociado en los despachos eclesiásticos de espaldas al pueblo en el que, paradoja de paradojas?? ¿a que no se imaginan ustedes el nombre de la institución con la mayor presenciAEE